FARSA DEL MUNDO

Hernando López de Yanguas

El texto presentado aquí fue preparado por Julio F. Hernando y está basado en varias fuentes: A, s.l., s.i., 1524; B, s.l., s.i., 1528; C, en Rouanet (1901:vol. IV, appendice, pp. 396-433); D, en Cronan (1913:451-492); D1= según B; D2= según 1550 (Destruido en la Biblioteca Real de Munich); E, Manuscrito núm. 385 de la Biblioteca Menéndez Pelayo. Descriptivo de B; F, en González Ollé (1966:31-73) A diferencia de nuestra práctica normal en esta colección, no hemos modernizado estos textos del siglo XVI. El texto presentado fue preparado por Vern Williamsen en esta forma electrónica (HTML) en el año 2001.


Farsa del Mundo y moral, del actor de la Real, que es Fernán López de Yanguas, la qual va dirigida a la yllustre y ansí magnífica señora, la señora doña Juana de Çúñiga, Condessa de Aguilar. Esta presente drama es nuevamente compuesta por Hernán López de Yanguas sobre este dicho del Apóstol, que dize: Haec est victoria quae vincit mundum, fides nostra; en la qual se introduzen quatro interlocutores: el primero es el mismo Mundo; el segundo es un pastor llamado Apetito; el tercero, un hermitaño; el quarto es la Fe. Es la intención del auctor magnifestar las cautelas del mundo, cómo engañan a cada uno de nosotros, que se entiende por el Apetito. Junto con esto, cómo por el Hermitaño, que es la predicación e religión, nos arrimamos a la Fe, y con ella le vencemos, como la obra declara. Relátase, en fin, la Assumpción de Nuestra Señora, en la qual ay bien que ver e que no ver, porque no alcançan los ojos. Acaba con su música concertadamente. Dirigida a la muy illustre e ansí magnífica señora, la señora doña Juana de Çúñiga, Condessa de Aguilar. El MUNDO se ha de vestir como rey, APETITO como pastor, el HERMITAÑO como lo es, LA FE como dama e un ramo verde en la mano.
El auctor a quien dirige la obra
Illustre señora, caudal río sin vados, en quien la belleza del mundo se encierra, quando Fortuna me tuvo en su tierra solían por servilla velar mis cuydados, mas desque quisieron sacarme mis hados a tierras estrañas, cessó mi exercicio, pero aunque sea tarde, no es tarde el servicio: resciba estos metros assí dedicados.
Comiença APETITO
[APETITO]: Apolo conserve tan noble ganado y Júpiter alto le guarde de mal, Minerva le tenga contino apastado; que nunca mis ojos han visto otro tal. No alave Tesalia su fresco pradal, con éste se callen los bosques ybleos, si Dios me cumpliesse mis buenos desseos yo no haballaría de aquí el calcañal.
Prosigue
¡Hao! ¿Quién quiere un moço, zagal bien dispuesto, que salta, que corre, que bien tira barra y pinta sanbugas, rabés e guitarra e haze otras cosas allende de aquesto? ¡Hao! ¿No ay quién me tome en todo este resto? Pues, juro a mi vida, que no sé por qué. De vero, más buelta de aquésta no dé: si alguno me ha gana, respóndame presto.
El MUNDO
[MUNDO:] Mancebo, mancebo, que buscas el amo: acércate, acércate; llega seguro. APETITO: Si un poco tardaras, de veras te juro, que me yva aborrido, más rezio que un gamo. MUNDO: ¿Cómo te llamas? APETITO: Apetito me llamo. MUNDO: Sea en ora buena, que buen nombre tienes, e mírame bien, que si te convienes tenerte he comigo. APETITO: No ay cos que más amo.
Prosigue
[MUNDO:] Ya tú, ¡soncas! sabes mi nombre muy bien, APETITO: Bien es que me digas, si huelgas, el tuyo. MUNDO: ¿Por qué me lo pides? APETITO: Porque si concluyo contigo la yguala, que sepa con quién. MUNDO: Por esso no ayamos, mancebo, desdén, que a mí dizen Mundo. APETITO: ¿El Mundo eres tú? ¡O cuerpo del cuerpo, del non de Jhesú, ni aún de sus sanctos y sanctas, amén!
Prosigue
¡Mirá que, mi padre, con quién he topado!, con quien no se puede dezir sin passiones. MUNDO: Sí puede. ¿Quién soy? APETITO: Un trincapiñones, según todos dizen. MUNDO: Mal te han engañado. APETITO: Yo no sé, a la mi fe, que aún no te he provado. MUNDO: Pues pruévame agora. APETITO: No sé si me atreva. MUNDO: Piensa primero que hagas, la prueva; verás si te cumple. APETITO: Muy bien has hablado.
APETITO, a solas
Pensar quiero a solas un rato comigo, antes quel Mundo me tome por moço; yo soy ya mancebo, ya me apunta el boço. No haze... Sí haze... Verdad ¡par Dios digo!, no tengo pariente, carillo ni amigo que den a mi vida manera ni medio si yo por mis puños no busco remedio bivré malandante, zagal sin abrigo.
Prosigue
Ninguno no nasce tam bien fortunado, por bien que Fortuna le trayga en su rueda, que en algunos tiempos no gima, o no pueda su poco a poquillo, caer de su estado; por esso mil vezes y más he pensado con nusco mostrarse madrasta Natura, pues todas las cosas que engendra procura, y nunca del hombre le toca cuydado.
