FARSA TURQUESANA

Hernando López de Yanguas


El texto presentado aquí fue preparado por Julio F. Hernando y está basado en la única fuente. A diferencia de nuestra práctica normal en esta colección, no hemos modernizado estos textos del siglo XVI. El texto presentado fue preparado por Vern Williamsen en esta forma electrónica (HTML) en el año 2001. 

 


Farsa dicha Turquesana contra el Turco muy galana
Obra nuevamente compuesta por Hernán López de Yanguas, llamada Turquesana, sobre la carta que escrivió el sobervio Turco a nuestro muy sancto padre Clemente séptimo.
Obra nuevamente compuesta por Hernán López de Yanguas, llamada Turquesana, sobre la carta que escrivió el sobervio Turco a nuestro muy sancto padre Clemente VII, muy bien ordenada e muy aplazible para representar, la qual se divide en cinco passos o actos. El primero se introduze el TURCO e su correo, llamado MAHOMETO. En el II el mismo MAMOHETO e dos pastores llamados PELAYO e SILVANO. En el III el mismo MAHOMETO y el Papa, llamado CLEMENTE e su alferez, dicho ESFUERÇO, y otro correo del Papa, cuyo nombre es DILIGENTE. En el IIII CLEMENTE e CARLO, que es el Emperador, y ESFUERÇO y DILIGENTE. En el V e último, los dos correos y el Emperador y el Papa e su alférez.
La materia desta obra es burlar de la sobervia del Turco e alabar a la discreción del Papa e sublimar nuestra fe y ensalçar el ánimo del Emperador nuestro señor. Van assimismo tres cartas, la que escrivió el Turco al Papa e la respuesta, con otra que el Sancto Padre embió al Emperador. Dirigida al muy magnífico señor don Diego de la Cueva, comendador de Castilnovo.
El TURCO entrará muy sobervio, vestido a la morisca con el braço derecho desnudo, salvo que tenga manga de camisa, e su espada ceñida, la carta en la mano, hablando a solas; su correo ha de ser negro; los pastores como pastores; el Papa como papa; el Emperador como emperador; el alférez a la salida quando salga ha de salir delante con su vandera, según la obra lo dará bien a entender. Y porque nada no se dude ni se yerre, los nombres se entenderán como yo declaro: por T., el Turco; por C., Clemente; por M., MAHOMETO; por D., DILIGENTE; por P., PELAYO; por E., ESFUERÇO; por S., SILVANO; por K., CARLO.
 
Introyto y argumento, que dize un pastor, qualquier de los dos
Los que estáys en el allarde, Dios os guarde, porque me passo de largo, ya me olvidava el cargo que me dieron la otra tarde: aquí verná cierta gente, -Diligente, no digáys que n[o] os lo digo-; embían a dezir comigo que calléys primeramente, porque son grandes señores, y aun pastores, y también avrá correos; tienen muy huertes desseos de mostrar bien sus primores; de su parte os digo e ruego, a sangre y fuego, que los oyáys e calléys, y que a mí me perdonéys, porque me salgo del juego.

