Salen ROMÁN, don JUAN y el
DEMONIO
ROMÁN: Haber conmigo mostrado [redondillas]
tanta liberalidad,
conociendo la verdad
de mi intento y mi cuidado,
me ha obligado a visitar 1045
otra vez a Aldonza, y creo
que he de lograr mi deseo
porque la pienso gozar;
que presto la habéis de ver
libre de aquella pasión 1050
que en su amante corazón
tal mudanza pudo hacer.
JUAN: ¿Son, al fin, señor doctor,
hechizos la causa de ella?
ROMÁN: O no hay en el cielo estrella 1055
ni en el sol hay resplandor.
Mas ni os aflija ni espante;
que, como me habéis pedido,
para saber quién ha sido
vuestro ofensor y su amante, 1060
he levantado figura.
Pero advertid que éstas son
cosas en que la opinión
y la quietud se aventura;
y si lo que de ella infiero 1065
os tengo de declarar,
palabra me habéis de dar
como noble caballero,
pues que os sirvo, del secreto;
que por nadie--¡vive Dios!-- 1070
lo hiciera sino por vos.
JUAN: Como quien soy os prometo,
fuera de que os dejaré
hoy, por lo que os he cansado,
liberalmenle pagado, 1075
que el secreto guardaré,
contra que pierda el honor
y la vida.
ROMÁN: Pues, don Juan,
Saca un papel de una figara levantada, y habla
mirando a él
....................[ -án]
en amistad y en amor 1080
Fortuna adversa; y me obligo
a asegurar que os ha hecho
todo el daño el falso pecho
de vuestro mayor amigo.
JUAN: Don Félix es el mayor. 1085
ROMÁN: Las señas os puedo dar
de él, pero no señalar
la persona. Es de color
trigueño, y es de mediana
estatura y voz süave, 1090
ni bien sutil ni bien grave.
Goza la estación lozana
de su juventud, y tiene
negra la barba y cabello.
JUAN: Basta para conocello; 1095
que cuanto dices conviene
con las señas claramente
de Félix.
ROMÁN: El declararos
celoso antes de informaros
será acción poco prudente. 1100
Velad; y pues confïado
de que vos lo estáis está,
en su descuido hallará
la verdad vuestro cuidado.
Y voyme, don Juan; que es hora 1105
de ver mis enfermos.
JUAN: Sólo
quiero saber, Demodolo,
si la que mi pecho adora,
según vuestra astrología,
corresponde a quien me ofende. 1110
ROMÁN: Tanto en su afición se enciende
cuanto en la vuestra se enfría.
Hablan ROMÁN y el DEMONIO
DEMONIO: Loco queda.
ROMÁN: Su furor
con Félix le precipite,
y su discordia me quite 1115
tan fuerte competidor;
que más seguro pretendo
con su ausencia o con su olvido;
y queda tan bien perdido
matando como muriendo. 1120
Vanse ROMÁN y el DEMONIO
JUAN: ¿Es posible que haya sido
Félix amigo traidor?
Pero las fuerzas de amor,
¿qué obligación no han rompido?
¿Puede engañarse la ciencia 1125
y mentir la astrología?
Sí; mas la desdicha mía
me niega esta contingencia.
Sombra seré, por los cielos,
de su vida y sus acciones. 1130
Argos serán mis pasiones,
y linces serán mis celos;
y si me ofende, ha de ver
en su muerte mi venganza;
que a quien pierde la esperanza, 1135
¿qué le queda que perder?
Sale don FÉLIX
FÉLIX: Si es cierto que la amistad
hace de dos almas una,
cierto es que en vuestra fortuna
tengo [mi felicidad.] 1140
Dadle pues a mi cuidado
una nueva venturosa.
¿Qué hay de vuestra prenda hermosa?
Demodolo, ¿hase afirmado
en que nace su cuidado 1145
de su pernicioso encanto?
JUAN: (¡Ah cielos! No ayuda tanto Aparte
la amistad, sino el amor.
Quiero engañarle y fingir
que soy ya dichoso amante; 1150
que con esto en el semblante
el pecho ha de descubrir.)
Don Félix, el accidente
que la mudanza causó
de doña Aldonza pasó 1155
como exhalación ardiente;
que por ser de lo violento
tan breve la duración,
volvió a su antigua afición
fácilmente el pensamiento. 1160
Muy presto la norabuena
me daréis de mi alegría.
