FARSA DE LA CONCORDIA

Hernando López de Yanguas

El texto presentado aquí fue preparado por Julio F. Hernando y está basado en varias fuentes: A, s.l., s.i., s.a. (w1529?); B, Manuscrito núm 384 de la Biblioteca Menéndez Pelayo,.descriptivo de A ; C, en Cronan (1913:451-492); D, en González Ollé (1967:75-126). A diferencia de nuestra práctica normal en esta colección, no hemos modernizado estos textos del siglo XVI. El texto presentado fue preparado por Vern Williamsen en esta forma electrónica (HTML) en el año 2001.


Farsa nuevamente compuesta por Hernán López de Yanguas sobre la felice nueva de la concordia y paz y concierto de nuestro felicísimo Emperador semper Augusto y del christianíssimo Rey de Francia.
Farsa llena de alegrías por la paz de nuestros días. Yanguas
Farsa nuevamente compuesta por Hernán López de Yanguas, sobre la felice nueva de la concordia e paz e concierto de nuestro felicissimo Emperador semper Augusto e del christianíssimo Rey de Francia, en la qual se introduzen ocho personas: un CORREO, el TIEMPO, el MUNDO, la PAZ, la JUSTICIA, la Guerra, DESCANSO y PLAZER.
Dirigida al illustre e muy magnífico señor, el señor don Francisco de la Cueva, mayorazgo e primogénito del illustrissimo señor, el señor don Beltrán de la Cueva, Duque de Alburquerque. Las personas entrarán desta manera: el CORREO, como correo, tañendo su corneta, el qual entra en tres partes de la obra, cada vez muy deprissa; el TIEMPO y el MUNDO, como viejos y en hábitos de pastores, salvo que el TIEMPO llevará un instrumento para tañer, qual él quisiere. La PAZ entrará muy bien ataviada, como gentil dama, y la JUSTICIA también, salvo que la PAZ llevará un ramo verde de oliva en la mano, o de laurel, y la JUSTICIA una vara. La Guerra entrará en hábito de ROMERA, con sus veneras y con su bordón en la mano. DESCANSO y PLAZER entrarán como pastores mancebos muy regozijados.
El argumento y summa desta obra no es más de dar descanso a los letores y auditores, diciendo el bien que de la paz al mundo viene y los daños que de la guerra se siguen. Fue tomada la materia del psalmista, de unas palabras que dizen Justitia et pax osculatae sunt, y de un verso de Virgilio que dize Iam redit et Virgo, redeunt saturnia regna. Y porque todo vaya declarado, los nombres de las personas se entenderán por estas letras: por C., CORREO; por T., TIEMPO; por M., MUNDO; por P., PAZ; por J., JUSTICIA; por G., Romera, que es la GUERRA; por D., DESCANSO ; por Pl., PLAZER. Va dividida en cinco actos, como en ella pareze. Entra cada copla en el pie quebrado.

