Dentro ruido de cascabeles y atabales. Salen
HERNANDO por una puerta, y por otra OCHAVO
HERNANDO: ¡Vítor el Conde Carlos! ¡Vítor!
OCHAVO: ¡Cola! [octavas] 1975
¡El Marqués don Fadrique, vítor!
HERNANDO: ¡Mientes!
OCHAVO: Lacayo vil, ¿tu lengua niega sola
lo que afirman conformes tantas gentes?
HERNANDO: Tú, como infame, mientes por la gola;
que no han sido los votos diferentes 1980
en dar al Conde Carlos la vitoria.
OCHAVO: El premio nos dirá cúya es la gloria.
HERNANDO: Más entiendes de vinos que de lanzas.
Llevóse el Conde Carlos la sortija
dos veces, ¿y te quedan esperanzas 1985
de que a tu dueño la Marquesa elija?
OCHAVO: ¡Triste, que ni el primero punto alcanzas
de vinos ni de lanzas! No colija
tu pecho de eso el lauro que te ofreces;
que el Marqués la ha llevado otras dos veces. 1990
HERNANDO: El Conde, por ventura, en el torneo,
¿en todo no ha quedado ventajoso?
OCHAVO: 0 estás loco, o te miente tu deseo.
¿El premio no llevó de más airoso
el Marqués, mi señor?
Miran adentro
HERNANDO: Al Conde veo 1995
que el premio dan.
OCHAVO: No estés presuntüoso;
que otro dan al Marqués.
HERNANDO: ¿Hay tal sentencia?
¡Que igualen tan notoria diferencia!
OCHAVO: Juzgólo el Almirante, y corresponde
a quien es.
HERNANDO: Será un necio quien replique. 2000
OCHAVO: Su premio guarda en la urna blanca el Conde.
HERNANDO: Y el suyo le presenta don Fadrique
a la Marquesa.
OCHAVO: Gran misterio esconde,
y rabio por saber qué signifique.
En balcón blanco, que al del alba imita, 2005
blanca urna en que los premios deposita.
HERNANDO: A su tiempo dirá. La fiesta ha dado
fin; la Marquesa deja la ventana.
OCHAVO: Y ya nuestros dos dueños han dejado
sus dos caballos.
HERNANDO: Hoy el Conde gana 2010
la vitoria del bien que ha deseado.
OCHAVO: Hoy goza de su prenda soberana
el Marqués.
HERNANDO: Ellos vienen.
OCHAVO: Pues veamos
cómo se hablan agora nuestros amos.
Salen el conde CARLOS y el MARQUÉS,
aderezados de sortija el conde de blanco, y el MARQUÉS de
verde
CARLOS: Marqués, mil norabuenas quiero daros 2015
del aire, de la gala y bizarría
con que corrido habéis. Pudo invidiaros
en todo el mismo autor del claro día.
MARQUÉS: El alabarme, Conde, es alabaros;
lisonja es vuestra la lisonja mía, 2020
que si a vos sólo merecí igualarme,
gusto que os alabéis con alabarme.
OCHAVO: ¡Qué honrado competir!
CARLOS: Fue la sentencia
como de tal señor.
MARQUÉS: El Almirante
honra como quien es.
OCHAVO: ¿Quién competencia 2025
tan noble ha visto en uno y otro amante?
CARLOS: Marqués, pediros quiero una licencia.
MARQUÉS: Si soy vuestro, y no tiene semejante
la amistad que profeso yo teneros,
sólo os puedo negar el concederos. 2030
¿Licencia puedo dar a quien de todo
es dueño, a quien gobierna mi albedrío?
Tomalda, Conde, vos; que de ese modo
os puedo dar lo que tenéis por mío;
y para daros a entender del todo 2035
cuánto soy vuestro y cuánto en vos confío,
si sin pedirla no queréis tomarla,
yo, sin saberla, tengo de otorgarla.
CARLOS: Sólo quiero saber...
MARQUÉS: No digáis nada,
o mi amistad de vos será ofendida. 2040
CARLOS: ¿Amáis a la Marquesa?
MARQUÉS: No es amada
en su comparación de mí la vida.
CARLOS: ¿Y Blanca?