Prosigue
Bien puedo a la clara provar mi intención, puesto que en nada despunte de agudo, que al hombre, en nasciendo, le dexa desnudo, ni nace con capa ni con çamarrón. Si nasce un cabrito, ratón o león, un llovo, una liebre, un tigre, un camello, lu[e]go Natura los cubre de vello, y contra Fortuna les da defensión.
Prosigue
A una águila, garça, perdiz o paloma, y a todas las aves bolantes, en suma luego las cubre, quien digo, de pluma, e muy a su cargo las tiene y las toma, y porque el invierno, ni el sol no carcoma los árboles verdes, con yelos o llamas, dioles cortezas, y a peces escamas, con que se defiendan de fuegos y broma.
Prosigue
Con solos los hombres se muestra profana, lo qual yo lo puedo muy claro provar: luego en nasciendo los muestra a llorar, y desta dolencia muy tarde los sana. Ninguno no come si bien no lo gana, puesto que sea chapado garçón. Yo hallo que tiene Natura razón, pues no le contenta la gente haragana. No sé qué me escoja, yo estoy reperplexo sobreste negocio con todo mi acuerdo; ni sé si me gano, ni sé si me pierdo. ¿Bivir con el Mundo o en yrme más lexo? ¿Qué haré si me toma? mas, ¿qué, si le dexo? ¿A dónde yrá el buey que dexe de arar? MUNDO: ¿No acabas, mancebo? APETITO: No puedo acabar, ques larga la tela que texo e destexo.
Prosigue
De ti quiero, Mundo, primero, saber, que me determine, si estás rico o pobre, para que pierda tu gana o la cobre con ver qué mercedes me puedes hazer. MUNDO: Yo alabo, mancebo, tu buen parescer, e sea como dizes, que yo no repuno, que nadie no deve servir a ninguno si para mercedes le falta el poder.
Prosigue
Mis reynos e fuerças, vandera e pendón son tantos y tales, no deves dudar, que Oriente e Poniente, con el Setentrión, y aun el Merediano tengo a mi mandar. Ni ysla, ni fuente, ni monte, ni mar, no puede exemirse de mi señorío. En fin: yo soy Mundo, y el mundo se es mío. APETITO: Pues yo determino con ti me quedar. MUNDO: Si rico amo buscas, no puede más ser, conosce que puedo mercedes hazerte. APETITO: ¿Serán duraderas? MUNDO: Sí, hasta la muerte. APETITO: Pues después de muerto no ay más que querer, hagamos la yguala, si dello ás plazer. MUNDO: Pues dime, primero que yo te resciba, por quánto te ygualas. APETITO: Por quanto yo biva. MUNDO: ¡Pues tú eres el moço que yo he menester! APETITO: ¡Hao! ¿Qué me darás? MUNDO: Quanto tú quisieres e más que tú pidas, verás si te quiero. Si quieres riquezas, ganado o dinero, si quies passatiempos, descansos, plazeres; si quieres deleytes o amor de mugeres, honrras o rentas, que son de mi officio, en todo esto puedes cobrar tu servicio si mío te llamares e bien me sirvieres. APETITO: Tan franco te mu[e]stras que luego concluyo, pues en tus dichos tan cierto paresces de oy adelante llamarme por tuyo. MUNDO: De aquí te rescibo, pues tú lo meresces e porque no pienses que en esto descresces yo quiero que sientas por obra mi gana: hordeno casarte con una mi hermana APETITO: ¡Par Dios, nuestramo, muy mucho me offresces! MUNDO: Haré lo que digo, sin más dilatar, no pienses ser vanos mis offrescimentos: ¿nunca has oýdo que los casamientos ventura son todos, en cada lugar? APETITO: Sí, más de tres vezes lo ui relatar, mas siendo yo un rústico e pobre pastor casado con dama de mucho primor, ni sabré servilla, ni abrá qué le dar. MUNDO: De aquesso no tengas congoxa ninguna, que quien a su hermana te junta por suerte, pensamiento tiene de favorescerte, pues tiene a su mano la misma Fortuna. APETITO: Di, ¡hao! ¿tienes muchas? MUNDO: No tengo más duna. APETITO: Juro a mi vida que m[e] ás allegrado, que yo determino de ser tu cuñado, pues no veo para ello razón que repuna. ¿Qué tal es la moça? MUNDO: Es dama de gala, la más agraciada que nunca se vio. APETITO: ¡Por sancto sant Pego! que ya ravio yo por vella y tenella, con mí, la zagala. ¿Llámase a caso Benita o Pascuala? MUNDO: No, sino Venus, la muy elegante. APETITO: ¡O, quién la viesse y tuviesse delante! MUNDO: Verásla más fresca que Juno ni Pala. APETITO: Assido me tiene por estas entrañas el mucho caricio que tengo de vella; a ti quiero mucho, ya, Mundo, por ella. MUNDO: Pues ¿qué será desque conozcas sus mañas? APETITO: Mercedes rescibo de ti tan estrañas que nunca se aparte de mí tu memoria. MUNDO: Al fin, pues, cuñado, se canta la Gloria. APETITO: Yo agora la canto, si tu no te ensañas. MUNDO: Tú, di: ¿estás contento con mi compañía y con el concierto que está concertado? APETITO: Estoy tan contento, tam bien fortunado que apenas las gracias chaparte sabría; fue más que dichosa la ventura mía en esta floresta toparme contigo. MUNDO: A quien Dios bien quiere, si miras, amigo, la casa le sabe de noche y de día. APETITO: Sola una cosa me causa congoxa. MUNDO: Pues dímela hermano, no tengas cuydado. APETITO: Es que quisiera yr bien repicado para la vista primera de amiga. MUNDO: La mucha razón que tienes me obliga a que provea tus faltas y affán: toma dineros y ponte galán. APETITO: Beso tus manos, no sé qué más diga. MUNDO: Pues vete en buenora, desecha esse trage, muda si puedes las obras y ley, acuérdate que eres cuñado de rey, que es más que contino, ni amigo ni paje. APETITO: Yo quiero, a la mi fe, cumplir tu mensage; dexar esta capa, dexar el çurrón: espérame aquí. MUNDO: Tú tienes razón, así será hecho. APETITO: Yo voy mi vïaje.