ACTO PRIMERO


Interlocutores: CORRE[O], TIEMPO y MUNDO
TIEMPO: ¿Qué bozina es la que siento? ¿Quién la toca tan deprissa? ¿Si tañen por dicha a missa o si zurre qualque viento? Yo no veo por todo aqueste rodeo ningún zagal que la taña: juraré que viene a España por aquí qualque correo. No me engaño: quiero dexar mi rebaño y la capa no me engorre. Helo aquí: la posta corre; gesto trae de buen picaño. ¡Ha, señor! CORREO: No me embaraces, pastor, solo un punto, por tu vida. TIEMPO: ¿De dónde es vuestra venida? CORREO: Donde está el Emperador. TIEMPO: Bien está. Pues, ¿qué nuevas ay allá? CORREO: Ay peligro en descubrillas, mas llega, pastor, acá, quiero a tu oreja dezillas. TIEMPO: ¡Valme Dios! Ya son conformes los dos. CORREO: Guárdame secreto agora, y queda, viejo, en buen hora. TIEMPO: En la misma vayáys vos. Cielo y tierra, pues ay paz sin aver guerra, se muestren regozijados; reverdezcan los collados, y los vales y la sierra. Las montañas, los bosques, breñas estrañas, los solanos e sombríos, fuentes, arroyos y ríos, sientan gozo en sus entrañas; los poblados bivan de oy más descansados, vaya la guerra a los moros, los christianos corran toros con que alivien sus cuydados. Ya los muros, bien pueden estar seguros, adarves y varvacanas, y las vegas más tempranas llevar los fructos maduros. Los pastores bien pueden por los alcores repastar bien sus ganados, no teman ya los soldados que les roben los megores. Claro veo que es cumplido mi desseo, y que es llegada sazón de repicar la canción de Gloria in excelsis Deo. Por solaz yo me tornara rapaz, baylando en esta ladera, si oviera quien respondiera con el et in terra pax. Digo yo, que desque Dios me crió, que á más de cinco millares, no me vi tan sin pesares como en el punto que estó. ¿Qué haré, baylaré o no baylaré con que el plazer adelante? ¡Dome a Dios! No sé si cante que á mucho que no canté. El cantar mucho suele contentar, si las bozes tienen tronco, mas yo de alegre estoy ronco pero quiérolo provar. ¡Guárdeos Dios! ya me ha tomado la tos, nunca jamás se me quita yo devo tener pepita y raspillas más de dos. Alegría no aprovecha, yo quería antes que de aquí passasse cantaros que Dios guardasse tan chapada compañía. Baylar quiero si, ¡juro a diez verdadero! pues tengo ronca la boz, y aun saltar de hoz y coz pues acude tal tempero. Salamón sé que dixo en un renglón que avía tiempo de cantar, de sembrar y de plantar, y tiempo de otra sazón. ¡Ha la gala! ¡Huélgome, si Dios me vala! Mag[u]era que solo estoy, yo quiero rebentar oy por tan hermosa zagala. Ella es ella, la Paz que nuestro bien sella, la Paz que nuestro bien quiere, la Paz que, donde estuviere, nadie bive con querella. ¡O, gran bien! ¡Mil gracias a Dios, amén! Que después que Adán nació nunca otra nueva se oyó tal para Jerusalem. Yo me espanto, cómo Dios á obrado tanto, aunque es razón que Dios obre, siquiera porque se cobre su sepulcro sacrosanto. De plazer no me harto de tañer. ¡O, quién fuera agora Orfeo, Amfión, Terpandio o Museo, para me satisfazer! ¿Quáles gentes, si el hombre bien para mientes, por mucho que adevinaran, pensaran que se hermanaran dos reyes tan excelentes? MUNDO: De sobexo en sus maneras y rejo al Tiempo veo en regocijo; ¿"Gloria al Padre, gloria al Hijo"?: loco se torna el buen viejo. ¿Dónde viene? Gran plazer es el que tiene, bayla y canta todo junto. Si no es él yo no