MARQUÉS: Es ya de mí tan olvidada,
que aun haberla querido se me olvida.
CARLOS: Con eso tomo la licencia, amigo. 2045
Hago lo que mandáis, y no os lo digo.
Vanse el conde CARLOS y HERNANDO
OCHAVO: Por Dios, señor, que has andado [redondillas]
tan gallardo y tan lucido,
que la invidia ha enmudecido,
la soberbia te ha invidïado. 2050
Bien puede el Conde alabarse
de ser vencido.
MARQUÉS: Eso no;
ni pude vencerlo yo,
ni quien lo juzgó engañarse.
OCHAVO: Eso sí; que es señal clara 2055
de los nobles corazones
igualar en las razones
las espaldas con la cara.
MARQUÉS: Al cuarto de doña Inés
hemos llegado.
OCHAVO: Ella viene. 2060
Salen doña INÉS, BELTRÁN y
MENCÍA
INÉS: (¡Ah, cielos! ¿Qué imperio tiene Aparte
en mi albedrío el Marqués,
que en viéndole, mi deseo
pone al instante en olvido
las faltas que dél he oído, 2065
por las partes que en él veo?)
MARQUÉS: Huélgome, hermosa señora,
que abreviaréis la elección,
pues dos solamente son
los que os compiten agora; 2070
porque a los demás, vencidos,
la suerte los excluyó.
El Conde Carlos y yo
quedamos para eligidos.
Iguales nos han juzgado 2075
en la sortija y torneo.
No sé yo si su deseo
iguala con mi cuidado;
sé que si me vence a mí
en la gloria que pretendo, 2080
tengo de mostrar, muriendo,
lo que amando merecí.
INÉS: No importa, Marqués, que vos
y el Conde solos quedéis
para abreviar, cuando veis 2085
que el ser iguales los dos
me pone en más confusión;
porque en muchos desiguales,
más fácil que en dos iguales
se resuelve la elección. 2090
Pero ya prevengo un medio
con que me he de resolver.
(Dilaciones son, por ver Aparte
si el tiempo me da remedio.)
OCHAVO: ¿Cuándo, enemiga Mencía, 2095
tu dureza he de ablandar?
¡Que no te quieras casar!
Sólo en mi daño podía
tan gran novedad hallarse;
pues para darme querella, 2100
eres la primer doncella
que no rabia por casarse.
MENCÍA: Sí quiero; mas no te quiero.
OCHAVO: Pues si por mí no lo acabo,
puédalo el llamarme Ochavo; 2105
que eres mujer, y es dinero.
MENCÍA: (¡Que no puedo yo librarme Aparte
de este amante porfïado!
Mas sí puedo. De su enfado
una burla ha de vengarme.) 2110
¿Diré, Ochavo, la verdad?
OCHAVO: Díla, si es en mi favor.
MENCÍA: Tu amor pago con amor.
OCHAVO: ¿De veras?
MENCÍA: Mi voluntad
esta noche ha de dar fin 2115
a tu firme pretensión.
OCHAVO: ¿Mas qué tenemos? ¿Balcón,
o puerta falsa, o jardín?
MENCÍA: No tanto lo que desea
mi ciego amor dificulta. 2120
Ese tafetán oculta,
Ochavo, una chimenea.
Escóndete en ella, agora
que en plática están los tres
divertidos; que, después 2125
que se acueste mi señora,
yo, que soy su camarera,
saldré a esta cuadra, y tendrás
de lo que oyéndome estás
información verdadera. 2130
OCHAVO: Al paso que se desea,
se duda y se desconfía.
Obedézcote, Mencía,
y doyme a la chimenea.
Vase
MARQUÉS: ¿Los ingenios intentáis 2135
examinarnos?
INÉS: Si iguales
los méritos corporales
a los del alma juzgáis,
erráislo; y se precipita
la que así no se recata; 2140
que con el alma se trata,
si con el cuerpo se habita.
MARQUÉS: ¡Ay, mi bien! Que no lo siento
porque me causa temor;
que en las alas de mi amor 2145
volará mi entendimiento.
Siéntolo, Inés, porque veo
que son todas dilaciones,
solicitando ocasiones
de no premiar mi deseo. 2150
Mirad que muero de amor.