FÉLIX: Decid, don Juan, de la mía
pues no era menor mi pena.
(Si declararte codicias, Aparte 1165
ésta es, Félix, la ocasión;
de tu abrasada pasión
pide el remedio en albricias.
Atrévete; que el contento
jamás avariento ha sido.) 1170
JUAN: (Por Dios, que se ha suspendido; Aparte
mal se encubre el sentimiento.)
FÉLIX: Si nuestra firme amistad
me puede dar confïanza
a una atrevida esperanza, 1175
don Juan, licencia me dad
para poder declararos
mi intento.
JUAN: Tanto agraviáis
mi amistad cuanto dudáis,
que nada puedo negaros. 1180
FÉLIX: La hermosa doña Teodora,
vuestra hermana, en quien Amor
cifra su gloria mayor,
si por bella me enamora,
por sangre vuestra me obliga 1185
a que, en albricias del bien
de haber vencido el desdén
de vuestra amada enemiga,
os pida su blanca mano,
pues nadie puede fundar 1190
su esperanza ni valor
a cielo tan soberano
con más alas que yo vuelo.
Merezca pues que en un día
vuestra ventura y la mía 1195
celebre y envidie el suelo.
JUAN: (¡Ved si ha obrado mi ficción! Aparte
No es amor, sino venganza
de su perdida esperanza,
la causa de esta intención; 1200
que no haberla declarado
hasta ahora, que he fingido
que soy de Aldonza querido,
indicio evidente ha dado
de que este medio escogió 1205
con que su desdén castigue,
porque con celos la obligue
lo que con hechizos no.)
FÉLIX: Don Juan, ¿de qué os suspendéis?
¿No admitís mi pensamiento? 1210
JUAN: Antes, Félix, el contento
de la merced que me hacéis
con razón me ha suspendido.
Luego propondré a mi hermana
vuestro intento, y lo que gana 1215
con tan principal marido.
Y si admite, como espero,
nueva de tanta alegría,
sin que aguardéis a la mía,
hacer vuestra boda quiero. 1220
(Así pretendo probar Aparte
la verdad de su intencion.)
FÉLIX: No, don Juan; que no es razón
que Félix llegue a alcanzar
tanta dicha sin que vos 1225
la vuestra alcancéis tambien;
que el bien para mí no es bien
si no es común a los dos.
Fuera de que no sería
bien pensado duplicar 1230
los gastos por no aguardar
a hacerlos un mismo día.
JUAN: (¿Ya quién duda que es venganza Aparte
de Aldonza el fin de este intento,
pues resiste al casamiento 1235
hasta perder su esperanza
con verme en la posesión
de su mano? ¡Ah cielo santo!
¿Cómo se refrena tanto
mi ofendido corazón?) 1240
FÉLIX: Don Juan, ¿qué determináis?
JUAN: (Asegurarlo conviene.) Aparte
Quien más voluntad no tiene
que la vuestra, ¿qué dudáis
que hará vuestro gusto? 1245
FÉLIX: Hablad luego a la bella Teodora.
JUAN: Ni vuestras partes ignora,
ni dudo su voluntad.
FÉLIX: Si la merezco, daréis
la vida al mayor amigo. 1250
JUAN: (Y a mi mayor enemigo Aparte
la muerte, si me ofendéis.)
Vanse los dos por diferentes partes. Salen
ROMÁN y el DEMONIO
ROMÁN: ¿Por qué dilatas mi gloria?
Tu amistad y tu poder,
¿qué sirven, si no he de ver 1255
tan deseada victoria?
DEMONIO: Román, la amistad enfrena
al poder, porque si usara
de él, tus artes publicara,
y te expusiera a la pena. 1260
Por esto con tal templanza
has de remediar tu mal,
que parezca natural
el triunfo de tu esperanza.
Usa de la industria en tanto 1265
que provechosa te fuere;
y en lo que ella no valiere,
ocurrirás al encanto.
Por todas partes camina
felizmente tu deseo, 1270
pues por los efectos veo
que cuanto Aldonza imagina
es solo en la gallardía
que en tus partes le he mostrado;
y ciega de este cuidado, 1275
ahora a llamar te envía.
ROMÁN: Solo acreditar me falta
de principal caballero;
que éste es el medio postrero
de alcanzar gloria tan alta. 1280
DEMONIO: Ya la invención conveniente
para ese fin he trazado.