ACTO PRIMERO


Interlocutores: el TURCO e MAHOMETO. El TURCO a solas
[TURCO:] Mis grandes fuerças e mañas, a todo el mundo notorias, mis sublimadas hazañas, mis infinitas victorias, quieren ya quel santo nombre de Alá y del propheta Mahoma suene acá y acullá, sin que más se nombre Roma. Ya la puerta de claro en claro está abierta para mis victorias todas: ¿qué victoria será incierta, pues salí con la de Rodas? Y, pues siento darme Alá del cielo aliento e la fortuna me sobra, quiero a Roma dar un tiento, ponello luego por obra. Son bastantes mis fieros passabolantes, mis lombardas e trabucos dromedarios y elefantes, con gente de mamelucos para entrar, batir y desportillar todo el cielo por combate, quanto más a subjectar diez mil mundos a remate. Bien sería pues ya soy puesto en Ungría y en tierra de venecianos decepar esta heregía en que biven los christianos. E sabrán por testos del Alcorán nuestro Mahoma quién fue; no menos alcançarán ques todo burla su fe. Othomano Amurates e Solmano Calapino e Mahometo, de cuya casta yo mano tuvieron este respecto. Destos todos, por mil maneras e modos puedo yo tener jatancia más que España de sus godos ni de su Carlos la Francia; pero, ¡andar!, muy ruyn cosa es estribar en hechos de antecessores, sino siempre procurar de los hazer muy mayores; para en esto, quiero despachar de presto, antes que de aquí me parta, un cursor que vaya puesto en el ayre con mi carta; que no coma hasta dar consigo en Roma; no sé quál es el mejor si es Mahometo o Mahoma, Abenragel o Almançor. Sea quien fuere, el primero que viniere quiero embiar con la demanda. ¡Ha, cursores! MAHOMETO: ¿Qué nos quiere? Quiero yo saber qué manda. TURCO: ¿Dónde estáys? MAHOMETO: ¿Qué es lo que, señor, mandáys? TURCO: ¿Quién eres tú? MAHOMETO: Mahometo. TURCO: No sé por dónde os andáys: ven acá, tenme secreto. Yo querría que tomes luego la vía derecha al pueblo romano e des esta carta mía al gran alfaquí christiano. Quiero veas lo que en ella va e la leas, porque a mí me satisfaze. MAHOMETO: Pues lo mandas e desseas, gran señor, a mí me plaze. TURCO: ¡Leyla, di! MAHOMETO: "Yo, el gran vencedor turquí, señor de Hierusalem y del monte Sinaý e de sus tierras también, imperante de las partes de Levante que son en Asia Mayor, invictissimo, triunfante de toda el Asia Menor, cuya gavia tiene subjeta el Arabia, con poblados e desiertos, e a Palestina la sabia, y las Frigias con sus puertos; la justicia de quien conserva Fenicia, Persia e Siria e Babilonia, Bitinia, Egypto, Cilicia, Antiochía e Macedonia; en la gracia de quien bive toda Tracia, Pamphilia con Capadocia, Acaya, Libia e Galacia, Etolia, Arcadia con Gocia; a quien precia, por superior toda Grecia, Ponto e Scithia e Septentrión, a quien tampoco desprecia África en el Meridión; los pendones de quien en todas regiones andan en cuerno de luna e a Rodas e sus rincones con Ungría le da fortuna; presumí a vos, christiano alfaquí, dicho séptimo Clemente, escreviros desde aquí, de Belgrado, la presente, por la qual, si plaze [a] Alá celestial e a su profeta Mahoma, pensamos, por vuestro mal, ser con vos muy presto en Roma, a quitaros de la silla e despojaros del mando e boz que tenéys e quise en ésta avisaros porque después n[o] os quexéys; que, en verdad, mi sobrada potestad no os quiere tomar de salto, sino daros facultad para que no quedéys falto; quiero ver quán grande es vuestro poder, e de vuestros valedores, e para qué pueden ser vuestros reyes y emperadores. La razón que me pone en coraçón que enderece allá mi fusta es tener cierta opinión que tengo causa muy justa; pues Alá tantas victorias me da contino contra christianos, claro a los ciegos está que tenéys ley de profanos, e pensamos con la empresa que llevamos de vuestros templos y hermitas al profeta que adoramos hazelle ricas mezquitas, porque el nombre de Christo, vuestro Dios hombre, nadie le tenga en la boca e de pensallo se assombre donde mi potencia toca; y pues pienso plaziendo [a] aquel Alá immenso, será lo que escrivo assí; lo que resta, por estenso se dirá de vos a mí. De Belgrado, donde quedo aposentado a veynte del cuento nuestro año de mi principado e del perdimiento vuestro". TURCO: ¿Hasla vido? MAHOMETO: Sí, señor, ya la he leýdo. TURCO: ¿Ay falta en el escrevir? MAHOMETO: En quanto yo he conocido, señor, no ay más que pedir. TURCO: Vete, pues. MAHOMETO: Señor, yo beso tus pies. TURCO: No vengas sin la respuesta. MAHOMETO: Si Alá no me da revés será mi buelta muy presta. TURCO: Yo me voy a retraerme por oy; mandaré pagar mi gente, para que sepan quién soy en las partes de Ocidente. Mis letrados, en esto están concertados por arte de astrología, que los planetas e hados me ofrecen la monarchía.