El MUNDO, a solas
No ay ave de caça que prenda mejor ni tenga las uñas que yo más agudas, ni dexo personas discretas ni rudas que a todas no prendo de un mismo tenor. ¡Quán presto [é] enlaviado aqueste pastor, haziendo promessas tan mal verdaderas! Por muy cierto tiene que son muy de veras ¡O, nescio insipiente, brutal y peor!
Prosigue
Que puesto que lo que prometo le diesse honrras dineros e quanto ay acá, al fin no vee el bovo que todo se va y nunca ovo cosa que no pereciesse. Yo hallo de cierto que, por interesse, de lo que de mí se le puede seguir, ni tiene memoria que se ha de morir ni piensa que ay Dios a quien se confiesse. Aquellos que hazen comigo el assiento sola una cosa les suele engañar: que piensan que siempre les ha de durar mi conversación e contentamiento. Mil vezes me río de ver cómo miento, con nadie cumpliendo contrato jamás; a todos engaño por este compás y nunca conoscen mis cosas ser viento.
Compara
Si en alguna parte ladrones saltean como del monte Toroços relatan, los que lo saben muy bien se recatan e contra los tales de armas se arrean. Si el passo es forçado, con ellos guerrean, o no les cometen, por vellos armados, e passan seguros, a passos tirados, o, si los cometen, al menos pelean.
Aplica
En esto conozco imensa potencia, que, puesto que saben que robo y salteo, muy pocos armados encuentro ni veo, que a mi querer quieran poner resistencia. La salva me hazen con gran reverencia: "¡Gózate, Mundo, que gran señor eres señor de los hombres, señor de mugeres!" Con mí huelgan todos entrar en pendencia.
Prosigue
¿Quántos y quántas avré yo pescado con estos anzuelos de bienes mundanos? Meten en ellos tan rezio las manos que de lo más cierto no tienen cuydado: el rey del infierno aumenta su estado con mis servidores, al qual los embío: lo que de mí llevan es todo roscío y, al fin, van al centro que no tiene vado.
La hermana del MUNDO es la CARNE
Aquesta mi hermana, que a todos prometo, es tan potente por todas las partes, que, con sus requiebros, sus formas, sus artes, ninguno se escapa de ser su subjecto. Al más retraýdo, tranquilo e quieto, por fas o por nefas el seso le troca; aquel que su yerva le prende o le toca, luego le haze a sí muy aceto. Con este lanudo de agora lo pruevo, que nunca en su vida por dicha la vio e sólo del nombre ansí se prendió como el pescado se prende con cebo. Verná norabuena, vestido de nuebo, a ver a su dama con ropa de Pascua. Si supiesse el nescio cómo quema el ascua ternía por mejores las migas en sevo.
APETITO va diziendo esto a solas
¿Quánto yo nunca jamás merescí bien tan sobrado y tan fuera de quicios? ¿Quándo yo hize al Mundo servicios por do tanta cuenta hiziesse de mí? En toda mi vida señor conoscí que diesse señales de tan liberal; a muchos he visto que dizen dél mal e no conosciendo le infaman ansí.