De la corte se ha ausentado
un don Diego, descendiente
de Guzmanes, por no hacer 1285
un casamiento a disgusto
porque a su padre era justo,
que le trocó, obedecer.
Yo trazaré cómo crea
Aldonza que este don Diego 1290
eres tú.
ROMÁN: De tanto fuego
librarse el alma desea.
DEMONIO: De su persona las señas
finjo yo, para este efeto,
en el engañoso objeto 1295
que tú en lo aparente enseñas.
Mas oye lo que he de hacer;
que ya Leonor ha llegado.
Sale LEONOR, con manto, quedándose a escuchar
al paño
LEONOR: Solo está con su crïado.
Desde aquí quiero atender 1300
a lo que los dos platican,
por ver si averiguo así
estas sospechas que en mí
por puntos se multiplican.
Hablan aparte ROMÁN y el DEMONIO
DEMONIO: Con esto has de acreditar 1305
tu nobleza mentirosa;
que Leonor quiere curiosa
lo que hablamos escuchar.
ROMÁN: Comienza.
Alza el DEMONIO la voz
DEMONIO: ¿Cómo, señor,
un hombre de tu nobleza 1310
quiere ejercitar en Deza
el oficio de doctor,
pudiendo en la corte estar,
por quien eres estimado?
¿Cómo no te da cuidado 1315
el sentimiento y pesar
de tu padre don Fernando
de Guzmán, el noble viejo,
de quien eres claro espejo?
LEONOR: (¿Qué es lo que estoy escuchando?) Aparte 1320
ROMÁN: Todo lo advierto; mas es
el casarme a mi disgusto
un tormento tan injusto,
que me obliga a lo que ves.
Por no hacerlo me ausenté, 1325
y de lugar en lugar,
en Deza vine a parar,
donde este oficio tomé
por vivir más disfrazado,
y porque usar lo podía 1330
como quien filosofía
y otras ciencias ha estudiado;
que si bien fue el aprendellas
entonces curiosidad,
hoy es ya necesidad 1335
a este fin valerme de ellas.
Mudé en Demodolo el nombre
de don Diego de Guzmán,
con que mis intentos van
tan seguros, que no hay hombre 1340
que pueda saber quién soy.
LEONOR: (¿Quién tal pensara?) Aparte
ROMÁN: Y tú ves
que es tan pródigo interés
el que gano, que si voy
a este paso, no habrá cuenta 1345
que lo sume; con que puedo
lucirme mientras no heredo
los cinco mil que de renta
goza mi padre.
LEONOR: (¡No es nada! Aparte
Luego vi que este doctor 1350
era noble.)
Aparte ROMÁN y el DEMONIO
ROMÁN: ¿Oye Leonor?
DEMONIO: Atenta está y admirada.
ROMÁN: Prosigue.
Alza la voz
DEMONIO: Todo es verdad;
mas según tendrá deseo
de hallarte tu padre, creo 1355
que hiciera a tu voluntad
de tu esposa la elección.
ROMÁN: Que no la tengo imagino.
Preso está, si libre vino
a Deza mi corazón. 1360
Si puedo, ha de ser mi esposa
la que adoro.
LEONOR: (¿Quién será?) Aparte
DEMONIO: ¿No ves lo mal que te está?
Que aunque es principal y hermosa
debes aspirar, señor, 1365
por tu calidad y hacienda,
a más soberana prenda.
ROMÁN: ¡Qué poco sabes de amor!
No hay grandeza que prefiera
a la que mi pecho adora. 1370
LEONOR: (Mas, ¿si fuese mi señora?
¡Qué dicha tan grande fuera!)
DEMONIO: Pues ¿para qué te atormentas?
Dile quién eres; que es cierto
que alcanzarás por concierto 1375
lo que por amor intentas.
ROMÁN: ¿Cómo quieres que acredite
con ella esta novedad,
sin que hacer de la verdad
más probanza solicite? 1380
Pues haciéndola, es forzoso
que se publique mi intento,
y mi padre el casamiento
me ha de estorbar cuidadoso.
Fuera de que tanta gloria 1385
quiero por mí merecer;
que cuando la da el poder,
no estima Amor la victoria.
LEONOR: (No hay más que esperar.) Aparte
Llégase a los dos
ROMÁN: ¡Leonor!
LEONOR: Doña Aldonza, mi señora, 1390
a quien ha apretado agora
el melancólico humor,
os suplica que al momento
la visitéis.
A ROMÁN, al oído
DEMONIO: (Éstos son
efectos de su aficíon, 1395
aunque disfraza el intento.)