varrunto, quién es. Llegarme conviene. ¡Hao! ¿Quién eres que muestras tantos plazeres a solas por este exido? TIEMPO: ¿Cómo, no me has conocido? MUNDO: No, si no me lo dixeres. TIEMPO: Yo te digo que soy el Tiempo, tu amigo. MUNDO: ¿Cómo vienes tan ufano? TIEMPO: Yo lo diré, Mundo, hermano que huelgo mucho contigo. MUNDO: ¡O, vejaz, más verde vienes que agraz! TIEMPO: Sábete que ya retoço. MUNDO: ¿A que fin? ¿Te tornas moço? TIEMPO: Porque ay en la tierra paz. MUNDO: ¿En la tierra? TIEMPO: Sí, que nunca verás guerra. MUNDO: Declárame esso mejor. TIEMPO: Porque nuestro Emperador contra turcos la destierra. MUNDO: Dame cuenta. TIEMPO: ¡Pardiós! Punto no te mienta que el mentir corrompe el gusto. Sabe que César Agusto se sale con quanto tienta. La Fortuna siempre le es tan oportuna que, porque a César le sobre, huelga de quedarse pobre, y, por le servir, ayuna. MUNDO: Deste crey que dixo no sé en qué ley aquel sabio más que humano que tiene Dios en su mano siempre el coraçón del rey. TIEMPO: Dentro y fuera quiere Dios que el buen rey quiera aquello que más le aplaze, lo qual nuestro César haze sin herrar de su carrera. MUNDO: Con sus modos, temen ya los turcos todos, en todo el mundo su nombre. TIEMPO: No ay nación que no se assombre con ver que excede a sus godos. Ya tú, hermano, sabrás cómo, este verano, fiesta de la Magdalena, envarcó, en hora buena, a ver el mundo ytaliano. MUNDO: Bien lo sé, y la flota con que fue a recebir su corona, porque dentro en Barcelona no lexos dél me hallé. TIEMPO: Oye atento, luego le vino tal viento que a las Ytalias passó y luego desenvarcó en Génova muy contento. Con mil fiestas, con puentes en el mar puestas, los genoveses salieron y al gran César recibieron con invenciones honestas. Finalmente, aunque otras cosas no cuente, luego dieron obediencia Génova, Pisa y Florencia, con otra ytaliana gente. MUNDO: ¿Pues Venecia? TIEMPO: Venecia tanto se precia porque está en agua assentada que se mostró rebotada. MUNDO: No á dexado de ser necia. Aunque Marcos tenga tesoros y varcos, y el León las uñas fieras fuera mejor poner arcos a César y a sus vanderas. TIEMPO: La jatancia de Peligro, Rey de Francia, desque vio a César passado la flema se le á [a]baxado, que en ella no vio ganancia. Y los dos, álos conformado Dios, de tal arte, con sus manos, que entre tan grandes hermanos nunca más se verá tos; porque es fama que el Rey toma a su madama Reyna de valor sin fin y casa con su Dolfín a la hija desta dama. MUNDO: Grandes bienes nos vienen de los rehenes. TIEMPO: A mí pensallo me espanta; también casan nuestra Infanta con el Gran Duque de Urlienes; con lo qual, es hecha una trama tal que ya tiemblan los paganos, y los reynos de christianos han dado fin a su mal. MUNDO: Si pidieras, antes que me lo dixeras, albricias, quera razón, yo te diera mi jubón, el de mangas domingueras. TIEMPO: Ya ternemos en todos nuestros estremos sin que nadie se destempre justicia e paz para siempre y a Jano no le veremos. MUNDO: ¡Sus, andar! Bien sé yo en qué ha de parar este mi gozo e plazer, comiença, Tiempo, a tañer, que es razón ya de baylar. TIEMPO: ¡Alto Mundo! ¡O, qué son tan perjocundo! MUNDO: ¡Soncas, no puede mejor! TIEMPO: ¡Favorécete, pastor! MUNDO: ¡Biva César sin segundo! TIEMPO: Bien está lo baylado, basta ya. MUNDO: Como tú, Tiempo, quisieres. TIEMPO: Parece que oyo mugeres callemos, llégate acá.