ACTO SEGUNDO


Interlocutores: MAHOMETO, PELAYO, SILVANO
MAHOMETO: El camino da fatiga de contino, mayormente si es muy luengo pero, si no desatino, muy cerca de Roma vengo. ¡Ha, pastores, questáys en estos altores! ¿Qué hazéys en estos prados? PELAYO: Holgamos entrestas flores mientra pacen los ganados. MAHOMETO: Sin carcoma, dezime dónde está Roma e quán lexos podrá ser. SILVANO: Dencima aquell otra loma la podéys muy clara ver MAHOMETO: Bien está, muchas gracias doy [a] Alá. PELAYO: Di ¿por qué llevas corneta?, que hartas verás allá. MAHOMETO: Soy cursor del mahometa. SILVANO: ¿Quién te emvía? MAHOMETO: El Turco e voy a porfía, por estos cerros e llanos. PELAYO: ¿A dó endereças la vía? MAHOMETO: All alfaquí de christianos, al qual llevo aquestas cartas de nuevo, no por más de apercebillo, para que sepa el mancebo que el Turco va a destruyllo. SILVANO: Malos años con hadas negras e daños que os vengan a él e a vos. MAHOMETO: Estoy en reynos estraños: amigos, quedaos a Dios. PELAYO: ¿His huyendo? ¡Juri a mí, que y[o] os entiendo, don Cara de Escaravajo! ¡Esperá, no vays corriendo, daros hemos un tassajo! SILVANO: ¿No has sentido, el puto negro curtido, quál llegó corriendo al trote? PELAYO: ¡Quién le diera tras [e]l oýdo, con su porra un papirote! SILVANO: Digo, ¡hao!, ¿qué sientes de aquel "fao, fao" del Turco e su presunción? PELAYO: Questimo más mi çurrón que todo su barranbao. Es un bruto, puerco cevil, dissoluto. SILVANO: Es un nuevo Lucifer. PELAYO: Es un hideputa puto. SILVANO: De ruyn casta deve ser. PELAYO: Un vellaco, muy mayor ladrón que Caco. SILVANO: Dios le dé su maldición, pues hoça como berraco la sagrada religión. PELAYO: Tú sabrás ques hijo de Sathanás, según por obras se ha visto, porque todo su compás es perseguir los de Christo. SILVANO: ¿Por ventura, no miraste el escriptura que llevava el vil guineo? ¡Guste tamaña tristura que la vida no desseo! PELAYO: Tengo afán por ver tanto rabadán bohordando en sus majadas e dexar comer su pan a bestias descomulgadas. SILVANO: A mi ver todo se va ya a perder: sácolo porque, entre nós, maldito aquél, que ha plazer morir por la fe de Dios. PELAYO: La alcávala siempre crece enoramala, ciento a ciento e cuento a cuento, mas la fe, si Dios me vala, descrece con cada viento. E por tanto osa poner en espanto este bestial fanfarrón con su carta al Padre Sancto e a Roma en alteración. SILVANO: Bien lo veo quessa es su tos e desseo. PELAYO: Con ella se ahogará; pero nunca Dios querrá que se pierda el Coliseo. SILVANO: Yo presumo que se tornará en humo el fuego que agora enciende e sacará poco çumo de lo que tentar emprende. PELAYO: Quien podría embaraçalle la vía ocúpase en otras ferias, por donde, de cada día, se doblan nuestras miserias. SILVANO: Claro vemos quen nuestros propios estremos, por una negra jatancia, los ytalianos tenemos barato con los de Francia, de manera questa bestia, aunque no quiera ha por fuerça de pensar que su pendón e bandera al mundo ha de subjetar. PELAYO: ¿Quies que hable? La Fortuna es tan mudable que ¡juro al non de san Pablo!, que jamás fue tan estable que no obrasse algún milagro. SILVANO: Yo no dubdo, puesto que soy tosco e rudo, sabiendo que nunca queda, sino queste cabeçudo ha de baquear la rueda. PELAYO: Yo sé bien, de más de diez e aun de cien que por perversos iniquos les hizo con gran desdén venir a dar de hocicos. SILVANO: ¿Quién mayor que Nabucodonosor que, por hazerse adorar, como bestia, e aun peor, por los montes vino [a] andar? PELAYO: Si disciernes poco menos fue Olofernes en batallar e vencer mas una noche de viernes degollóle una muger. SILVANO: Dime, hermano, ¿quién tan grande e tan ufano como César en sus hadas?; mas el senado romano le dio en fin de puñaladas. PELAYO: Concrusión: ¿quién su par, de Faraón? e quando al Pueblo siguió, para mayor perdición, su gente y él se ahogó. SILVANO: Por sant Pero, que este llobo carnicero que por sangre nuestra ravia, que cuydo e assí lo espero, que ha de mallograr su Arabia; porque Pedro tiene cabaña de cedro, no querrá perder tal pieça, causando que vaya riedro, las manos en la cabeça. PELAYO: ¿Quies que diga? Dende aquí le do una higa so mi capa entre las cejas. SILVANO: Dios le dé mucha fatiga e guarde nuestras ovejas. PELAYO: Bien será. ¡Mía fe, que nos vamos ya, porque van muy descarriadas! SILVANO: ¡Anda pues, Pelayo, allá! ¡Vamos a nuestras majadas!