ROMÁN: Como debe, se apercibe
a servirla mi cuidado.
Sale TRISTÁN, con un bolsón de dinero
TRISTÁN: De mi señor, que obligado
se te confiesa, recibe, 1400
señor, estos cien doblones.
ROMÁN: Veinte escudos te darán
el porte de ellos, Tristán.
TRISTÁN: Desde el sur a los trïones
te canten mil alabanzas 1405
por cada maravedí;
que de mi fortuna así
la primer victoria alcanzas,
pues no podrá despintarme
estos escudos que están 1410
en mi mano.
LEONOR: Ya, Tristán,
tienes con qué regalarme.
TRISTÁN: ¿Aun no te has ido? ¡Qué presto,
porque mi desdicha arguya,
hallé quien me disminuya 1415
la ventura! Mas, ¿qué es esto?
Vacía el bolsón, y son cuartos
En cuartos se han convertido
los doblones. Pues yo fui
quien los conté, yo los vi;
mas mi desdicha ha podido 1420
hacer tal transformación.
ROMÁN: Yo no creyera este engaño
de vos, Tristán.
LEONOR: ¡Caso extraño!
¿Agora das en ladrón?
TRISTÁN: ¡Bueno está! Voto no a Dios, 1425
que por mis ojos los vi
que eran doblones.
ROMÁN: Así
atestiguáis contra vos,
porque si traéis vellón,
y doblones recibistes, 1430
vos solamente pudistes
hacer la transformación.
Volved pues por los doscientos
escudos antes, Tristán,
que sepa el señor don Juan 1435
vuestros bajos pensamientos.
(Así quiero que empecéis, Aparte
necio, a sentir el castigo
de ser tan libre conmigo.)
Vase ROMÁN
DEMONIO: ¡Ah, Tristán! ¿Ésas tenéis? 1440
Vase el DEMONIO
LEONOR: Pensé, Tristán, que tuvieras,
solos para regalarme,
veinte escudos; y obligarme
agora mejor pudieras
que los doscientos empuñas; 1445
mas ya no espero tocarlos;
que tienes para guardarlos
poco amor y muchas uñas.
Vase LEONOR
TRISTÁN: ¿Aun eso más? ¿Quién se ha visto
en un lance tan confuso? 1450
Mi propria mano los puso
en el bolso, y voto a Cristo,
que eran éstos cien doblones
de oro fino. Algún demonio
con tan falso testimonio 1455
me solicita ocasiones
de desesperar. Yo soy
quien los conté, yo los vi
ni estaba borracho allí,
ni aquí tampoco lo estoy. 1460
Vuelve a vaciar el bolsón, y caen
escudos
Pero, ¡qué miro! ¿No son
doblones éstos que toco?
¡Válgame Dios! ¿Si estoy loco?
Sí; ¿qué mas información
que haberlos allá tenido 1465
por cobre, y por oro aquí?
Pero lo mismo que a mí
a todos ha parecido.
Que me engaño agora creo;
mas éstos, doblones son. 1470
No es sueño, no es ilusión;
que por mis ojos los veo.
Pues ahora, ¿qué he de hacer?
Que si al doctor se los doy,
el delito de que estoy 1475
indiciado han de creer;
si no se los doy, también.
¿Quién vio mayor confusión?
Ya ha quedado por ladrón
sin culpa un hombre de bien. 1480
Sale don FÉLIX
FÉLIX: Tristán, ¿qué es eso? Parece
que estás disgustado. Ahora
que ha de gozar la que adora
tu dueño, ¿qué te entristece?
TRISTÁN: ¿Gozar o qué? De su amor 1485
muy mal sabéis el estado;
nunca tan desconfïado
se vio don Juan mi señor.
FÉLIX: ¿Cómo?
TRISTÁN: Para que lo crea,
¿no es probanza suficiente 1490
el mandarle expresamente
Aldonza que no la vea?
Mirad cuánto desconfía,
pues han podido obligalle
los celos a que en la calle 1495
me mande estar en espía
para averiguar de quién
ha nacido su mudanza.
FÉLIX: Nunca más firme esperanza
tuvo don Juan de su bien, 1500
si no me quiso engañar.
TRISTÁN: Industria debió de ser;
que es treta del mercader
que está cerca de quebrar
ostentar más bizarría, 1505
porque con eso desmienta
las sospechas; que así aumenta
el crédito en quien le fía.