INÉS: ¡Qué mal, Marqués, lo entendéis!
Las dilaciones que veis
son sólo en vuestro favor;
que nadie en mi pensamiento 2155
os hace a vos competencia;
sólo está de mi sentencia
en vos el impedimento.
MARQUÉS: ¡Declárate! ¿Así te vas?
INÉS: Basta, Marqués, declararos 2160
que ni puedo más amaros
ni puedo deciros más.
Vase doña INÉS con MENCÍA
MARQUÉS: ¡Cielos! ¿Qué es esto? Sacad,
Beltrán, de esta confusión
mi afligido corazón. 2165
BELTRÁN: Sabe Dios mi voluntad;
mas hame puesto preceto
del silencio doña Inés,
y no querréis vos, Marqués,
que os revele su secreto. 2170
MARQUÉS: (De la vil emulación Aparte
sin duda nace este engaño,
y puede más en mi daño
la envidia que la razón.
Mas, ¿por qué, enemiga ingrata, 2175
me matas con encubrirlo?
Matárasme con decirlo,
pues el callarlo me mata.)
Vase el MARQUÉS
BELTRÁN: Sáquennos con bien los cielos
de intento tan peligroso. 2180
Sale INÉS
INÉS: ¿Fuese?
BELTRÁN: Corrido y quejoso,
ardiendo en cólera y celos.
Y tiene, por Dios, razón,
si atenta lo consideras;
que declararle pudieras 2185
de su daño la ocasión.
OCHAVO se asoma al paño y escucha
INÉS: Bien lo quisieran mis males;
pero nadie, si es discreto,
dice al otro su defeto;
y los del Marqués son tales, 2190
que la vergüenza no deja
referirlos, y es más sabio
intento excusar su agravio,
que satisfacer su queja.
Escucha OCHAVO desde el paño
OCHAVO: (¿Qué serán estos defetos?) Aparte 2195
INÉS: Decid: ¿quién, si en la opinión
del Marqués al mundo son
sus defetos tan secretos
que eso le da confïanza,
le dirá faltas tan feas? 2200
BELTRÁN: Yo, señora, si deseas
no dar causa a su venganza.
Porque tener una fuente
es enfermedad, no error;
de la boca el mal olor 2205
es natural accidente,
el mentir es liviandad
de mozo, no es maravilla,
y vendrán a corregilla
la obligación y la edad. 2210
Éstos sus defetos son;
pues él los pregunta, deja
que yo mitigue su queja
y aclare su confusión.
OCHAVO: (¡Hay tal cosa!) Aparte
INÉS: Mal sabéis 2215
cuánto amarga un desengaño.
Aunque remediéis su daño
con eso, le ofenderéis;
que aun los públicos defetos
hace, quien los dice, ofensa. 2220
¿Qué será si el Marqués piensa
que los suyos son secretos?
Si son ciertos, la razón
con que le dejo verá,
o el tiempo descubrirá 2225
la verdad, si no lo son;
que a esto sólo mi cuidado
con la dilación aspira.
BELTRÁN: Señora, si ella es mentira,
¡lindamente la han trazado! 2230
INÉS: ¿Qué ocasión a la crïada
de Blanca pudo mover
a mentir?
Vase doña INÉS
BELTRÁN: Toda mujer
es a engañar inclinada.
Vase BELTRÁN
OCHAVO: ¿Esto pasa? ¿Que escondido 2235
tanto mal tenga el Marqués?
¿Que lo sepa doña Inés,
y yo no lo haya sabido?
¿Quién puede haber que lo crea?
¿Que de mentiroso tiene 2240
opinión?... Mas gente viene;
vuélvome a la chimenea.
Vase. Salen BLANCA y CLAVELA, a la ventana
CLAVELA: ¿Qué querrá tratar contigo
el Conde Carlos?
BLANCA: Él es,
como sabes, del Marqués 2245
don Fadrique fiel amigo,
y decirme de su parte
alguna cosa querrá.
CLAVELA: ¿Si está arrepentido ya
de mudarse y de agraviarte? 2250
BLANCA: No vuela con tanto aliento
mi esperanza.
CLAVELA: Pues, señora,
¿quieres saber lo que agora
me ha dictado el pensamiento?