Prosigue
¡Con qué regozijo, después que me vio holgó de por suyo, a desora, tomarme, y quiso su estado también recontarme, puesto que, en suma, la cuenta me dio! ¡En quántas maneras se me combidó pagarme el servicio de mi trabajar! Y, en fin de razones, por más me obligar, ¡a Venus su hermana me reprometió! Sintiendo mis faltas, suplió mi pobreza, diome con que le tornasse chapado, que ¡juro a mi vida!, con lo que me ha dado, entiendo pararme de gran gentileza. Poder ¡soncas! muestra su huerte nobreza, para hazerme señor en un año... mas ¿quién es aquéste? Parece hermitaño que tiene gayata y aun libro en que reza. APETITO: Llegar quiero allá. HERMITANO: Deo gracias, hermano. APETITO: ¿Qué hazéys aquí, padre? HERMITANO: Servir a mi Dios, rogalle que siempre se acuerde de nós, porque es este mundo falaz y muy vano. APETITO: No faltará, padre, quios vaya a la mano si en vuestras razones no ay más cortesía. HERMITANO: Por cierto pastor, quien más en él fía aquél tengo yo por muy más liviano. APETITO: A buena fe, padre, según yo recelo, si más miel no echáys en vuestras razones que cuydo que andemos a los cabeçones, y, aun antes de toste, lleguemos al pelo. HERMITANO: ¡Jhesús, tentación! ¿No ay Dios en el cielo que sabe que digo perfecta verdad? APETITO: Juro a sant Pabro, quiçás doñ abad, si n[o] os hemendáys con mí tenéys duelo. HERMITANO: ¿Quién eres, que quieres con tanta efficacia con mí, por el Mundo, ponerte en conflito? APETITO: Sabéys, padre, quién: yo soy Apetito. HERMITANO: ¿Prendido te ha el Mundo con qualque falacia? APETITO: Vos no queréys ¡soncas! que estemos en gracia. HERMITANO: No si defiendes tamaño ladrón. APETITO: ¡Par Dios! No se escusa que ayamos qüistión. HERMITANO: Despide tu furia, reposa y espacia. Entremos, hermano, por camino recto: ¿por qué con el Mundo tan gran amor tienes? APETITO: Porque ha prometido de darme mil bienes. HERMITANO: Mal has conoscido su falso respecto. APETITO: De vero, yo "entruejo" que nunca su aspecto miraron tus ojos, según que porfías. HERMITANO: Muy bien le conozco, más ha de tres días, y si le siguieres serás mal discreto. APETITO: Tenemos entrambos ya hecha avenenecia; hame ya hecho muy grandes mercedes... HERMITANO: No son mercedes, pastor, sino redes, con que te püeda robar la conciencia. Mira que a otros de más sufficiencia á el Mundo engañado que sean sus sequazes: avísote, hermano, que tiene dos haces; no des a sus dichos ninguna creencia.
Exemplos
El Magno Alexandre se anduvo em pos dél, y César Augusto, que fueron monarcas, y fueron señores de quantas comarcas en mares e tierras se hallan en él. Pensaron que siempre quedarse con él, mas, desque les dio tamaños ditados, vino la Muerte; quedaron burlados: yo quiero que juzgues si a ti será fiel.
Prosigue
No quiero dezirte del rey Salomón por no darte pena con prolixidad. APETITO: Dímelo, padre, que la brevedad, podría ser dañosa sobre esta qüistión. HERMITANO: Aqueste que digo, fue un sabio varón, y el Mundo le andava sirviendo contino. APETITO: ¿Con qué le servía? HERMITANO: Con mucho oro fino y plata y metales sin comparación. Diole gran copia de esclavos sirvientes, camellos e vacas, ovejas, cavallos; hízole rey de imensos vassallos, que fueron los doze linajes de gentes. Diole piscinas, jardines y fuentes, con otros presentes de gran cantidad. Después de provado, vio ser ceguedad y dixo mil males de sus acidentes. Con todo esto, siempre la cara oportuna le mostrava el Mundo, por más contentallo. APETITO: ¿Pues qué razón tuvo de ansí diffamallo? Yo no la barrunto ni siento ninguna. HERMITANO: Él mismo dezía la causa ser una, la qual repitía por clara verdad: dezía que era todo muy gran vanidad, el Mundo e las cosas que dava Fortuna. Próva[va]lo hermano de aquesta manera, dezía que la cosa que mengua e que cresce que nasce y se seca y siempre envegesce, que nadie la tenga por muy duradera; quien sigue a perdido, perdido se espera; el Mundo contino se pierde e se va: si alguna cosilla promete o nos da, aun hasta la muerte no dura siquiera. APETITO: Pues, ¡pese a sant Polo! ¿Qué quiero yo más de mientra que bivo tener buen arrimo? Después que me muera, pardiós, no le estimo al Mundo en el juego del tres, dos y as. HERMITANO: No llevas, amigo, derecho compás: torna en tu seso, que tienes muy poco. APETITO: En fin de razones, ¿dezís que soy loco? HERMITANO: Sí, si la vida sirviendo le das. Biviendo le dexa, tú, poco a poquito, APETITO: Y, después de muerto, ¿no bastará, di? HERMITANO: No, porque entonces él te dexa a ti, y no es en tu mano huyr del delito. Biviendo, este Mundo dexó sant Benito, biviendo Bernardo, Gregorio, Gostín, y desta manera hizieron buen fin, teniendo en el cielo los ojos de hito.