¿No veis los competídores
que contra sí disperara 1510
don Juan, si no publicara
confïanzas y favores?
FÉLIX: Eso no corre conmigo,
que amigo soy verdadero.
TRISTÁN: Para este fin el primero 1515
se ha de engañar el amigo;
que engañado, como entiende
no serlo, con más fervor
el crédito y el honor
del que le engañó defiende, 1520
jurando una falsedad
sin perjurarse; y lo hiciera
con tibieza si supiera
que no jura la verdad.
Demás que los deseosos 1525
como los sarnosos son.
FÉLIX: ¡Notable comparación!
TRISTÁN: Siempre dicen los sarnosos,
aunque esté en mayor pujanza
la sarna, que ya se quita. 1530
Así en los que solicita
el amor es la esperanza;
que consuelan con engaños
ellos mismos su pasión
cuando hay mayor comezón 1535
de celos y desengaños.
FÉLIX: Yo, Tristán, he sospechado
que don Juan por excusarme
la pena que ha de causarme
con la suya, me ha engañado. 1540
TRISTÁN: Pienso que has dado en lo cierto.
FÉLIX: Pues vive Dios, que ha de ser
doña Aldonza su mujer,
o verse a mis manos muerto
quien dio la justa ocasión 1545
a la mudanza.
TRISTÁN: Escuchad.
pues os negó la verdad
mi señor, será razón,
ya que yo os la declaré,
que no lo sepa don Juan. 1550
FÉLIX: Pues no le digas, Tristán,
que me has visto.
TRISTÁN: Así lo haré.
FÉLIX: (A Aldonza tengo de ver Aparte
e inquirir este secreto,
pues hasta que tenga efeto 1555
el de don Juan, no he de hacer
con su hermana el casamiento.
Quizá podrá mi cuidado
descubrir quién la ha obligado
a que mude pensamiento. 1560
Vase don FÉLIX
TRISTÁN: A nuestra tema volvamos.
¿Qué harémos, Tristán, en esto
de los dobiones, supuesto
que la opinión arriesgamos?
Mas don Juan es el que viene. 1565
¿Qué puedo hacer? A callar
me resuelvo hasta pensar
mejor lo que me conviene.
Sale don JUAN
JUAN:
¿Diste al doctor el dinero,
Tristan?
TRISTÁN: (¿Qué diré?) Aparte
Señor, 1570
oye. En casa del doctor
hallé a Leonor.
JUAN: Lo primero
de todo, Tristán, me di
si el dinero recibió.
TRISTÁN: (Mucho aprieta.) Aparte
Nunca yo 1575
afirmo lo que no vi.
Iba a llamarle Leonor
de parte de su señora...
JUAN: Eso está bien. Dime agora,
¿diste el dinero al doctor? 1580
TRISTÁN: (Dalle.) Aparte
JUAN: Responde.
TRISTÁN: (Ya sé Aparte
con lo que me he de excusar.)
Yéndole, señor, a dar
los cien doblones, troqué
el bolso en que los llevaba 1585
con uno de cuartos mío,
y fue tal mi desvarío,
porque de él no me acordaba,
temiendo que Demodolo
sospechase mal de mí, 1590
que avergonzado salí,
y después, estando solo,
el bolso de los doblones
hallé; mas no me he atrevido
a llevarlos, de corrido, 1595
hasta que con él me abones.
JUAN: Llévalos luego; y agora
dime quién ha paseado
esta calle o visitado
a la que mi pecho adora. 1600
TRISTÁN: Ninguno de quien tu bien
no se pueda confïar,
porque solo he visto entrar
a Félix agora.
JUAN: ¿A quién?
TRISTÁN: A Félix.
JUAN: (¡Ah santos cielos!) Aparte 1605
¿Hablóte o viote?
TRISTÁN: Señor,
ni me habló ni vio.
JUAN: (¡Ah traidor!
Ved si son vanos mis celos.
Mataréle, aunque ha de hacerme
su muerte quedar perdido. 1610
Si a Aldonza pierdo ofendido,
vengado quiero perderme.
Vase don JUAN
TRISTÁN: ¡Con qué pulgas preguntó
si me habló! Por si de mí
hubiera sabido aquí 1615
la verdad que él le negó!
¡Mal año! ¡Miren si ha sido
prevención provechosa!