ACTO TERCERO


Interlocutores: MAHOMETO:, ESFUERÇO, CLEMENTE, DILIGENTE
MAHOMETO: Mil loores [a] Alá, pues de los pastores me libro e de su carcoma. ¡Qué prados verdes! ¡Qué flores! Ésta deve de ser Roma. Claras veo las torres del Coliseo; quiero tocar mi corneta, pues de bote e de boleo he corrido mi posteta. Sin parar quiero luego pesquisar dónde está aquél que yo busco, porque es tan grande lugar quen forma en vello me ofusco. Hombre, di: ¿Dónde bive el alfaquí principal de los christianos? ESFUERÇO: Ésse es, que está cabe ti. MAHOMETO: Yo, señor, beso tus manos. Soy cursor del Gran Turco, mi señor, questá en el reyno de Ungría el qual, con sobra de amor, aquesta carta te embía. CLEMENTE: Seas venido en buen hora; vete a reposar agora, dente posada dispuesta; la buelta sea de aquí un hora, darte he della la respuesta. MAHOMETO: Soy contento, yo me voy al aposento. CLEMENTE: Dente lo que has menester. MAHOMETO: Alá te haga contento que assí me mandas proveer. CLEMENTE: Gran cuydado aquesta carta me ha dado. ESFUERÇO: ¡Esfuerce tu santidad! CLEMENTE: Digo que estó congoxado con mucha infelicidad. ESFUERÇO: Di por qué. CLEMENTE: Esso yo lo callaré, pero lee essa cartilla e sabrás de nuestra fe el Turco cómo la trilla. ESFUERÇO: Ya la he visto. ¡Esfuerçate en Jesuchristo! CLEMENTE: ¿No vees qué blasfemias éstas? ESFUERÇO: Ya las he visto e revisto, mas él las sacará a cuestas. CLEMENTE: Como viejo, dime, alférez, tu consejo: ¿Qués en esto lo mejor? ESFUERÇO: Pues que tienes aparejo, llamar al Emperador, y que luego, porque el Turco te da fuego, amenazando a tu tierra, sin tener mucho sossiego venga acá a punto de guerra. CLEMENTE: Sin mentir me contenta tu dezir; llámame al Cursor Mayor, yo le quiero espedir sin embiar embaxador. ESFUERÇO: ¡Ha, correo! Helo aquí sin más rodeo. DILIGENTE: ¿Qué manda tu sanctidad? CLEMENTE: Que vayas en un boleo a su Sacra Magestad. DILIGENTE: ¿Y qué más? CLEMENTE: En llegando, le darás, con acatamiento e maña estas cartas que verás, el qual reposa en España. Muy aflito le escrivo este rengloncito, cosa que puedes saber. DILIGENTE: Aunque me tarde un poquito, plégate de lo leer. CLEMENTE: "Hijo mío, porque veas el desvarío quel Turco malsín ordena, su carta e la mía te embío, puesto que recibas