Vuelta a la tercera jornada

SARAO DE CUATRO NACIONES
que son españoles, negros, italianos y mejicanos

 

Salen los españoles

 
Coro 1º: A la guerra más feliz
que el Amor ordena,
la caja resuena,
retumba el clarín,
 
Coro 2º: y el pífano suena,
que convoca a la lid;
y al hacer
la seña a acometer,
 
Coro 3º: dicen: ¡Guerra, guerra, porque ya el Amor
hoy sale al campo armado de furor,
porque espera salir vencedor!
 
Coro 1º: Su opuesta es la Obligación,
que el lauro pretende,
porque que es, entiende,
quien tiene razón,
 
Coro 2º: y así, la defiende
con destreza y corazón;
y al salir
y hacer seña de embestir,
 
Coro 3º: dicen: ¡Toca, toca, y sepan que voy
a coronarme de laureles hoy,
porque digna de ellos solamente soy.
 
Coro 1º: De María la beldad
el Amor prefiere;
y el Respeto quiere,
con más seriedad,
 
Coro 2º: que más se pondere
culto a su deidad.
Pero Amor,
como es deidad superior,
 
Coro 3º: es quien vence, que es fácil vencer
aquel que vence sólo con querer,
pues sobre razón le sobra el poder.
 
** ¡Victoria, victoria, victoria,
y lleve triunfante la palma y la gloria
el que ha sabido salir vencedor!
Y así, ¡viva, viva, via el Amor!
 
Coro 1º: Hoy la Obligación
y el Amor se ven
disputar valientes
la lid más cortés.
 
Coro 2º: Y aunque están unidos,
se llagan a ver
tal vez hermanados,
y opuestos tal vez.
 
Coro 1º: De todos los triunfos
es éste al revés;
pues aquí, el rendido
el vencedor es.
 
Coro 2º: La cuestión es: cuál
podr merecer
del excelso Cerda
los invictos pies;
 
Coro 1º: y de su divina
consorte, de quien
aromas mendiga
el florido mes,
 
Coro 2º: pues de su beldad
pueden aprender
cuando el jazmín,
púrpura el clavel;
 
Coro 1º: a quien humilladas
llegan a ceder
Venus la manzana,
Palas el laurel;
 
Coro 2º: y al tierno renuevo,
el bello José,
que siendo tan grande,
espera crecer.
 

Salen los NEGROS

 
Coro 1º: Hoy, que los rayos lucientes
de uno y otro luminar,
a corta esfera conmutan
la eclíptica celestial;
hoy que Venus con Adonis,
ésta bella, aquél galán,
a breve plantel reducen
de Chipre la amenidad;
 
Coro 2º: hoy que Júpiter y Juno,
depuesta la majestad,
a estrecha morada truecan
el alcázar de cristal;
hoy que Vertumno y Pomona
dejan ya de cultivar
los jardines que sus pies
bastan a fertilizar;
 
Coro 1º: hoy, en fin, que el alto Cerda
y su esposa sin igual
--pues solamente sus nombres
los pudieron explicar,
porque en tanta fabulosa
deidad de la antigüedad,
allá se expresa entre sombras
lo que entre luces acá--,
 
Coro 2º: los dos amantes esposos,
que en tálamo conyugal
hacen la igualdad unión
y la unión identidad
--tanto, que a faltar María,
célibe fuera Tomás,
y a faltar Tomás, María
igual no pudiera hallar--,
 
Coro 1º: depuesto el solio glorioso,
de su grandeza capaz,
luces que envidia una esfera,
a un estrecho albergue dan,
¡salga la voz; no el silencio
se ocupe todo el lugar;
conceda a la voz lo menos,
pues se queda con lo más.
 
Coro 2º: ¡Haya un índice en el labio
de lo que en el pecho está,
que indique, con lo que explique,
lo que no puede explicar!
Y aunque la gratitud sea
imposible de mostrar,
¡haya siquiera quien diga
que le queda qué callar!
 