No hay alhaja más preciosa
que ser un hombre entendido. 1620
Vase. Salen doña ALDONZA, FÉLIX y
LEONOR
ALDONZA: Mal celebra el descontento,
Félix, las fiestas de Amor,
y yo, que de este dolor
tan afligida me siento,
no es mucho que a la esperanza 1625
de don Juan la ejecución
dilate; que es dilación
la que veis, y no mudanza.
Y si está en darle la mía
en daros su hermana a vos 1630
la mano, pedidle a Dios,
don Félix, mi mejoría.
Sale don JUAN y escucha desde el paño
FÉLIX: No atribuyáis al dolor
esquiveza semejante;
que el más indispuesto amante 1635
sana gozando su amor.
Aldonza--¡viven los cielos!--
que hace la mudanza en vos
estos efetos.
JUAN: (¡Por Dios, Aparte
que le está pidiendo celos, 1640
persuadido de mi engaño
a que me ha vuelto a querer!)
FÉLIX: Mirad que, aunque en la mujer
no es, señora, caso extraño
el mudarse, en las que son, 1645
como lo sois, principales,
infaman defectos tales
su nobleza y opinión;
y habiendo ya vuestros labios
pronunciado el sí, no es justo 1650
hacer, por leyes del gusto,
a las del honor agravios.
ALDONZA: Ya, Félix, os he afirmado
que se ha engañado y mentido
quíen ha dicho o entendido 1655
que mi pecho se ha mudado.
JUAN: (¿Satisfacciones le das?) Aparte
ALDONZA: Con esto podéis dejarme,
porque no pienso cansarme
en satisfaceros más. 1660
FÉLIX: Porque ofende quien porfía,
os suplico solamente
que abreviéis, que está pendiente
de estas bodas mi alegría.
Apártase de doña ALDONZA, y ésta
se vuelve de espaldas y habla con LEONOR
JUAN: (Primero venganzas mías Aparte 1665
os darán muerte, traidor.)
Al retirarse don FÉLIX encuentra a don JUAN
FÉLIX: ¡Don Juan amigo!
Hablan los dos a un lado, y doña ALDONZA con
LEONOR al otro
ALDONZA: Leonor,
prosigue lo que decías.
FÉLIX: ¿Llegáis agora?
JUAN: Llegué
en este punto. (El cuidado Aparte 1670
que le da si le he escuchado,
en la pregunta se ve.
Disimular lo que he oído
importa; que así aseguro
la venganza que procuro.) 1675
¿Quién duda que habréis venido
a pedir a la que adora
mi abrasado pensamiento
que abrevie mi casamiento,
por llegar al de Teodora 1680
vos más presto?
FÉLIX: Y juntamente
con eso, le vine a dar
de que os volviese a estimar
las gracias.
JUAN: (¡Qué diferente Aparte
es acusar su mudanza 1685
de agradecer mi ventura!)
FÉLIX: (Pues ocultarme procura Aparte
el mal fin de su esperanza,
no es bien que por entendido
me dé con él de su engaño.) 1690
ALDONZA: ¿Hay suceso más extraño?
¡Qué gran dicha hubiera sido
que fuese yo la querida
de don Diego de Guzmán,
cuando sus ojos me dan 1695
con el veneno la vida!
Decir en la corte oí
que se ausentó. ¿Quién creyera
que a darme en Deza viniera
tan nuevo cuidado a mí? 1700
Mas a Madrid es razón
escribir para informarme;
que no es cordura arrojarme
con livíana información.
Y en tanto importa, Leonor, 1705
este secreto encubrir;
que el verme le han de impedir
si saben que no es doctor.
LEONOR: Cuando por ti no callara,
lo hiciera porque imagino 1710
que don Diego es adivino
y que de mí se vengara.
FÉLIX: Adiós; que os quiero dejar
a solas; que los testigos
son del amor enemigos. 1715
(No le quiero avergonzar Aparte
con ver de Aldonza el rigor,
pues él lo encubre de mi.)
Vase
JUAN: (Sus celos pretende así Aparte
disimular el traidor. 1720
¿Iréme o veréla? ¡Cielos!
Aconsejadme en tal pena;
que su desprecio me enfrena
cuanto me animan los celos.
Salen ROMÁN y el DEMONIO. Doña ALDONZA
sigue hablando con LEONOR sin reparar en JUAN ni en los demás
ROMÁN: Don Juan, ¿qué hacéis?
JUAN: No os espante 1725
el verme aquí; que al temor
de Aldonza y de su rigor
es esta puerta un gigante
que el paso me impide.