pena; que, en verdad, de mi propia voluntad tal carta no te escriviera si estrema necessidad en ello no me pusiera. Ya tú sabes cómo Dios me dio sus llaves sin que yo las mereciesse y puesto que son süaves, dexallas ýa si pudiesse. El por qué en breve te lo diré con gran dolor e querella, es porque la santa fe nadie cura defendella; por lo qual aquel vestiglo bestial, tan gran sobervia ha cobrado questá tan colateral que nos resopla ya al lado. Si me viesse do nadie no me sintiesse alçaría mil alaridos hasta en tanto que perdiesse, dando bozes, mis sentidos. Su furor, las figuras del Señor quema e convierte en cenizas. Ítem, los templos de honor trastroca en cavallerizas. Las donzellas hazen gran vileza en ellas después las venden en plaça; los padres e madres dellas, muy feroz, los despedaça. Ultra desto, según verás, está puesto en llevar a execución mi silla con todo el resto de la christiana nación. Un Golía que a todos nos desafía; no ay David para con él, sólo en tu bondad confía todo el pueblo de Israel. Por mi amor, en leyendo este tenor que, como a hijo te escrivo, a fuer de buen guerreador pongas el pie en el estribo; porque espero, en Dios trino e verdadero será tu poder bastante para cobrar por entero el sepulcro e lo restante. Más no alargo sino que otra vez te encargo que apressures tu tardança, porque me echas gran cargo y quedo con tu esperança. En mi Roma, thesorera e mayordoma de nuestra fe y su mysterio, enemiga de Mahoma, muy amiga de tu imperio." DILIGENTE: Bien está. CLEMENTE: Ora tómala allá, yo te doy mi bendición. ESFUERÇO: Bien es que se parta ya sin ninguna dilación. DILIGENTE: Voyme pues; señor, yo beso tus pies. CLEMENTE: Dios enderece tus vías. ESFUERÇO: Si pudieres en un mes no tardes quarenta días. CLEMENTE: Esto es hecho, pero no estoy satisfecho hasta ver ya respondido al Antechristo contrecho e su cursor despedido. ESFUERÇO: No te mates que no van muchos quilates en un hora más o menos, quanto más que sus debates son como sin rayos truenos. CLEMENTE: A tu ver, ¿qué será bien responder [a] aquél infernal caos? ESFUERÇO: Lo que quisiere poner en tu boca sólo Dios. CLEMENTE: Pues a Él me encomiendo como fiel que favor me quiera dar; dame acá tinta e papel. ESFUERÇO: Helo aquí. CLEMENTE: Déxame estar.