Salen los ITALIANOS

 
Coro 1º: En el día gozoso y festivo
que humana se muestra la hermosa deidad
de María, y el Cerda glorioso,
que triunfe feliz, que viva inmortal;
hoy que hermosos Cupidos sus soles,
del bello, celeste, lucido carcaj,
flechan veneraciones, y luego
las flechas que tiran, vuelven a cobrar;
hoy, que enjambre melifluo de Amores
de su primavera festeja el rosal,
y aunque en torno susurra a sus flores,
se atreve a querer, pero no a llegar
en el día que sus plantas bellas
dichosa esta casa merece besar,
y en las breves estampas que sella,
vincula la dicha a su posteridad;
en el día que el tierno renuevo
de ascendencia clara, de estirpe real,
nuevo sol en los brazos del Alba.
de las aves deja su luz saludar;
en el día que sus damas bellas,
cándidas nereidas del sagrado mar,
nueva Venus cada una se ostenta,
mejor Tethis se ve cada cual,
¡con humildes afectos rendidos,
venid amorosos a sacrificar
víctimas a su culto, en que sea
el alma la ofrenda, y el pecho el altar!
Y pues el que merece sus aras
excede glorioso la capacidad,
¡sude el pecho en afectos sabeos,
arda el alma en aroma mental!
Y pues falta la sangre y el fuego,
¡por uno y por otro sacrificio igual,
el deseo encendido suponga,
la víctima supla de la voluntad!
Y a sus plantas rendidos, pidamos,
con votos postrados de nuestra humildad,
¿que se admita por feudo el deseo,
que supla las faltas de la cortedad!
 

Salen los MEJICANOS

 
Coro 2º: ¡Venid, mejicanos;
alegres venid,
a ver en un sol
mil soles lucir!
Si América, un tiempo
bárbara y gentil,
su deidad al sol
quiso atribuír,
a un sol animado
venid a aplaudir,
que ilumina hermoso
su ardiente cenit;
sol que entre arreboles
de nieve y carmín,
dos lucientes mueve
globos de zafir;
sol que desde el uno
al otro confín,
inunda la esfera
con rayos de Ofir;
la excelsa María,
de quien aprendiz
el cielo es de luces,
de flores abril;
en cuyas mejillas
se llegan a unir
cándido el clavel,
rojo el carmesí.
Y a su invicto esposo,
que supo feliz
tanto merecer
como conseguir.
Y al clavel nevado,
purpúreo jazmín,
fruto de una y otra
generosa vid;
José, que su patria
llegó a producir
en él más tesoros
que en su Potosí.
¡A estas tres deidades,
alegres rendid
de América ufana
la altiva cerviz!
 

Júntanse las NACIONES, y tañen la "Reina" y cantan

 
Coro 3º: Al invencible Cerda esclarecido,
a cuyo sacro culto reverente
rinde Amor las saetas de su aljaba,
el rayo Jove, y Marte los laureles;
a la Venus, a quien el mar erige
en templos de cristal tronos de nieve,
vagos altares le dedica el aire
y aras le da la tierra consistentes;
a la deidad divina Mantüana,
de cuyo templo por despojo penden
de Venus las manzanas y las conchas,
de Dïana los arcos y las pieles;
y al José generoso, que de troncos
reales, siempre ramo floreciente,
es engarce glorioso que vincula
los triunfos de Laguna y de Paredes,
¡Venida a dedicar, en sacrificios
de encendidos afectos obedientes,
la víctima debida a sus altares,
la ofrenda que a su culto se le debe!
Y en la aceptación suplan sus aras,
donde la ejecución llegar no puede,
las mentales ofrendas del deseo
que ofrece todo aquello que no ofrece;
pues a lo inmaterial de las deidades,
se tiene por ofrenda más solemne
que la caliente sangre de la fiera,
la encendida intención del oferente.
Y escuchen los perdones que pedimos
--pues es su ceño más propicio siempre
a las indignidades humilladas,
que no a las confïadas altiveces--,
porque el felice dueño de esta casa,
el favor soberano que hoy adquiere,
¡en vividores mármoles le esculpa;
en estrellas, por cálculos, lo cuente!
 

Tocan los instrumentos la "Jácara" y la danzan

 
Coro 3º: Ya que las demostraciones
de nuestro agradecimiento,
cuanto han querido ser más,
tanto se ha quedado en menos;
ya que cuando nuestro amor,
soberano Cerda excelso,
intentó salir en voces,
se quedó sólo en los ecos;
Ya que, divina María,
al aplaudir vuestro cielo,
porque no bastó la voz,
se atendió sólo al silencio;
ya que, José generoso,
a vuestro oriente primero,
como al sol, hicieron salva
las voces de nuestro afecto;
ya que, bellísimas damas,
a vuestro decoro atento,
sólo se atrevió el Amor
con el traje del respeto;
y ya que para estimar,
señor, favor tan inmenso,
la obligación tiene por
estrecho plazo lo eterno,
vuestra benignidad supla
la cortedad del festejo;
pues su pequeñez disculpa
la improporción del objeto,
y en el ser vuestro también
asegura los aciertos,
pues nunca podrá ser corto,
si se mira como vuestro.
 

FIN DEL FESTEJO