Enxemplos de otros que le siguieron
El gran Aníbal, feroz affricano, por él rescibió mortales reveses, y Breno, caudillo de tantos franceses, quedósse sin ellos por él en un llano. ¡Pues qué! De Pompeyo que dizen el Mahno y Julio, su suegro, podría relatarte, siguiendo sus formas, siguiendo su arte, perdieron las almas y cuerpos, hermano. APETITO: Que aquéssos burlasse no es gran maravilla, que ninguno dellos estava privado assí como yo, que estoy desposado con Venus, que el Mundo la llama "Carilla". HERMITANO: ¿Aquí os ha echado la albarda y la silla, con essa que piensas que es sola tu esposa? ¡Apártate della, que es muy peligrosa, no quieras mentalla, ni vella ni oýlla. APETITO: Según de tus dichos se me ha trasoýdo, si bien mi mollera los gusta y entiende; ¿dizes quel Mundo su Carilla vende como si fuesse muger del partido? HERMITANO: Plázeme, hermano, que me has entendido. APETITO: ¡Mi fe! Yo, padre, no puedo creello. HERMITANO: Abiva las mientes, si quieres sabello contarte [é] de algunos que la han posseýdo. Ella en sus brasas y llamas y fuego quemó a Salomón, Sansón y David; perdiósse Olophernes por ella en la lid, y a mil avisados ha hecho matiegos. Por ella tuvieron pendencia los griegos con los animosos y nobles troyanos; por ella perdieron los reyes romanos la silla real, de su furor ciegos. APETITO: ¡Dola al diabro, si tal es la chata! ¡Pardiós que son nuevas aquessas donicas! Si verdad es esso que, padre, pedricas, de vero yo h[e] echo sotil la barata. HERMITANO: Si estás en la cuenta, remira y recata, no te embauques ni cures más della. APETITO: ¡Que yo te prometo, de en mi vida vella, ni por su servicio mudar pie ni pata! HERMITANO: Pues otras hermanas mantiene sin ésta, que suelen las armas llevar con que él lidia: Yra, Sobervia, Pereza y Embidia, Avaricia e Gula. APETITO: ¡Sotil es la resta! Si con cada qual a tantos encesta como con Venus nombraste encestados ¡a hotas! no falten al Mundo cuñados: será presidente de toda la Mesta. HERMITANO: Con esta Sobervia, pastor, encestó el ángel más alto questava en el cielo, e hasta el abismo le traxo del buelo, con otros mil cuentos que cabe él halló; la Gula con muchos la casa e casó. APETITO: Sey cierto que nunca le falten maridos. HERMITANO: Pues los que Avaricia se tiene prendidos, Dios se lo sabe, pastor, que no yo.
Prosigue
De Yra e Pereza no quiero contar, ni menos de Imbidia. APETITO: Di, padre, ¿por qué? HERMITANO: Porque traen tantos cadenas al pie que es cosa impossible jamás acabar, e sabe una cosa, que es bien de notar, para que sepas huyr de su brete: que a todos con todas continuo acomete y a muchos con todas los haze casar. APETITO: Pues dime ora, padre, si tú lo barruntas: el Mundo ¿qué gana parando tranquillas, hiziendo promessas, casando carillas, con altos y baxos trabando repuntas? HERMITANO: Las sabias, sotiles y agudas preguntas, siempre requieren discreta salida: está pues, atento, si quies, por tu vida: sabrás el secreto de aquesso que apuntas. El Mundo se sabe que es perescedero y tiene un hermano, llamado Plutón, señor del infierno, do no ay redempción por oro ni plata, valer ni dinero. El Mundo no cura de Dios verdadero, antes sus cosas son todas muy viles: quiere por artes y mañas sotiles hazer al dïablo perpetuo heredero.
Prosigue
Ciega los ojos del conoscimiento con vienes caducos e sensualidades, ceva los hombres con mil vanidades, y olvidan el alto y divino aposento; házelos luego venir a su viento, y quando más piensan que privan con él, viene la Muerte, terrible, cruel: da con sus almas en grande tormento. APETITO: Enséñame, padre, tú, agora la vía cómo me libre de aqueste mal Mundo. HERMITANO: Pues nota tú, hermano, muy bien lo que fundo, verás si te sueltas de su compañía. Arrímate luego con buena porfía a quien más le vence, que es Fe, según Pablo, la qual da de coces tam bién al dïablo que nadie se pierde, que en ella confía. APETITO: ¿Podríamosla, padre, por dicha topar, que tengo ya pena por verme con ella? HERMITANO: Yo pienso por cierto que cerca estás della, que aquí suele siempre bivir y morar: por tu provecho la quiero llamar. APETITO: Merced me harás. HERMITANO: ¡Fe, Fe! [LA] FE: ¿Quien me llama? HERMITANO: Un servidor tuyo que mucho te adama, que quiere, si mandas, contigo hablar. LA FE: Sea paz con vosotros. HERMITANO: Bien vengas, Pandora, escala que subes los hombres al cielo nave del puerto de nuestro consuelo, de inmensos secretos real sabidora. APETITO: También yo desseo hablaros, señora. [LA] FE: Quanto quisieres. APETITO: En nombre de Dios, yo vengo, a la mía fe, [a] andarme con vos, sabida la gracia del bien que en vos mora. [LA] FE: ¿Quién eres, amigo? APETITO: Yo soy un zagal que el Mundo me tiene muy mal engañado, e de sus cautelas he sido avisado de aqueste hermitaño, tu amigo leal. Yo, ¡mie fe!, no busco servir mayoral de buenas entradas e malas salidas. [LA] FE: En buen tiempo acuerdas, si agora lo olvidas; yo pienso que nunca pudiera ser tal. APETITO: El padre me ha dicho de ti mucho bien, que al cielo te subes bolando e te baxas, e a tus servidores allá los encaxas en aquellas cumbres de Jerusalem: de aquí, te suplico, por tuyo me ten, pues en tu nobleza tan fuerte confío. [LA] FE: Que yo te rescibo e abraço por mío. APETITO: ¡O, nunca en la tierra perezcas! ¡Amén! HERMITANO: En pocas palabras ás bien negociado con esta señora tus hechos assaz. Fe ¡Anda, ve e buélvele al Mundo la faz e dile mil menguas con ánimo osado! Si más te promete, no tengas cuydado; dirás que eres mío, verás si desmaya. APETITO: Pues ruégo[o]s a entrambos que nadie se vaya de mientra yo voy. [LA] FE: Que sea tu mandado.