ACTO SEGUNDO


 
Interlocutores: PAZ, CORREO, JUSTICIA
PAZ: ¡Válame Nuestra Señora! ¿Qués esto? No lo adevino. ¿Quién passa por el camino tañendo corneta agora? Bien es ver quién viene, para saber si a dicha trae qualque nueva, más, según la prisa lleva, podrá ser no responder. ¡Gentilhombre! Perdonad que n[o] os sé el nombre. CORREO: Noble dama, ¿qué pedís? PAZ: Que me digáys dó venís, mi pregu[n]ta n[o] os asombre. CORREO: Dama, vengo, de Ytalia, camino luengo, en postas, con prissa harta, perdonad que no me tengo, mas de daros [é] esta carta, en la qual, veréys la firma imperial, vuestro nombre en sobreescrito, leelda poco a poquito, y Dios os guarde de mal. PAZ: Entre mí la quiero leer aquí, Dios vaya siempre contigo. César habla aquí comigo. ¡En dichosa hora nací! ¡Grandes cosas, nunca vistas, milagrosas, vienen en este papel! ¡Muchas gracias doy [a] aquel que me quita las esposas! Mi plazer comience ya a florecer; grane, grane mi alegría. ¡O, bendito sea aquel día que César pudo nacer! ¡Quán bien fuera que cien mil lenguas tuviera, cada qual con su garganta, con facundia tal y tanta que a Marco Tulio excediera! Mas la Fama, que siempre lenguas derrama, terná por bien de suplir lo que yo no sé dezir de tam bien hilada trama. Ya mis males, mis destierros desiguales del todo son fenescidos e los brutos animales no verán más mis gemidos; que, en verdad, desque faltó Quaridad para mí, entre las más gentes, entre las fieras serpientes vi mayor conformidad. Los leones de feroces coraçones de sí no me desecharon y los tigres se alegraron, basiliscos y escorpiones. Esto digo, porque me dieron abrigo sierpes de diversos nombre[s] e solos, solos los hombres, mostravan odio comigo. Y la Guerra, tinié tomada la tierra con sus armas y tras tras, pero yo pienso de oy más de tratalla como a perra. Su gran fuego al mundo trayé tan ciego si César no socorriera que mi nombre se perdiera y no hallara sosiego; pero agora, hállome tan gran señora, con esta carta que trayo, quien señor se halla el Mayo qua[n]do al mundo pinta e dora. Ya bien puedo lançar de mi lado el miedo con tan cierta relación pues me sacó de prisión el gran César con su dedo. ¿Quién podría explicar el alegría con que yo torno a este mundo, pues la Guerra va al profundo y la tierra e mar es mía? Tamto bien le dé Dios, amén, amén, pues su mano tanto abarca que sea absoluto monarca sin aver jamás desdén. Si topasse con quien mi bien relatasse mucho más descansaría... Quiérome yr por esta vía, si a dicha alguno encontrasse... Gran codicia tengo que ver a Justicia, que á mucho que no la vi... Parece que viene allí, o mi vista se desquicia. ¿A dó va? No pienso que viene acá, va del camino me á poco. Quiero descansar un poco, si es ella, no tardará. JUSTICIA: ¿Qué es aquesto? Algún gran milagro es esto. ¿Qué corneta es la que suena? ¿Si es alguna nueva buena? Quiero ver quién passa, presto. Por Dios, creo que a mí viene este correo, quiero salille al atajo. CORREO: Quitado me has de trabajo, Justicia, pues que te veo. JUSTICIA: ¿Qué me dizes? CORREO: Nuevas, nuevas muy felices, que la Paz es libertada y la Guerra es desterrada, no preguntes más ni atizes. JUSTICIA: Nuevas buenas, te dé Dios de glorias llenas y te libre de malicia. CORREO: Dios quede con ti, Justicia. JUSTICIA: Él te dé buenas estrenas. La Paz veo, ya se cumple mi desseo. Quiero hablar desde agora. ¡Dios te salve, Paz, señora, por cuya vista rodeo! PAZ: ¡O, bien vengas, para que al mundo sostengas, Justicia, acá, con tu vara! JUSTICIA: Huelgo, Paz, con ver tu cara y oliva, con faldas luengas. PAZ: ¿Cómo estás? JUSTICIA: En mi rostro lo verás, alegre y más que contenta. PAZ: La margarita es inventa. JUSTICIA: Esso por ti lo dirás. Un Correo, que llaman "Espera in Deo", me dixo, en pocas razones, que eras libre de prisiones. [PAZ:] Ya mi libertad posseo. Sea loado quien al mundo me á tornado, que ya me cubre tiricia; y el que a ti, hermana Justicia, la vara te ha confirmado. JUSTICIA: Muy ufana me hallo con tal, hermana, mas escucha un poco agora: ¿quién será aquella que llora por aquella trasmontana? PAZ: Gran mal trae, a cada passo se cae; trage muestra de Romera. JUSTICIA: Oyamos ora, siquiera, qué dize, o dó se retrae. ROMERA: ¡O, cuydado, jamás visto ni pensado! ¿Dónde tan presto has venido? ¿Qués esto? ¿Por dó he subido en tan fragoso collado? Todo es peñas xarales, montes y breñas. ¿Qués de mis ciudades ricas? ¡O, benditas paxaricas, que estáys por aquí estremeñas! Escuchad, siquiera por caridad, mis congoxas y querellas; puesto que n[o] os doláys dellas ni de mi gran soledad. ¡N[o] os me vays! Parece que reboláys, ¡n[o] os espante mi presencia! ¡Tened un poco paciencia, después, ýos a do mandáys! Escarmiente quien presume de prudente; nadie diga "bien me estoy". Sepan, sepan todos oy, que Fortuna a todos miente. Quán pujante, me [é] visto, mil años ante: Guerra, de todos temida; agora, véome caýda, y no veo quién me levante. Ya del cielo no espero ningún consuelo que siempre fue mi enemigo; la tierra está mal comigo, el mar no me tiene duelo. ¡Rocas duras, sierpes de estas espessuras, condoleos ya de mi mal! ¡No aya bestia ni animal que no sienta mis tristuras! ¿Qué harán quantos comían [de] mi pan, quera gran parte de buenos? Sin duda me echarán menos e de hambre morirán. Capitanes, gentiles hombres, galanes, con otros bisoños fieros: andando yo en los oteros ¿quién suplirá sus affanes? Otro mal ay tras este desygual: es que se verá muy tarde quién es valiente o covarde, sin la guerra o su metal. Quando el Papa se solía vestir mi capa, el qual es buelto en paloma, algo mandava yo en Roma, vestida toda de chapa. Si quería, en dos credos rebolvía franceses con ytalianos, alemanes, castellanos, hasta turcos con Ungría. Mas, mi hado, de tal suerte se á mudado en casos rezios, atroces, que temo morir a coces si la Paz lo á varruntado. Por manera que el mal que mi mal espera en el presente comedio no á hallado otro remedio sino tornarme romera. PAZ: ¡Gran traydora! Ésta es la Guerra que llora. ¡Quál viene dissimulada! JUSTICIA: Mi fe, no aprovecha nada, quiérola prender agora. ROMERA: ¡Ay de mí! Desde el punto en que nací nunca me vi tan desierta. ¿Qué haré? Doyme por muerta, la Justicia viene aquí.