ACTO QUARTO


Interlocutores: ESFUERÇO, CLEMENTE, CARLO, DILIGENTE
ESFUERÇO: Muy penoso queda el Papa e congoxoso, respondiendo [a] aquella bestia, bruto sobervio, enojoso, que le da pena e molestia. Si yo fuera Papa, lo que Dios no quiera, ni tal se diga ni cante, esto que diré hiziera, en un trance semejante: yo llamara quantos clérigos hallara, mancebos sin beneficios, e con ellos dispensara, aunque saliera de quicios; juntamente dispensara con la gente juvenil de monesterios, porque es mucha e suficiente para ganar mil imperios; e, también, si me faltara el argén por no verme entre dos luzes, de Roma e Hierusalem tomara cálizes, cruzes... Ya chirría la puerta donde escrevía el Santo Padre metido; ya sale con alegría, bien deve aver concluýdo. Acá viene, parece que se detiene; quiérome llegar con él, sabré si el papel que tiene es la respuesta de aquél. ¿Qués aquesso? CLEMENTE: La respuesta del processo. ESFUERÇO: Mucho descansara en vella. CLEMENTE: No tengas pena por esso, comiença luego a leella. ESFUERÇO: "Nós, Clemente, siervo de Dios obediente, e de su Hijo precioso, respondemos brevemente a vos, el Turco furioso, y dezimos que vuestra y leýmos, toda de blasfemias llena con la qual no recebimos turbación, miedo ni pena. Nuestro estado, Dios le tiene tan fundado sobre una tan firme piedra que jamás está alterado, sino verde como yedra. Los blasones títulos e presunciones acá nos mueven tan poco que, por abreviar razones, dan de vos señas de loco. Vuestro escripto, sobervio hecho en su delito, con furia de gran gigante se tuvo en lo que a un mosquito terná un feroz elefante. Nós tenemos en coraçón e queremos, sin echarnos a dormir, con armas, velas e remos saliros a recebir, y pensamos con la razón que llevamos por ser falso vuestro tema a doquier que nos veamos abaxaros bien la flema. Esto baste, sin que más palabras gaste do tanta furia ressobra, porque, sin echallo al traste, lo dicho se pone en obra. Muy de gana de nuestra corte romana so el anillo de sant Pedro donde la Santa Fe mana e Mahoma vaya riedro". [ESFUERÇO:] Está bien, sin gastar mucho almazén. CLEMENTE: He aquí dó viene el correo. ESFUERÇO: Él llega a muy buen convén, con su gesto de guineo. MAHOMETO: ¿Escreviste como, señor, prometiste? CLEMENTE: Todo está ya despachado, que la priessa que me diste sossegar no me ha dexado. Toma allá la carta, que abierta va, porque no es caso secreto. MAHOMETO: Ora, pues, líbrete Alá. CLEMENTE: Dios te haga su subjecto. Ya desseo la buelta de mi correo. ESFUERÇO: No puede mucho tardar. CLEMENTE: Mientra viene de torneo, vámonos a reposar. DILIGENTE: Gran quebranto es andar de priessa tanto sin descansar ni dormir. De verdad, que yo me espanto cómo lo puedo sufrir; mas en nada tengo la pena passada, puesto que vengo cansado, pues en fin de mi jornada al gran Carlos soy llegado. Quiero dalle las cartas de muy buen talle antes que más tiempo espere, e pies e manos besalle lo mejor que yo supiere. Gran señor, gran Céssar, Emperador, augusto Rey de Romanos, yo soy del Papa cursor e beso tus pies e manos. Mi venida a tu España muy florida, con priessa e fatigas hartas no quiero que se me pida, pues lo sabrás destas cartas. Mira en ellas e dame respuesta dellas, por palabra o por escrito. CARLO: Déxame agora leellas reposa, espera un poquito. Gran tormento es, cursor, el que yo siento con estas cartas del Papa, pero si es contrario el viento, poner contraria la capa. La respuesta, que te doy, cursor, es ésta, sin gastar tinta e papel: que con gente e lo que resta soy allá luego con él. DILIGENTE: Manda más. CARLO: Esto sólo le dirás e buelve con Dios, amigo. DILIGENTE: Gran favor, señor, le das; voyme e Dios quede contigo.