APETITO buelve al MUNDO e dize
[APETITO]: Acá buelvo al Mundo. ¡Variable mintroso! ¡Infame, matrero! ¡Discorde, malino! ¡Perverso alacrán! ¡Falaz serpentino! ¡Conciertacuydados! ¡Prometereposo! ¡O, llobo sangriento, lladrón muy mañoso, lançado me avías contigo en tu juego! ¡Una e mil vezes de ti derreniego, de miedo no digas después que no oso! MUNDO: ¿Qué es esto, cuñado, tal mal te ás comigo? APETITO: ¿Cuñado o qué que? ¡Tomá para vos! Soys un traydor, enemigo de Dios, la Fe me lo ha dicho, por esso lo digo. MUNDO: Detente ora un poco... APETITO: ¡Toma estotro higo! MUNDO: ¡O, Fe, cómo sola me vences e dañas! Mira, Apetito,... APETITO: ¿Qué trampas apañas? MUNDO: Darte [é] dominio sobrestos que sigo. Haré que en ell Asia te sirvan los cithas, vithinios y medos, armenios, caspianos, y los massaguetas, híberos, hircanos, con las amazonas de tetas atritas. Sírvante murranos y seres, corsitas, arábicos, persas, troyanos y ticios meóticos fieros, panfios, cilicios sármatas, pontos y babilonitas.
Prosigue
Darte [é] en la Libia mémidas, nigrantes, con los egipanes e los trogloditas; ternás so tu mano, si no te me quitas, los corineos con los gamfasantes; ternás más, egipcios con los garamantes, gétulos e blemios, atalantes, fenizes. APETITO: Todo es por demás, aquesso que dizes: ¡a otros, a otros con essas hablitas! MUNDO: ¡Óyeme, hermano! APETITO: ¡Quedaos para loco, que nunca en mi vida tu amigo seré! MUNDO: ¡O, Fe, mi contraria! ¡O, Fe, Fe, Fe, Fe! ¡Cómo me vences y tienes en poco! Las artes que trayo, los cambios que troco, tú las descubres, y dizes mis males, tú apartas a muchos de mis serviciales de aquellas promessas con que los provoco. Y dado que ha poco que yo me jactava que con mis engaños y vano favor quera de todos y todas señor, e con aquel bruto pastor lo provava, agora confiesso que me desmandava, que muchos he visto, mis contradictores los quales an sido por Fe vencedores de quantas cautelas yo uso y usava. Aquellos que siempre de Fe se an vestido jamás he podido que sean mis vassallos, ni me ha aprovechado jamás lisongeallos, ni dalles ditado, ni quanto an querido: por ella me tienen del todo aborrido e contra mis tiros y formas bariables están tan costantes, tan fixos y estables que aunque los sirvo yo soy desservido. Si bienes les doy, a Dios los offrescen, si estados famosos, a Dios dan las gracias. Conoscen mis cosas ser vanas y lacias e a ellas y a mí contino aborrescen. Ni honrras ni rentas los ensovervescen, ni adversa Fortuna les haze señal, ygual cara muestran al bien como al mal e siempre en las cosas divinas florescen. Hazen castillo de biva Prudencia, e en él se recogen; con mucha Justicia no temen combate, que, de mi milicia, si tira Fortuna, resiste Pasciencia. Están en el libro de sancta Consciencia contino leyendo con ojos del alma; mi fuerça no basta [a] ponellos en calma, por donde perdiessen tan gran excelencia.
Prosigue
No oso de puro corrido tentallos, viendo quán poco mis fuerças estiman e veo que los fieles [que] a la Fe se arriman a coces me tratan, e temo mirallos. ¡O, Fe, cómo sabes tam bien animallos! ¡O, Fe, que no puedo con ti yo medrar, ni donde tu fama se puede sembrar no me aprovechan lisonjas ni rallos! ¡Sus, sus! Yo me parto de entrestas quadrillas, pues ya los pastores se burlan de mí, no cumple mis artes sembrarlas aquí, ni andar prometiendo mis siete carillas. Voyme para otras ciudades y villas, a donde yo pueda doblar mis caudales, que aquí la Fe muestra tan claras señales que son por de más mis falsas tranquillas.
Vasse el MUNDO y buelve APETITO
[APETITO:] Ya es hecho, señora, lo que me mandaste, con claras razones, no nada encubiertas. [LA] FE: ¿Pues qué te respuso? APETITO: Hazía mil profertas, mas no aprovecharon con dalles contraste. HERMITANO: El tiempo que resta, señora, se gaste, en darnos la cuenta, si a ti, Fe, te agrada: ¿Oy, dónde ás estado contino ocupada, que no ás parescido? y aquesto nos baste. [LA] FE: Razón es de daros la cuenta perfecta de aquessa demanda, ques algo sabrosa. APETITO: ¡A hotas! Yo juro que no ha estado ociosa, ni en cosa que fuesse no justa ni recta. [LA] FE: Estad ora atentos, con alma discreta, sabréys bien la causa de mi ocupación. HERMITANO: Comiença, señora, que nuestra atención a quanto dixeres está muy acepta. [LA] FE: El cielo oy á hecho solén processión por la Virgen Madre de Quien lo crió, la más esmerada que nunca se vio, muy fuera de todas en comparación. HERMITANO: ¿Qué causa ha tenido de hazer novación? [LA] FE: Porque oy ha subido la Virgen y Madre a do está su Hijo, su Esposo e su Padre. APETITO: Rellátanos algo, Fe, dessa Assumpción.