ACTO TERCERO


  
Interlocutores: JUSTICIA, [la ROMERA que es la] Guerra, PAZ, TIEMPO, MUNDO. Entra JUSTICIA
JUSTICIA: N[o] os escondáys. ¿Qué parláys? ROMERA: Señora, no digo nada. JUSTICIA: Sed presa desta vegada. ROMERA: ¿Por qué presa me lleváys? JUSTICIA: Mi prissión será por la Inquisición. ROMERA: Yo no cometo heregías. JUSTICIA: No curéys dessas porfías, que n[o] os prendo a sinrazón, ¡embaydora! ROMERA: No lo soy, por Dios, señora, ni en mi trage ay tal manera; soy una pobre romera, que por sus pecados llora. JUSTICIA: Satanás nunca jamás daña más, quando huye de la cruz, que quando es ángel de luz o en el hábito que vas. ROMERA: Tus razones sospechan de mí trayciones, según por ellas me tratas: pues sabed que las beatas ansí van las estaciones. JUSTICIA: Vos soys tal, que Alecto, furia infernal, más en dañar no se esmera, ni Tesifona y Megera nunca atraman tanto mal. Por vellaca, os quiero atar a un estaca. ROMERA: ¿A mí, señora? ¿Por qué? JUSTICIA: Llegaos, que y[o] os lo diré. ROMERA: ¡No me apretéys, que estó flaca! JUSTICIA: No penséys, que con esto pagaréys. ROMERA: ¿Dó están mis hijos y hermanos? JUSTICIA: Dad acá essos pies y manos, que después los llamaréys. Si y[o] os ato, y desta manera os trato, vos lo tenéys merecido. ROMERA: ¿Qué males he cometido? JUSTICIA: Y[o] os lo diré en poco rato. Antemano, offendéys al Soberano, porque echáys su Paz del mundo, y, con esto, lo segundo: hazéys lo sacro prophano. He notado que el que va mejor librado de vuestra hueste o pendón, es el que es mayor ladrón, o más hombres á matado. Por tres blancas hazes mil personas mancas, otros hazes mil pedaços, otros sin manos o braços, otros coxos con sus trancas. Vos quemáys las miesses donde llegáys, con un poder dissoluto, e los árboles con fruto, por los troncos los cortáys. Las donzellas, hazéys gran vileza en ellas, no menos en las casadas; ¿qué diré de las posadas, como echáys el huesped dellas? Sus capones, sus gallinas y ansarones, sus mantecas y tocinos, pan y vino, e palominos, todo lo gozan ladrones. Los sudores de los tristes labradores, sus terneras, sus ganados, todo lo days a soldados, e aun otras cosas mejores. Sus officios dexan por andarse en vicios, vos los bolvéys haraganes, vos soys madre de rufianes e fuente de los bullicios. ROMERA: Pues, señora, yo sé que soy pecadora, mas algún bien me dio Dios. JUSTICIA: Esse bien dezildo vos. ROMERA: Pues dexadme un poco agora. [JUSTICIA:] Que me plaze. ROMERA: Lo que a mí más satisfaze es, mientra digo e prosigo, que os ayáys muy bien comigo, que de miedo no me enlaze. JUSTICIA: ¡Sus, dezid! ROMERA: ¿Quién conociera a David ni los fuertes filisteos, ni los cinco Macabeos, si jamás no oviera lid? Muchos son que siguiendo mi pendón sus nombres esclarescieron, de los quales sé que fueron Josué, Moysén y Sansón. Los romanos, arrimando a mí sus manos, adelantaron su imperio, Camillo Graco y Tiberio e Cipiones affricanos, un Marcelo, Sulpicio Bruto, Metelo, Emilio Curcio e Fabricio, Horacio Cocle e Domicio, con otros que no revelo. Mi intención no es hablar en Macedón, ni en Césares, ni Pompeos, ni en Héctor, ni en Tolomeos, mas vengo a vuestra nación. JUSTICIA: Dezid pues. ROMERA: ¿Quién esclareció a Cortés, puesto quasi en otro mundo? Vos diréys lo que yo fundo, ques a mi causa marqués. ¿Quién no atina que a mi causa aquél de Urbina fue puesto en estimación, y el de Leyva y de Alarcón, hombres de memoria dina? Otros callo, por el tiempo en que me hallo, dignos de eterna memoria, que, por no alargar la hystoria, es muy mejor abreviallo. Pues si doy a bivos fama do estoy, y a muertos hago alabarlos, ¿por qué me destierra Carlos a los garamantas oy? Si es su fin cubrir las armas de orín que de no tratallas mana, poco en esto César gana, en romance ni en latín. Pues, la Paz, su fin es de dar solaz, e gastar la vida en fiestas: no son condiciones éstas que hazen gente sagaz. Yo, a lo menos, muchos ruynes hago buenos, y tres mil baxos levanto: quando la Paz haga tanto quiebren mis tiros e truenos. JUSTICIA: ¡O, malvada! ¿De la Paz, tan alabada de Dios, por su misma boca, osas hablar como loca? ¡Perdida, más que treguada! ¡Toma, toma, no derrames más carcoma! ROMERA: ¡Ay, Justicia, que me has muerto! JUSTICIA: ¿No sabes quán sin concierto diste sacomano a Roma? Mal miraste los templos que despojaste en sacrosantos lugares: custodias, cruces y altares, y aun los cálices robaste. Mal miravas las damas que deshonrravas, toda Roma dando gritos, tú, cevada en tus delictos, los sacros prestes jugavas. ¡O, maligna de toda piedad indigna! ¡Puerta de todos los males! Yo haré que no te yguales con la Paz, santa y venigna. ¿Tú no sabes aunque tus cosas alaves quién es la Paz y sus mañas, sus condiciones y entrañas, que las cantan ya las aves? En el cielo no tienen mayor consuelo, después de Dios, ni solaz, que estar los santos en paz. ¿Qué harán pues los del suelo? Porfiaría que el reyno infernal sería perdido todo en tropel si, entre los ministros dél, oviesse guerra algún día. Da muy tutos la tierra todos sus frutos, todos biven en convén, el mar se navega bien, no ay piratas dissolutos. Mil plazeres gozan hombres y mugeres, las cosas sacras no cessan, van seguros, y atraviessan a las ferias mercaderes. Lo que ganan lo que sudan, lo que affanan, gózanlo padres y hijos; en las ventas y cortijos, sin recelo se rellanan. El más alto no recela sobresalto, los baxos biven seguros, los surcos tienen por muros, especial si yo no falto. Destos bienes ningunos, Guerra, tú tienes, salvo dissipar ciudades e tratar civilidades; nunca la verdad mantienes. Pues, maldita, sin que más de ti repita, gran merced oy Dios te haze, si lo bueno te desplaze, con que la vida te quita. PAZ: ¡Muera, muera tan cautelosa romera! ROMERA: ¡Ay, señora, que estó atada! PAZ: ¡No se me da desso nada, doña cevil, hechizera! ROMERA: ¡Gran dolor! ¿No ay por aquí algún pastor a quien moviessen mis bozes? TIEMPO: Anda [a]llá, Mundo, que gozes, vamos a dalle favor. MUNDO: A mi ver la boz tiene de muger. ROMERA: ¡Ay, me que matan de beras! TIEMPO: ¿Si la comen bestias fieras? MUNDO: Asmo que esso deve ser.