BLANCA: Dilo.
CLAVELA: El Conde te ha mirado 2255
en la sortija y torneo
tanto, que de algún deseo
me da indicio su cuidado.
BLANCA: ¿Eso dices, cuando ves
que es doña Inés su esperanza? 2260
CLAVELA: ¿No hay en el amor mudanza?
BLANCA: Siendo amigo del Marqués,
¿he de creer que pretende
las prendas que él adoró?
CLAVELA: Si ya el Marqués te olvidó, 2265
con amarte, ¿qué le ofende,
supuesto que es tan usado
en la corte suceder
el amigo en la mujer
que el otro amigo ha dejado, 2270
sin que esta ocasión lo sea
para poder dividirlos?
Que dicen que esos puntillos
son para hidalgos de aldea.
BLANCA: Presto el misterio que esconde 2275
su venida y su intención
conoceré. Hacia el balcón
viene un hombre.
CLAVELA: Será el Conde.
Sale el conde CARLOS, de noche
CARLOS: (Amor, como son divinos, Aparte
son tus intentos secretos, 2280
pues dispensas tus efetos
por tan ocultos caminos.
¿Quién pensara que la fama
de que a Blanca doy cuidado,
hubiera en mí despertado 2285
tan nueva amorosa llama,
que funde ya mi esperanza
en ella su dulce empleo,
y prosiga mi deseo
lo que empezó mi venganza? 2290
De amar es fuerte incentivo
ser amado; que el rigor
mata el más valiente amor
y apaga el ardor más vivo.
Mas ya Blanca en su balcón 2295
me espera. ¡Qué puntüal!
Es fuego el amor, y mal
se encubre en el corazón.)
¿Es Blanca?
BLANCA: ¿Es Carlos?
CARLOS: Soy, señora mía, [silva]
el hombre más dichoso 2300
de cuantos ven la luz del claro día;
si bien estoy quejoso
del tiempo que el recato me ha tenido
oculto el alto bien que he merecido.
BLANCA: No os entiendo.
CARLOS: Señora, 2305
baste el silencio, baste el sufrimiento;
dos años basten ya que el pensamiento,
sin producir acciones,
ardiendo reprimió vuestras pasiones.
BLANCA: Hablad; que menos os entiendo agora. 2310
CARLOS: En vano es, Blanca, ya vuestro recato.
Declararos podéis; no soy ingrato.
BLANCA: Vos, Conde, os declarad.
CARLOS: Cuando la fama
publica ya, partera,
que el sol ha iluminado 2315
dos veces ya los signos de su esfera,
después que arde en mi amor vuestro cuidado
y que os obliga la desconfïanza
de ser mi dulce esposa, a la mudanza
del secular al religioso estado, 2320
¿os preciáis de secreta y recatada,
porque tal gloria goce yo penada?
Hablan aparte doña BLANCA y
CLAVELA
BLANCA: Este daño resulta de mi engaño.
CLAVELA: No es, si ganas al Conde, mucho el daño.
CARLOS: ¿Por ventura teméis que el pecho mío 2325
no os corresponda, Blanca? ¿Por ventura
--demás que esa beldad os asegura
la vitoria del más libre albedrío--
no os han dicho mis ojos,
mis colores, divisas y libreas, 2330
mis ardientes enojos?
En lo blanco y lo verde, ¿quién no alcanza
que di a entender que es Blanca mi esperanza?
¿No adorné en la sortija y el torneo
de blanco una ventana? ¿Y puesta en ella 2335
no vistes la urna breve,
émula de la nieve,
mostrando por enigmas mi deseo,
poniendo en ello del marcial trofeo
los premios que gané, con que mostraba 2340
que a esa blanca deidad los dedicaba?
En las cañas, ¿mi adarga en campo verde
no llevaba una blanca,
cuya letra en el círculo decía,
"Trueco a una Blanca la esperanza mía"? 2345
Tras esto, ¿yo no vengo ya rendido?
Pues, mi bien, ¿qué os impide o qué os enfrena
de sacarme y salir de tanta pena?