LA FE dize la Assumpción cómo fue
[LA FE:] Costumbre es provada de la senetud venir las más vezes cargada de males, cubierta de rugas y canas mortales, en todo contraria de la jubentud, los miembros acorva, destierra salud, suele a los ojos privar de la vista, y los que padescen aquesta conquista no pueden perfecta tener su virtud. Mas porque la Madre de Dios infinito, sancta en la vida y en su nascimiento no padesciesse tamaño tormento en su cuerpo sancto, precioso, bendito, y para libralla de todo conflicto e ya coronalla por reyna del cielo subióla su Hijo del mísero suelo con músicas dulces. APETITO: ¿Avía garapito? [LA] FE: Avía cient mil cuentos y más tañedores, ángeles lindos, excelsos decoros, muy concertados, por orden a coros, tañendo canciones de ricos primores; traýan instrumentos de ricas lavores órganos, harpas, dulçainas sotiles, e mil formas otras de más menestriles, altos y baxos, medianos, mayores.
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Delante de todos en este misterio yva el propheta David excelente, tañendo su sancto e divino salterio y con tanta dulçura que no ay quién lo cuente; venía gran tropel de su misma gente, con mucho concierto detrás de sus plantas, diziendo: "Ven, Virgen, la flor de las sanctas, que el cielo te espera con cara riente". Sonava otro coro, de bozes süaves, angélicas todas, que al cielo subían, y con su armonía, sentí que dezían: "Ascende, pues tienes del cielo las llaves". Yva la Virgen, con sus ojos graves, en trono imperial, subiendo e mirava las cosas que baxo de sí ya dexava, hendiendo el camino que es dado a las aves. Mirava de hito la compassïón del orbe mundano compuesto por Dios e cómo la massa e primero chaos estava sin punto de su confusión; mirava los cuerpos que acá [a]baxo son, cómo tenían diversas figuras; sintía que el pintor de aquellas pinturas era su Hijo, de gran perfeción. Notava el concierto de los elementos, cómo en el centro la tierra yazía, y ell agua en contorno la tierra ceñía, e all agua cercaban, girando, los vientos; juzgava que el fuego tenía sus assientos sobre los ayres, y entre ellos no guerra vio estar a los hombres subjecta la tierra, ell ayre a las aves, los pesces en lentos. Alçó más los ojos la Virgen ufana, ya que llegava a la espera primera, e vio que la Luna, con clara lumbrera, salió a rescebilla de muy buena gana. Mostrósse jocunda, muy llena, no vana, e luego se puso devaxo sus pies. Notó que girava su curso en un mes e supo la causa muy cierta do mana. Partióse la Virgen del orbe lunar, sintiólo Mercurio, segundo planeta, oyó las canciones del sancto propheta e los menestriles de lexos sonar. Dexó su bastón, comiença a cantar con bozes muy altas, diziendo: "Subid: de aquesta mi casa, señora, os servid, si en ella queréys un rato posar." La ínclita Virgen se lo agradesció e fue prossiguiendo su sancta carrera. Ya que llegava a la espera tercera, Venus las bozes e música oyó: de mucha vergüença su gesto ascondió, que no conformavan sus obras con ella; no hizo la Virgen ningún caso della, e al círculo quarto derecha passó. El sol talayava, que no se dormía, que ya la avía visto de lexos subir, e lu[e]go en llegando le hizo vestir un manto del lustre que acá nos embía. Parósse la Virgen, con su compañía, miró el Zodiaco, con sus doze signos; vio sus influencias, notó sus caminos, puesto que de antes muy bien lo sabía.
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Partiósse en su trono real assentada, con mil consonancias e dulces cantares; ývase al cerco, derecha, de Mares, que haze su assiento en la quinta morada. Oyó la armonía muy bien acordada e dexa las armas que viste en pelea: hizo de oliva muy presto librea, e luego apareja muy bien su posada. En este comedio, la ninfa llegó, y, en viéndola, Mares hincó las rodillas; turvósse de ver tan santas quadrillas, angélicas todas, que nunca las vio. Hablóle la Virgen y luego boló derecha a la casa de Júpiter sesta, el qual, desque vido la gente y la fiesta, con un personaje sin son se quedó. Llegando la Virgen en esta sazón, Júpiter luego postrósse a dessora, diziendo: "Reyna del cielo y señora reposad un poco en mi habitación, que, puesto que sea muy pobre el mesón para tan alta y real magestad, tomad lo vivo de mi voluntad; si falta ay en casa meresco perdón". Diole las gracias de su offrecimiento, a Júpiter claro la Virgen prudente, y luego, de presto, pasósse al presente, a donde Saturno tenía su aposento. Desque él venir vio tan sancto convento, arroja la hoz y a bozes dezía: "Subid, Virgen Madre, bendita María, dechado de todas, hazed aquí assiento."