ACTO QUARTO


Interlocutores: TIEMPO, MUNDO, PAZ, [la ROMERA que es la] Guerra, JUSTICIA, DESCANSO, PLAZER
TIEMPO: Acá estáys ambas a dos, nuestro mal se desperdicia. MUNDO: ¿Quienes son? TIEMPO: Paz y Justicia. MUNDO: ¡Gran consuelo para nós! ¡O, donzellas, honestas, santas e bellas, estéys mucho de en buen hora! TIEMPO: ¿Quién es essa pecadora que publica sus querellas? JUSTICIA: Tiempo e Mundo, vengáys en passo jocundo por esta florida sierra: esta romera es la Guerra, puerta del ciego profundo. MUNDO: No me agrada. ¿Por qué la tenéys atada? PAZ: Porque acabe sus engaños. MUNDO: Juro a mí, que estotros años que estava más engallada. TIEMPO: ¡Quán humilde s[e] está, sin faltalle tilde! Como raposa se inclina. MUNDO: ¡A, traydora, me declina! JUSTICIA: ¡Dalde, dalde, sacudilde! PAZ: ¡Dale, hermana! JUSTICIA: Plázeme, de buena gana. PAZ: ¡Tú, Mundo, en los pestorejos! ROMERA: Éstos deven ser los viejos que acusaron a Susanna. MUNDO: Cata, cata; ¿atada de pies y pata usáys de vuestra malicia? ROMERA: Y aun diré mal de Justicia, si desta suerte me trata. JUSTICIA: ¿Cómo ansí? ¿qué podéys dezir de mí, puesto que os dexe parlar? ROMERA: Pues dexadme resollar. JUSTICIA: Soy contenta desde aquí. ROMERA: Bien sabéys, Justicia, n[o] os enojéys, que os hizo Dios de metal, que tornéys el bien y el mal, y lo ajeno no toméys. JUSTICIA: Bien lo sé. ROMERA: Pues oýd lo que diré, no me mostréys mala cara: ¡cómo retorcéys la vara! JUSTICIA: ¡Vos mentís, nunca tal fue! ROMERA: Yo lo pruevo, si das licencia de nuevo. JUSTICIA: Yo la doy, mira qué dizes. ROMERA: Digo que un par de perdizes la trastornan y a[u]n un huevo. Los capones, las gallinas y ansarones, y también garcisobaco, como tiene el palo flaco, házenle hazer cedivones. Los muy ricos, aunque sean hombres inicos, hazen de buen pleyto malo, y no castiga esse palo sino los más pobrecicos. Los derechos que llevas e los cohechos, las mantequillas e truchas y los dineros que ahuchas no son públicos provechos. El variarte mil vezes a cada parte, haziendo alegres e mustios con diez pares de salustios, no provarás ques buena arte. Puesta en trona, con auctoridad catona, la qual a muchos offusca, pelas al que más te busca, como prudente ladrona. JUSTICIA: Algo desso, yo, Guerra, te lo confiesso, que acontece en mis ministros, pero nunca en mis registros se vio herrado processo. Mis jüezes, hombres son, pecan a vezes, pero de mí tal no digas. ROMERA: Pues, ¿por qué no los castigas como a los pobres soezes? JUSTICIA: Esso quede para Quien todo lo puede, e lo alcança e sabe todo. PAZ: A ti porné yo del lodo, que no avrá quien me lo viede. TIEMPO: Dime, Paz, ¿quies que le pegue un palaz? PAZ: Passo, passo, no la mates, mejor es que la desates. JUSTICIA: No hablas como sagaz. Si se suelta, podrá ser que dé tal buelta según sus artes e mañas, que Ytalias, Francias y Españas todo lo ponga en rebuelta ROMERA: No ayáys miedo. TIEMPO: Pues juraldo y alçá el dedo. ROMERA: Yo lo juro de lo hazer; el dedo no puede ser porque está atado y no puedo. JUSTICIA: Alto pues, soltalde manos y pies. MUNDO: ¡Vete ya, que suelta estás! ROMERA: Yo me voy a do jamás, os veré ni me verés. TIEMPO: Destas santas y de sus mantos e mantas e su bordón e veneras Dios me libre muy de beras. MUNDO: Allá yrá, a los garamantas. ROMERA: ¿Por dó yré? Triste de mí, ¿qué haré?, maltratada y abatida, de todo el mundo expelida, sin aver hecho porqué. Tal me veo, que a mí misma me desseo. ¿Ay algún pastor aquí? PLAZER: Descanso, ¿quién viene allí? ROMERA: Yo, que mis males llanteo. DESCANSO: ¡Hao! ¿Qué has? ¿Dó vienes? ¿A dónde vas? ROMERA: Soy la sin ventura Guerra. PLAZER: ¿Cómo, te vas de la tierra? ROMERA: No me dexan estar más. DESCANSO: ¿Quiénes son los que te echan del mesón? ROMERA: No, por cierto, mi malicia; el Tiempo, Paz y Justicia y el Mundo, contra razón. PLAZER: ¿Dó los dexas? Dínoslo, pues que te alexas. ROMERA: Aý quedan, en un pradal. DESCANSO: Plázenos de ver tu mal. ROMERA: ¿A quién contaré mis quexas? PLAZER: ¡Espera, espera! ¿Cómo vas hecha romera? ROMERA: Á poco que estuve en Roma. DESCANSO: ¡O, ladrona! ¡Toma, toma! P[LAZER:] ¿Huys, doña bordonera? DESCANSO: ¡Grida, grida! Ya la Guerra es despedida para nunca más bolver, ¡Huelga Plazer, a plazer! ¡Gozemos de oy más la vida! Que á mil años que pastores y rebaños andamos cabezcaýdos. PLAZER: Ya son los tiempos venidos que dan fin a nuestros daños. DESCANSO: Ora andemos, quiçá la Paz toparemos por estos verdes collados. TIEMPO: Dos zagales repicados siento venir. ¡Escuchemos!