ACTO QUINTO


Interlocutores: MAHOMETO, DILIGENTE, CLEMENTE, CARLO, ESFUERÇO
DILIGENTE: Satisfecho voy con ser hecho mi hecho como a mi cargo conviene; mas, ¿quién es éste que viene a encontrar con mí derecho? MAHOMETO: Bien vengáys. DILIGENTE: Norabuena, amigo, vays. ¿Dó venís? MAHOMETO: Vengo de Roma. DILIGENTE: ¿En cúyo servicio andáys? MAHOMETO: Del Gran Turco e de Mahoma. DILIGENTE: Malo es esso. MAHOMETO: Yo por bueno lo confiesso, que no puede ser mejor. DILIGENTE: ¿Quies en paz hablar sobresso, quál sirve a mejor señor? MAHOMETO: Esso es plano; pero, si quieres, christiano, quanto mandares hablemos. DILIGENTE: Pues yo tomaré la mano. MAHOMETO: Tómala pues, comencemos. DILIGENTE: Dime, moro, tu Mahoma e tu thesoro, ¿de qué linage nació? MAHOMETO: Todos lo saben de coro que de Ysmael decendió. DILIGENTE: ¡Aý te aguardo! Luego, ya es hijo bastardo del linage de Abraham. MAHOMETO: Antes caballero pardo, según dize el Alcorán. DILIGENTE: Puede ser. ¿Supo oficio? MAHOMETO: Mercader, que tratava allá en Egypto. DILIGENTE: Esse trato, a mi entender nunca fue de hombre bendito. ¿Fue casado? MAHOMETO: Casado e amancebado con más de treynta mugeres. DILIGENTE: Por Dios, mucho lo ás honrado con esso que dél refieres. ¿Fue propheta? MAHOMETO: Dígalo la palometa que all oreja le inspirava. DILIGENTE: Assí gozes de tu secta, que digas qué prophetava. MAHOMETO: Ten aviso; profetizó quanto quiso por gracia de Spirtu Santo; díxonos del paraýso y del infierno otro tanto. DILIGENTE: ¿Qué dezía? MAHOMETO: Quel moro que bien bivía Alá se andava con él. DILIGENTE: Después, ¿qué le prometía? MAHOMETO: Moças vírgines e miel. DILIGENTE: Bueno va: luego si comen allá e gozan moças gentiles sus necessarias avrá, como otros actos ceviles: el comer sin hambre no da plaz[e]r. MAHOMETO: Esso por razón se alcança. DILIGENTE: Luego, si hambre ha de aver, no avrá bienaventurança. Más diría, pero nunca acabaría. MAHOMETO: ¿Que dirás de las donzellas? DILIGENTE: Que avrá muy gran putería si siempre corrompen dellas. MAHOMETO: No sé nada. DILIGENTE: Dime, ¿la que fue casada, no terná pena y gemido desque vea la desdichada con otras a su marido? MAHOMETO: Alá sabe. DILIGENTE: Dime, ¿en qué cabeça cabe que biviendo ley porcuna sin padecer cosa grave gozéys de gloria ninguna? MAHOMETO: La ley nuestra nos lo promete e lo muestra, que es de mucha autoridad, que fue escripta con la diestra del propheta Mahomad. DILIGENTE: ¿Dó murió ésse que tal ley os dio? MAHOMETO: En la gran ciudad de Meca. DILIGENTE: ¿Qué milagros allá obró? MAHOMETO: Ninguno, ques tierra seca. DILIGENTE: ¡Gran profano! MAHOMETO: Tú, que bives muy ufano, ¿dó nació Christo, tu bien? DILIGENTE: Esso está muy claro e llano, que de virgen y en Belén. MAHOMETO: Da [a]cá pruevas pues que de su fe te cevas. DILIGENTE: Puédote dar más dun cuento. MAHOMETO: Dime algunas cosas nuevas: ¿que hizo en su nacimiento? DILIGENTE: No lo ygnores, la noche dio resplandores, ángeles Gloria cantaron, adoráronle pastores, los reyes se le inclinaron. MAHOMETO: Di su vida. DILIGENTE: Fue muy sancta e muy subida, ressucitó muchos muertos, dionos ley santa e medida, ayunó por los desiertos. MAHOMETO: ¿Cómo callas, entre estas cosas que rallas, que los judíos le mataron, e, sobre sus vestuallas, entrellos suertes echaron? DILIGENTE: No lo callo, pues para más confirmallo que era Dios el que murió el sol quiso declarallo, porque luego se eclipsó. Tremió el mundo, abrióse