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No quiso la Virgen poner en cuydado al viejo Saturno, planeta seteno, passó por su cielo mejor que yo ordeno, al octavo polo, que es cielo estrellado. Después que lo vio, tam bien adornado, de tantos luzeros illustres y estrellas detúvose un poco, no más de por vellas, de grado mirándolas todas en grado. Mirava el Carnero, con roxo vellón y el Toro de Europa, con cuernos dorados, e a Cástor e Pólux, muy bien conformados, e al Cáncer que estava delante el León; a Virgo mirava, e al fiero Escorpión, a Libra, Centauro con el Capricornio, Aquario e los Pezes andar en contorno por su Zodiaco, torcido cintón. Mirava las Hyadas y Siete Cabrillas, entrambos los Canes, y el Cisne e Dragones, la Lira de Orfeo, tañendo mil sones, con otras estrellas que no sé dezillas. APETITO: ¡Qué huerte descanso rescibo en oýllas! [LA] FE: Mil otras mirava, sin las que yo narro; notava las Ossas, que están cabe el Carro, y entrambos los Polos tener quedas sillas. Notó cómo aquéllos jamás se mudavan, el uno en ell Austro, ell otro en Borrea, e vio que sobre éstos el cielo boltea, y cómo las otras esperas andavan. Vio las estrellas que fixas estavan, muy engastadas en su firmamento. Después de miradas las cosas que cuento, mil músicas dulces los ángeles davan.
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Subiósse la Virgen, con rostro benino del cielo estrellado, que mucho miró y en muy poco tiempo bolando llegó al nono, que suelen llamar christalino; después de revisto, siguió su camino al décimo cielo, que llaman empirio, más fresca que rosas, ni flores de lirio do estava su Hijo, precioso, divino. Salieron los coros en sus processiones, al rescebimiento muy bien ordenados, Virtudes, Poderes, y los Principados, Arcángeles, Tronos e Dominaciones, avía cient mil cuentos, y más de invenciones, inventas por mano de los Serafines, otras por seso de los Cherubines, Arcángeles, Tronos y Dominaciones. El gran consistorio de la Trinidad, con ver a la Virgen mostró regozijo, y luego, a desora su ínclito Hijo, habló desta suerte, con suma bondad: "Venid, Virgen Madre, venid y llegad, gozad de la gloria que ansí merescistes, pues vos de lebrea mortal me vestistes yo quiero vestiros de inmortalidad". Desque estas razones el Hijo acabó mostrando semblantes de mucha alegría la Virgen preciosa, bendita María, a la Magestad real se enclinó. El Padre infinito sentar la mandó, en silla imperial, según su persona, el Hijo le puso de reyna corona, el Espíritu Sancto el cetro le dio. Veys aquí hermanos en que m[e] é ocupado todo este día solén hasta agora: en yr con aquesta sagrada señora fasta el lugar que os he recontado. APETITO: ¡A hotas! Yo juro, que te ayas holgado, pues yvas al lado de tal compañía. [LA] FE: Ya puedes juzgar mi inmensa alegría, si pudo ser otra jamás en tal grado. HERMITANO: Después que te viste en tan alto lugar, cathólica Fe, con tanto deporte, di en qué te ocupavas. [LA] FE: Mirava la corte. HERMITANO: Por cierto que oviesse muy bien qué mirar. APETITO: Agora te quiero yo, Fe preguntar, pues todo lo sabes y todo lo viste, si alguien destas tierras allá conosciste. [LA] FE: Vi tantos que no se podrían numerar. Entre los quales estava tr[i]unfando, en muy rica silla, cubierto de gloria aquel que entre moros sembró mi memoria, el muy sereníssimo rey don Fernando, y vi cómo estava con él platicando la ínclita reyna sin par, Ysabel. APETITO: ¿En qué platicavan? [LA] FE: En plática fiel, de cómo reynaron y estavan reynando. Jactávanse desto que agora diré, entrambos do estavan, con rostro jocundo, que avían siempre dado de cosces al Mundo, poniendo entre infieles vandera de fe, y entre otras razones que dellos noté, las quales son tantas que no acabaría, dixeron que Carlos, su nieto, sería aquél que en ell Asia más señas pornié. HERMITANO: Yo tal cosa creo sin dubda ninguna, que con su favor tu nombre resuene en todas las partes que el orbe en sí tiene, por muy enemiga que sea la Fortuna. APETITO: Hagamos ya tiempo, que sale la luna, que ha rato questamos aquí razonando. [LA] FE: Bien dizes, hermano. APETITO: Pues vamos cantando, que todos tenemos razón oportuna. HERMITANO: Pues, sea como dizes; ¡Sus, alto cantemos! Entona tú, Fe, con dulce armonía. APETITO: Alto, pues, alto; tú, Fe, danos guía, que em pos de tu rastro nosotros yremos. HERMITANO: Si tú nos entonas, jamás herraremos. [LA] FE: Yo quiero entonaros; di, padre, el tenor; dirás tú, Apetito, la contramayor; dexadme a mí el tiple. APETITO: Pues, ¡sus!, comencemos.
Villancico
Pues este mundo acarrea pesares tristes e daños huyamos de sus engaños.
Cabo
Ganemos en este suelo, con arte de bien bivir, cómo podamos subir sin impedimento al cielo; tengamos con Dios el zelo e con sus bienes estraños y no temeremos daños. Llevemos la Fe por guía, que sabe bien el camino, con la qual, con muy buen tino, no herraremos la vía; el mundo con su porfía es causa de graves daños: huyamos de sus engaños.

FIN DE LA FARSA


Texto electrónico por Vern G. Williamsen y J T Abraham
Formateo adicional por Matthew D. Stroud
 

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Actualización más reciente: 26 Jun 2002