ROMÁN: Entrad;
que quiero ver si en su pecho 1730
cierto remedio que he hecho
causa alguna novedad.
Aparte al DEMONIO
La fealdad has de aumentar
agora a don Juan.
DEMONIO: Sí, haré.
ROMÁN: Quiero que Aldonza le dé 1735
causa de desesperar.
JUAN: No espero que en mi favor
Aldonza se haya mudado;
que tengo ya averiguado
que es don Félix el traidor 1740
que me ofende.
ROMÁN: Ya veréis
en mi verdad mi deseo.
Adelántanse
ALDONZA: Don Diego es éste que veo.
LEONOR: Y don Juan.
ALDONZA: ¿Qué me queréis,
don Juan? Dejadme, por Dios. 1745
Cae desmayada en los brazos de LEONOR
ROMÁN: Perdió el sentido.
JUAN: ¡Ay de mí!
ROMÁN: Bien se echa de ver aquí
que al hechizo contra vos
la fuerza le han aumentado.
JUAN: Es cierto; que el alevoso 1750
don Félix partió celoso;
y de mi engaño, obligado,
porque le dije que ya
ha vuelto Aldonza a quererme,
para ganarla y perderme, 1755
nuevos conjuros hará.
ROMÁN: Idos pues, don Juan, de aquí;
que mientras presente estéis,
ni favor alcanzaréis,
ni Aldonza volverá en sí. 1760
JUAN: ¿Hay tal desdicha?
ROMÁN: Idos presto.
JUAN: De vuestra ciencia confío
que su remedio y el mío
tengo de alcanzar.
ROMÁN: Supuesto
que de su mudanza loca 1765
sabéis la ocasión, haced
vos lo que os toca, y creed
que haré yo lo que me toca.
JUAN: A mí me toca el castigo
de don Félix. El traidor 1770
muera, pues es el mayor
enemigo un falso amigo.
Vase. Hablan aparte ROMÁN y el DEMONIO
DEMONIO: Ya va resuelto a matar
a don Félix.
ROMÁN: La ventura
que pretendo me asegura, 1775
si lo llega a ejecutar.
LEONOR: Señora, ¿hay pena mayor?
Señor doctor, ¿qué aguardáis,
que el remedio no aplicáis
a este tan mortal dolor? 1780
ROMÁN: La fuerza te mostraré
de la medicina agora.
Déme su mano. ¡Ah, señora!
ALDONZA: ¿Fuése don Juan?
ROMÁN: Ya se fue.
LEONOR: ¿Cómo te sientes?
ALDONZA: Mejor [décimas] 1785
despues que se fue, y después
que he mirado, como ves,
que está aquí el señor doctor.
ROMÁN: Siendo tan en mi favor
el remedio, no dudéis 1790
que salud alcanzaréis;
aunque yo voy sospechando
que tengo de ir enfermando
al paso que vos sanéis.
ALDONZA: ¿Hay contagio en el humor 1795
que causa mi mal?
ROMÁN: Y tal,
que sin pegar vuestro mal,
no sanaréis del dolor.
ALDONZA: ¿Y sentís, señor doctor,
que os toca la pena mía? 1800
ROMÁN: Tanto, que apostar podría
que nunca con tal exceso
os tocó a vos.
ALDONZA: Y aun por eso
siento yo tal mejoría.
ROMÁN: ¿Pensáis pagarme la cura? 1805
ALDONZA: El alma es premio pequeño.
ROMÁN: No podréis; que tiene dueño.
ALDONZA: Así tuviera ventura.
ROMÁN: ¿Fáltale a tanta hermosura?
ALDONZA: ¿Qué desventura mayor 1810
que acrecentarme el dolor
quien cura la enfermedad?
ROMÁN: Si le calláis la verdad,
no echéis la culpa al doctor.
ALDONZA: Dijéralo si pensara 1815
que estaba en esto mi bien.
ROMÁN: ¿Pues de quién lo espera quien
al doctor no se declara?
ALDONZA: A mi pesar me repara
la obligación del recato. 1820
ROMÁN: Decid solo cómo os mato
y os sano, Aldonza.
ALDONZA: Mi mal
curáis como original,
y causáis como retrato.
ROMÁN: Enigma es vuestro dolor, 1825
que mi ciencia desanima.
ALDONZA: No os espante si es enima,
pues lo es también el doctor.
ROMÁN: Mi confusión es mayor.