Hablan aparte CLAVELA y doña BLANCA
CLAVELA: Goza de la ocasión, señora mía;
que rabio ya por verte señoría. 2350
BLANCA: (¿Qué recelo? ¿Qué dudo? Aparte
¿Con qué medio mejor la suerte pudo
disponer mi remedio y mi venganza?
¡Pague el Marqués mi agravio y su mudanza!)
Conde, ya llegó el tiempo que mi pecho, 2355
de las verdades vuestras satisfecho,
descanse de sus penas;
que si llegaba el fuego a las almenas
antes de ser pagado,
¿qué será cuando veo 2360
que el vuestro corresponde a mi deseo?
CARLOS: ¿Que alcanzo tanta gloria?
BLANCA: Ha mucho que gozáis esta vitoria.
Mas, Conde, gente viene, y es muy tarde.
Tratadlo con mi padre, y Dios os guarde. 2365
Vanse doña BLANCA y CLAVELA
CARLOS: Adiós, querida Blanca. ¡Amor, vitoria!
¿Qué gracias te daré por tanta gloria,
pues en un punto alcanza
mi amor de Blanca amor, de Inés venganza?
Sale el MARQUÉS, de noche
MARQUÉS: ¿Es el Conde?
CARLOS: ¿Es el Marqués? [redondillas] 2370
MARQUÉS: ¡Vos tan tarde, Conde, aquí?
CARLOS: Sí, que os solicito así,
la dicha de doña Inés.
MARQUÉS: ¿Cómo?
CARLOS: La mano le doy,
si vos licencia me dais, 2375
[a Blanca.]
MARQUÉS: Al cuello me echáis,
Conde, nuevos lazos hoy;
pues aunque el amor cesó,
la obligación del deseo
de su merecido empleo 2380
viva en el alma quedó.
Pues en tan noble marido
mejorada suerte alcanza,
no se queje su esperanza
de que mi mano ha perdido. 2385
CARLOS: (Esto es bueno, ¡para haber Aparte
dos años que a mí me adora
doña Blanca!) Nadie agora
os queda ya que temer.
MARQUÉS: ¡Ay de mí, Conde, que es vano 2390
vuestro cuidado y el mío,
cuando alcanzar desconfío
de la Marquesa la mano!
Que de sus labios oí
--ved si con causa lo siento-- 2395
que estaba el impedimento
de alcanzarla sólo en mí.
No dijo más la crüel.
Conde, solo estáis conmigo,
mi amigo sois, y el amigo 2400
es un espejo fïel.
En vos a mirarme vengo.
Sepa, yo, Carlos, de vos,
por vuestra amistad, por Dios,
¿qué secreta falta tengo, 2405
que cuando a mí se me esconde,
la sabe Inés? ¿Por ventura
de mi sangre se murmura
alguna desdicha, Conde?
Habladme claro. Mirad 2410
que he de tener, ¡vive Dios!
si esto no alcanzo de vos,
por falsa vuestra amistad.
CARLOS: Estad, Marqués, satisfecho,
que a saberlo, os lo dijera; 2415
y si no es la envidia fiera
la que tal daño os ha hecho,
el ingenio singular
de Inés me obliga a que arguya
que ésa es toda industria suya, 2420
con que, intentando no errar
la elección, os obligó
a que os miréis y enmendéis,
si algún defeto tenéis
que vos sepáis, y ella no. 2425
Mas si de vuestra esperanza
marchita el verdor lozano
la envidia infame, esta mano
y este pecho a la venganza
tan airado se previene, 2430
que el mundo todo ha de ver
que nadie se ha de atrever
a quien tal amigo tiene.
MARQUÉS: Bien sabéis vos que os merece
mi amistad esa fineza. 2435
CARLOS: Ya la purpúrea belleza
del alba en perlas ofrece
por los horizontes claros
el humor que al suelo envía.
MARQUÉS: Aquí me ha de hallar el día. 2440
CARLOS: Fuerza será acompañaros.
MARQUÉS: No, Conde; que estos balcones
de Inés quiero que me vean
solo, y que testigos sean
de que en mis tristes pasiones 2445
aguardo aquí solo el día,
solo por más sentimiento,
que la pena y el tormento
alivia la compañía.
Vos es bien que os recojáis. 2450
Descansad, pues sois dichoso.