ACTO QUINTO


 
Interlocutores: DESCANSO, PAZ, PLAZER, JUSTICIA, TIEMPO y MUNDO
DESCANSO: Dios os guarde, Dios os guarde, todos quatro de remanso. PAZ: Dios te dé salud, Descanso, y a Plazer muy buena tarde. PLAZER: ¿Quién pensara, jamás, Paz, de ver tu cara, que a todos nos beneficia? ¿Quién pensara, di, Justicia, ver tan derecha tu vara? JUSTICIA: De verdad, obras de su Magestad son éstas, después de Dios. PAZ: Mas, ¿quién os dixo a los dos nuevas desta libertad? DESCANSO: En las villas hazián grandes maravillas todos, por amor de ti; yo en Burgos lo trasoý, yendo a vender mantequillas. PAZ: Esto, hermano, haze el gran César romano, muy más felice que Agusto, que a su favor e a su gusto todo le viene a la mano. DESCANSO: Ten por cierto, que en poblado ni en desierto, no quede palmo de tierra que contigo y con la Guerra no se dé a humo muerto. JUSTICIA: Tus razones, según, Descanso, dispones, me dan de claro a entender que en España hemos de ver gentes de todas naciones. PLAZER: A manojos pienso ver, con sendos ojos, los arimaspos venir, los quales suelen reñir con grifos, y aver enojos. DESCANSO: Digo más, que con tus ojos verás los ter[r]ibles antrofagos, que acá nos hazen halagos bueltos los pies car[a] atrás. PLAZER: Más veremos, andar por nuestros estremos los que llaman ofigenes, que, en tocando, dan mil bienes quando ponçoña bevemos. DESCANSO: Muy continos andarán los androginos, sin vergüença y sin empacho; cada qual es hembra y macho, e van por ambos caminos. PLAZER: Con sosiego los hyrpios veremos luego, que entre los otros se estreman, los quales nunca se queman, descalços por cima el fuego. DESCANSO: Verás ledos, muy sosegados y quedos, los milones, cómo vienen, los quales, verás que tienen, en cada pie ocho dedos. PLAZER: Sin conquistas, vernán los ginosofistas, de los quales, te repito, que miran el sol de hito, sin agravio de sus vistas. PAZ: Cosas pocas se han visto, de las que tocas. DESCANSO: Pues verás otros matizes: los ciritas, sin narizes, los astonomos, sin bocas. PLAZER: En bolandas vernán acá coromandas, gloria les será el destierro, e con sus dientes de perro mascarán nuestras viandas. DESCANSO: Sin recelos tu verás los monocelos, que vienen a sendos pies, y los sátiros después, que buelan sin tener buelos. PLAZER: Tus desseos han de ver otros más feos, passearse, por nuestras rúas, cavalleros, los pigmeos, en cabrones contra grúas. JUSTICIA: ¡O, qué edad, qué tiempo de caridad es llegado a nuestra España! TIEMPO: Cada qual, en su cabaña, terná gran seguridad. MUNDO: Ya es tornada otra vez la edad dorada, Saturno ya resucita la plata y cobre se quita, la de hierro es acabada. DESCANSO: Los pertrechos, daldos todos por dese[c]hos, los trabucos e lombardas, e las picas e alavardas, e las casas e los techos. PLAZER: Los zagales ternán tales temporales que desnudos se andarán, y la tierra dará pan sin arar los andurriales. DESCANSO: Arboledas, avrá por todas veredas, siempre estará el mundo ufano, contino será verano, nadie querrá las monedas. PLAZER: La verdad, la virtud, la castidad, que andavan quasi perdidas, todas andarán floridas, cobrada su auctoridad. DESCANSO: La luxuria, la sobervia con la furia, las cautelas e trayciones, e los saltos de ladrones ya no nos harán injuria. PLAZER: Nuestros hatos, cabras, ovejas, chivatos, no avrán miedo a lovatones, ni las vacas a leones, ni los mures a los gatos. DESCANSO: Las espadas, todas serán olvidadas, carcomidas del orín; todas las armas, en fin, serán en hozes tornadas. PLAZER: Provechosa eres, Paz, a toda cosa. PAZ: Tú verás andar, hermano, con los pollos el milano, con el gallo la raposa. DESCANSO: Y aún verán tener paz el gavilán con los tordos y pardales, e las águilas caudales las perdizes amarán. PLAZER: A manadas las liebres acovardadas andarán entre los galgos, todos seremos hidalgos, las alcávalas dexadas. DESCANSO: Los venados, andarán muy hermanados, con los canes más ventores, y las palomas y açores conformes, por los collados. PLAZER: Y aún saldrán las lechuzas donde están sin temor a mediodía, e las garças tomarán halcones en compañía. TIEMPO: Razón sobra pues la Paz haze tal obra