el limbo profundo, los sanctos padres sacó, resuscitó sin segundo, después, al cielo subió. MAHOMETO: No creo tal. DILIGENTE: Pues créelo, moro bestial, que llevas muy mal sendero. MAHOMETO: Tú puedes hablar en ál. DILIGENTE: Yo hablo en lo verdadero. MAHOMETO: Por demás, es amigo tu tras tras. Alaba bien tus agujas, que, desque muerto, sabrás si en vida me sobrepujas. Vey qué mandas porque yo voy en bolandas, que me espera el Gran Turquí. DILIGENTE: Que Dios te guarde donde andas. MAHOMETO: Esso mismo haga a ti. DILIGENTE: Espantado me dexa e maravillado. ¡Quán firme bive en su seta aquel perverso malvado, siervo del falso profeta! Mas, ¡andar! su pago avrá de llevar, según Dios lo va ordenando. Cerca estó, quiero llegar, quel Papa me está esperando. Gran señor, beso tus pies con honor. CLEMENTE: Cursor, tú seas bienvenido; ¿qué haze el Emperador? DILIGENTE: Venir camino seguido. Recibió tus cartas e las leyó. CLEMENTE: ¿Qué respuso? DILIGENTE: Que sería tan aýna e más que yo en Roma por recta vía. ESFUERÇO: Escuchad, veys aquí su Magestad, acá viene endereçado. CARLO: Déme el pie tu santidad. CLEMENTE: Hijo, tú seas bien llegado. ¡Sus, levanta! Para ti no ay pie ni planta, yo te doy mi bendición. CARLO: E a tu persona muy santa Dios le dé consolación. Ya yo sé deste cursor que allá fue, por las cartas que me dio qué tal anda nuestra fe y lo quel Turco escrivió. Soy llegado como vees, aparejado para quanto me mandares. CLEMENTE: Dios te conserve el estado por tierras, yslas e mares. Al escripto que yo te embié me remito: ¡quánta congoxa passava con lo quel Turco maldito en su carta blasonava! Mas, pues quieres con tu persona e averes venirme a favorecer no tengo en dos alfileres al Turco ni a su poder. Quánto más que con el exemplo que das, tras ti verná el portugués y el inglés, como verás, e podrá ser que el francés. CARLO: Calla padre, que, puesto que el Turco ladre con su carta e con sus fieros, yo me ofrezco, por mi madre, de quebralle los corneros. CLEMENTE: Tu denuedo me ha quitado todo el miedo e mi tristura e cuydado, porque pienso que eres dedo de mano de Dios embiado. Tus mayores, céssares y antecessores de cuya línea tú vienes tuvieron contra traydores la misma gana que tienes. CARLO: Dilación me parece a la sazón muy dañosa e sin provecho. CLEMENTE: Pues dé primero un pregón, porque parta satisfecho. Diga assí: "Yo concedo desde aquí remissión de sus pecados a quantos fueren tras mí contra los turcos malvados". ESFUERÇO: Esto basta. CARLO: Vamos, quel tiempo se gasta, sin prolongar más razones. ESFUERÇO: Contra tan maligna casta alcemos nuestros pendones. CARLO: Pater sancte, tu pendón vaya adelante. CLEMENTE: ¡Mas vayan juntos entrambos! ESFUERÇO: Un villancico se cante. CARLO: Alto pues, todos digamos.
Villancico
Florezca la fe, perezca Mahoma, sublímese Roma. Razón nos combida, con braços de azero, poner al tablero, por la fe la vida: de aquesta partida perezca Mahoma, sublímese Roma. De turcos paganos no quede memoria, florezca la gloria de nuestros christianos: con fuerça de manos ensálcese Roma, perezca Mahoma. Morir en tal guerra llevando buen zelo es yr de la tierra derechos al cielo: perezca del suelo la ley de Mahoma, sublímese Roma.

FIN DE LA FARSA


Texto electrónico por Vern G. Williamsen y J T Abraham
Formateo adicional por Matthew D. Stroud
 

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Actualización más reciente: 26 Jun 2002