CARLOS: Mal puedo ser venturoso
mientras vos no lo seáis.
Vase el conde CARLOS. Sale OCHAVO, en lo
más alto del corredor, tiznado
OCHAVO: ¡Gracias a Dios que he salido
ya de esta vaina de hollín! 2455
¡Ah, vil Mencía! Tu fin
burlarme en efeto ha sido.
Al tejado menos alto
de uno en otro bajaré,
porque dél al suelo dé 2460
menos peligroso salto.
MARQUÉS: (Parece que sobre el techo Aparte
de Inés anda un hombre. ¡Cielos!
¿Qué será? ¡Ah, bastardos celos,
qué asaltos dais a mi pecho! 2465
¿De Inés puede ser manchada
tan vilmente la opinión?
No es posible. Algún ladrón
será, o de alguna criada
será el amante. Verélo; 2470
que parece que procura,
disminuyendo la altura,
bajar de uno en otro al suelo.)
OCHAVO: (De aquí he de arrojarme al fin, Aparte
que es el postrer escalón. 2475
¡Válgame en esta ocasión
algún santo volatín!)
Salta al teatro y tiéndese, y el
MARQUÉS pónele la espada al pecho
MARQUÉS: ¡Hombre, tente y di quién eres!
OCHAVO: ¡Hombre, tente tú!, que a mí,
si me ves tendido aquí, 2480
¿qué más tenido me quieres?
MARQUÉS: ¿Es Ochavo?
OCHAVO: ¿Es mi señor?
MARQUÉS: Díme, ¿qué es esto?
OCHAVO: No es nada.
Burla ha sido, aunque pesada;
mas son percances de amor. 2485
MARQUÉS: ¿Cómo?
OCHAVO: Esa crüel Mencía
esta noche me ha tenido
entre el hollín escondido,
y vino al romper del día
diciendo que su señora 2490
su intento había sospechado,
y que con ese cuidado
se estaba vistiendo agora
con su gente, para ver
la casa; yo, que me vi 2495
en tal peligro, salí
como bala, por poder
librarme, por el cañón
de esa ahumada chimenea.
MARQUÉS: ¡Por Dios, que estoy por que vea 2500
tu atrevida pretensión
la pena de tu locura!
¿De casa que me ha de honrar
te atreviste a quebrantar
la opinión y la clausura? 2505
OCHAVO: El amor me ha disculpado;
y basta, señor, por pena
haber, perdiendo la cena,
toda una noche esperado,
y haber el refrán cumplido 2510
de "si pegare, y si no,
tizne", pues que no pegó,
y tan tiznado he salido.
MARQUÉS: Necio, no estoy para oír
tus gracias.
OCHAVO: ¡Yo sí, Marqués, 2515
para decirlas, después
que sin cenar ni dormir
toda la noche he velado!
Mas siempre los males son
por bien, pues por el cañón 2520
no cupiera, a haber cenado;
y el descuento está bien llano
que de este trabajo tuve,
pues de no cenar, estuve
para saltar más liviano. 2525
Demás, que lo que he sabido
esta noche me ha obligado
a dar por bien empleado
cuanto mal me ha sucedido.
MARQUÉS: ¿Cómo?
OCHAVO: ¿Lo que algún contrario 2530
tuyo ha sabido de ti,
encubres, Marqués, de mí,
tu amigo y tu secretario?
¿Fuente tienes, y la cura
otro que yo?
MARQUÉS: ¿Fuente yo? 2535
OCHAVO: ¿Doña Inés lo sabe, y no
Ochavo?
MARQUÉS: ¡Hay tal desventura!
¿Eso han dicho a doña Inés?
OCHAVO: Ten paciencia; que otras cosas
más ocultas y afrentosas 2540
le han dicho de ti, Marqués.
MARQUÉS: Acaba, dilas.
OCHAVO: A enfado
dice, señor, que provoca
el aliento de tu boca.
¡Mira tú a quien has besado 2545
sobre ahíto y en ayunas,
o después de comer olla,
ajos, morcilla, cebolla,
habas verdes o aceitunas!
MARQUÉS: ¡Hay tal maldad! Cosas son 2550
que trazan envidias fieras.
OCHAVO: ¡Dichoso tú, si pudieras
dar de ellas información
de lo contrario a tu ingrata!