que todos nos gasagemos. MUNDO: Bien has dicho. ¡Sus, baylemos, que tal tiempo no se cobra! TIEMPO: Ora pues, de quatro baylemos los tres. Tú, Mundo, haznos el son. MUNDO: Ponéos todos en jubón y sacudid bien los pies. ¡Sus, que taño! DESCANSO: ¡Par Dios, ques son de picaño! PLAZER: ¡Baylemos a la barrisca! TIEMPO: No nos tañas la morisca, sino el villano de antaño. MUNDO: Soy contento, andad todos con buen tiento. TIEMPO: Apártate allá, rapaz: ¡Ha la gala de la Paz, que con su vista me aliento! PLAZER: Ande más, y no mudes el compás, que el son mismo da codicia. ¡La gala de la Justicia! MUNDO: ¡Buena çapoteta das! Yo he gozado de las bueltas que avéys dado; táñeme tú, Tiempo, un poco, y verás cómo las floco: hazme un son muy repicado. TIEMPO: ¡Alto Mundo! MUNDO: ¡Juro a mí, que ya le tundo! DESCANSO: Dale a tu vayle favor. MUNDO: ¡Biva nuestro Emperador, pues que no tiene segundo! DESCANSO: ¡Más, más, más! TIEMPO: ¿Cómo, por vaylar estás? DESCANSO: Si estoy, bien será que hipe, ¡biva el Príncipe Philippe! PLAZER: ¡Juro al Mundo, bueno vas! MUNDO: Paz, señora, baylad vos un poco agora, por libertad tan feliz. PAZ: ¡Guarde Dios la Emperatriz, que a su César tanto adora! PLAZER: Entre cien, ninguna bayla tam bien. JUSTICIA: Muy gentil gracia le da. TIEMPO: Salid, vos, Justicia, acá. JUSTICIA: Que me plaze sin desdén. DESCANSO: ¡Qué plazer es de vella rebolver! MUNDO: Juro a diez, que a mí me espanta. JUSTICIA: ¡Biva mil años la Infanta con lo que está por nacer! TIEMPO: Bien está, muy noche se haze ya, que hemos estado mil horas. PLAZER: Pues digan estas señoras qué mandan, y hansí será. PAZ: Que os vistáys y con nosotras os vays, pues que soys de nuestro vando. DESCANSO: Alto pues, vamos cantando. JUSTICIA: Hágase como mandáys. PAZ: Pues, pastores, dezid los dos los tenores, las dos diremos el alto, otros dos contras mayores. MUNDO: ¡Alto, nadie quede falto!
Villancico
De allá vienen bienes do está nuestro bien. En nuestros estremos tal César tenemos, que por él veremos a Jerusalem. Él quita los daños de nuestros rebaños, pues ¡biva los años de Matusalén!
Fin
Roguemos oy día, pues paz nos imbía, que mucha alegría le dé Dios. Amén.
Yanguas Dedicación desta obra al illustre y muy magnífico señor, el señor don Francisco de la Cueva, en la qual dize el autor quánto le deve por las mercedes que dél recibe.
Del pelícano se cuenta ser un ave en los desiertos que a sí misma se ensangrienta por no ver sus hijos muertos. Ítem, por dalles cevico, se pone en tan gran estrecho, que se saca, con su pico, sangre biva de su pecho. Y, dado que aquesto haga, con tormentos tan esquivos, al fin, él mismo se paga, con tornar sus hijos bivos. Mas, si vos a vos quitáys, del pecho lo que coméys y a vuestro Yanguas lo days, gran ventaja le hazéys. El cisne siempre fue blanco, no puede dexar de sello, el gallo contino es franco, nadie tiene duda dello. Pues assí se me figura que es blanca vuestra nobleza, y faltaros la franqueza ya sería contra natura. Suele el águila soltar la presa, quando es pequeña, y también dar, la cigüeña, a los suyos ruyn manjar. Mas vos, ylustre señor, la presa mayor soltáys, y el manjar que a vos quitáys, es lo más dulce y mejor. El hidalgo gavilán, quando prende el paxarico, a vezes suffre el affán sin cevar en él su pico. Y, por sus obras süaves, manda la ley y el derecho que franquee las otras aves y por él no paguen pecho. Son en vos estos esmaltes tan provados y tan ciertos, que a sacres e girifaltes les podéys franquear los puertos. Yo, un cernícalo [t]orçuelo, con ver quál os hizo Dios no he hallado otro consuelo para mi bien sino a vos. Pluguiera [a] Dios que yo fuera otro phénix en la vida, para que yo os la offreciera, y fuera bien offrecida. Mas offrézcoos, gran señor, mi farsa, que tenga escudo, pues soys tal, y tan deüdo de aquel gran Emperador. Porque si se sella en ella vuestro illustre nombre y claro, ella terná tal manparo que ninguno ose mordella.

FIN DE LA FARSA


Texto electrónico por Vern G. Williamsen y J T Abraham
Formateo adicional por Matthew D. Stroud
 

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Actualización más reciente: 26 Jun 2002