ALDONZA: Entended, pues sois tan sabio, 1830
lo que os encubre mi labio.
ROMÁN: El atreverme a entender
el pensamiento es hacer
al poder del cielo agravio.
ALDONZA: Pues yo no he de declararme. 1835
ROMÁN: Pues yo no os he de curar.
ALDONZA: Aguardad.
ROMÁN: ¿Qué he de aguardar,
si no quereis confïarme
vuestros males?
ALDONZA: Si a sanarme
os obligáis, no os serán 1840
ocultos.
ROMÁN: O no tendrán
los astros cierto valor.
ALDONZA: ¿Conocéis, señor doctor,
a don Diego de Guzmán?
LEONOR: (¡Mal año! ¿Qué ojos le echó Aparte 1845
al inocente crïado!
Sin duda que ha sospechado
que el secreto descubrió.)
ALDONZA: ¿Qué dudáis?
ROMÁN: Aldonza, yo
soy...
ALDONZA: ¿Vos sois?
ROMÁN: Soy extranjero, 1850
digo, y a ese caballero
no conozco.
ALDONZA: Toda estoy
turbada con el "yo soy"
que pronunciasteis primero;
que es don Diego de Guzmán 1855
el que por fama me mata,
y esa persona retrata
las señas que de él me dan.
ROMÁN: ¿Tan gallardo y tan galán
soy, que a parecerme llego 1860
al que os causa amor tan ciego?
ALDONZA: Pues para que otra mas alta
que yo os estime, ¿qué os falta
mas a vos que ser don Diego?
ROMÁN: ¡Quién fuera don Diego!
ALDONZA: ¡Bien! 1865
¡Qué falso estáis!
ROMÁN: Si yo fuera
tan venturoso, ¿estuviera
con vos falso? Aldonza, ¿quién
no gozara tanto bien
si fuera don Diego?
ALDONZA: ¿Luego 1870
sólo eso os falta?
ROMÁN: Estoy ciego.
ALDONZA: Pues si no lo vi jamás,
y le parecéis, ¿hay más
que fingir que sois don Diego?
ROMÁN: Tras tan claro desengaño, 1875
fingirlo ¿qué me importara?
ALDONZA: Tal estoy, que eso bastara
para remediar mi daño.
ROMÁN: Pues si es bastante el engaño,
que soy don Diego haced cuenta. 1880
ALDONZA: Yo estoy con eso contenta.
ROMÁN: Y yo muriendo por vos.
ALDONZA: Y yo por vos.
LEONOR: ¡Gloria a Dios,
que llegamos a la venta!
ROMÁN: ¿Seré tu esposo?
ALDONZA: No doy 1885
favor a quien no ha de serlo.
ROMÁN: ¿Cuándo podré merecerlo?
ALDONZA: A obligarme empiezas hoy.
ROMÁN: Sí; mas si en la cumbre estoy
de tu favor, ¿ya qué resta? 1890
ALDONZA: Aunque el alma esté dispuesta,
aun no lo está la ocasión,
si atiendo a la obligación
de cuerda, noble y honesta.
ROMÁN: La dificultad mayor 1895
en declararse consiste.
ALDONZA: Haz cuenta, pues, que venciste
si ya te he dicho mi amor.
Hacen que se van
ROMÁN: En la esperanza hay temor;
la posesión asegura. 1900
ALDONZA: Si has de estimar mi hermosura,
deseos te ha de costar;
que alcanzar sin desear
da desprecio a la ventura.
ROMÁN: Antes da la brevedad 1905
al bien calidad mayor.
ALDONZA: La estimación es menor
si es mayor la calidad,
demás que a decir verdad,
es templo la dilación 1910
de tu vida o mi opinión.
ROMÁN: ¿Qué temes?
ALDONZA: Lo que dirán,
y los celos de don Juan,
de quien sabes la pasión.
ROMÁN: Presto don Juan no será 1915
importante impedimento.
ALDONZA: ¿Cómo?
ROMÁN: Porque el sentimiento
en estado le pondrá,
si algo sé, que no podrá
ser digno de tanto bien, 1920
aunque ablandes tu desdén.
ALDONZA: Pues con eso seré luego
tu esposa, si eres don Diego.
ROMÁN: ¿Y si no lo soy?
ALDONZA: También.
Texto electrónico por Vern G. Williamsen y J T Abraham
Formateo adicional por
Matthew D. Stroud
Actualización más reciente: 24 Jun 2002