Mas esto es nada, señor; 2555
lo que falta es lo peor,
y lo que más la recata.
MARQUÉS: El veneno riguroso
me da de una vez.
OCHAVO: Pues, ¿quieres
sabello? Hanle dicho que eres 2560
hablador y mentiroso.
MARQUÉS: ¡Cielos! ¿Qué furias son éstas
que en mí ejecutan sus iras?
¿Qué traiciones, qué mentiras,
con tal ingenio compuestas, 2565
que es imposible que de ellas
darle desengaño intente?
OCHAVO: En fin, ¿tú no tienes fuente?
MARQUÉS: ¿Quieres que en vivas centellas
te abrase mi furia?
OCHAVO: No; 2570
mas, señor, si son mentiras,
efeto son de las iras
que en doña Blanca encendió
el ser de ti desdeñada;
porque, según entendí, 2575
quien esto dijo de ti,
fue de ella alguna crïada.
MARQUÉS: La vida me has dado agora;
que el remedio trazaré
fácilmente, pues ya sé 2580
de estos engaños la autora.
OCHAVO: Pues vámonos a acostar,
en pago de tales nuevas.
MARQUÉS: (Por más máquinas que muevas, Aparte
Blanca, no te has de vengar.) 2585
Vanse OCHAVO y el MARQUÉS. Salen
doña INÉS, BELTRÁN y MENCÍA
INÉS: Hoy es, Beltrán, ya forzoso
dar fin a mis dilaciones.
BELTRÁN: No te venzan tus pasiones.
Haz al Conde venturoso,
pues en partes ha excedido 2590
a todos.
INÉS: Hoy mi sentencia,
si no es que en la competencia
de ingenios quede vencido,
le da el laurel vitorioso.
MENCÍA: Yo pienso que ha de venir 2595
toda la corte a asistir
al certamen ingenioso.
INÉS: Así tendrá la verdad
más testigos, y el deseo
con que acertar en mi empleo 2600
y cumplir la voluntad
de mi padre he pretendido,
notorio al mundo será.
Salen el conde CARLOS, don JUAN, don GUILLÉN
y don Juan de CUMÁN y el conde ALBERTO
ALBERTO: Aunque del examen ya
doña Inés nos ha exclüido, 2605
no es bien que nos avergüence.
La fiesta podemos ver;
que en elección de mujer
el peor es el que vence.
GUILLÉN: Yo, a lo menos, no he tenido 2610
a infamia el ser reprobado.
JUAN: Yo, por no verme casado,
no siento el haber perdido.
Salen el MARQUÉS y el conde CARLOS por otra
parte, y OCHAVO
CARLOS: ¿Que tal quiso acreditar
la envidia?
MARQUÉS: (Pues ha de ser Aparte 2615
doña Blanca su mujer,
decoro le he de guardar
en callarle que ella ha sido
quien con celosa pasión
se valió de esta invención.) 2620
Una mujer me ha querido,
con las faltas que escucháis,
desacreditar.
CARLOS: Marqués,
daros pienso a doña Inés,
pues vos a Blanca me dais. 2625
MARQUÉS: Tracémoslo, pues.
CARLOS: Dejad
ese cargo a mi cuidado,
que al efeto se ha obligado.
MARQUÉS: Ejemplo sois de amistad.
Salen doña BLANCA, con manto, y don FERNANDO
por otra parte
FERNANDO: ¿No sabré a qué fin pretende 2630
que nos hallemos aquí
el Conde?
BLANCA: Él lo ordena así.
Déjale hacer, que él se entiende;
de su palabra confía.
FERNANDO: De tu esposo me la ha dado. 2635
BLANCA: Pues piensa que esto ha trazado
para mayor honra mía.
MARQUÉS: Ya están en vuestra presencia
los dos de quien vuestro examen
al ingenioso certamen 2640
remite, Inés, la sentencia.
CARLOS: Sólo falta proponer
la materia o la cuestión,
en que igual ostentación
de ingenios hemos de hacer. 2645
INÉS: Generosos caballeros,
en cuyas nobles personas
piden iguales coronas
las letras y los aceros,
den objeto a la cuestión 2650
vuestras mismas pretensiones,
porque con vuestras razones
justifique mi elección.
MARQUÉS: Proponed, pues.
INÉS: Escuchad.
Uno de los dos--no digo 2655
cuál, que no es justo--conmigo
tiene más conformidad;
mas éste, a quien me he inclinado,
padece algunos defetos
tan graves, aunque secretos, 2660
que acobardan mi cuidado;
y por el contrario, hallo
al otro perfeto en todo,
pero yo no me acomodo
con mi inclinación a amallo; 2665
y así, ha de ser la cuestión
en que os habéis de mostrar,
si la mano debo dar
al que tengo inclinación,
aunque defetos padezca, 2670
o si me estará más bien
que el que no los tiene, a quien
no me inclino, me merezca.
Cada cual, pues, la opinión
defienda que más quisiere, 2675
y la parte que venciere
merecerá mi elección,
juzgando la diferencia
cuantos presentes están,
pues con esto no podrán 2680
quejarse de mi sentencia.
CARLOS: (Al Marqués se inclina Inés, Aparte
yo soy el aborrecido.
Ya el ingenio me ha ofrecido
el modo con que al Marqués 2685
la palabra que le he dado
le cumpla.) Yo, con licencia
vuestra, en esta diferencia
defiendo que el que es amado
debe ser el escogido. 2690
MARQUÉS: (¡Cielos!, mi causa defiende Aparte
el Conde; mas él se entiende.
La mano me ha prometido
de Inés; confïado estoy,
que es mi amigo verdadero. 2695
Con su pensamiento quiero
conformarme.) Pues yo soy
de contrario parecer,
y defiendo que es más justo
no seguir el proprio gusto, 2700
y al más perfeto escoger.
INÉS: (Entrambos se han engañado; Aparte
que el Conde sin duda entiende
que le quiero, pues defiende
la parte del que es amado; 2705
y el Marqués, pues la otra parte
defiende, piensa también
que es aborrecido. ¡Oh, quién
pudiera desengañarte!)
CARLOS: Los fundamentos espero 2710
que en favor vuestro alegáis,
Marqués.
MARQUÉS: Digo, pues gustáis
de que hable yo primero.
El matrimonio es unión [romance]
de por vida; y quien es cuerdo, 2715
aunque atienda a lo presente,
previene lo venidero.
El amor es quien conserva
el gusto del casamiento;
amor nace de hermosura, 2720
y es hermoso lo perfeto;
luego debe la Marquesa
dar la mano a aquél que, siendo
más perfeto, es más hermoso,
pues haber de amarlo es cierto. 2725
De aquí se prueba también
que aborrecer lo perfeto
y amar lo imperfeto es
accidental y violento;
lo violento no es durable. 2730
Luego es más sabio consejo
al que es perfeto escoger
--pues, dentro de breve tiempo,
trocará en amor constante
su injusto aborrecimiento-- 2735
que al imperfeto querido,
si luego ha de aborrecerlo.
Semejantes a las causas
se producen los efetos,
ni obra el bueno como malo, 2740
ni obra el malo como bueno.
Luego un imperfeto esposo
un martirio será eterno,
que, al paso de sus erradas
acciones, irá creciendo. 2745
Y no importa que el amor
venza los impedimentos,
quite los inconvenientes,
y perdone los defetos;
pues nos dice el castellano 2750
refrán, que es breve evangelio,
que "quien por amores casa,
vive siempre descontento."
El gusto cede al honor
siempre en los ilustres pechos; 2755
y las mujeres se estiman
según sus maridos. Luego
su gusto debe olvidar Inés,
pues tendrá, escogiendo
al perfeto, estimación, 2760
y al imperfeto, desprecio.
Indicios da de locura
quien pone eficaces medios
para algún fin, y después
no lo ejecuta, pudiendo. 2765
La Marquesa doña Inés
este examen ha propuesto
para escoger al más digno,
sin que tenga parte en ello
el amor. Luego si agora 2770
no eligiese al más perfeto,
demás de que no cumpliera
el paternal testamento,
indicios diera de loca,
nota de liviana al pueblo, 2775
que murmurar a los malos
y que sentir a los buenos.
ALBERTO: ¡Bien por su parte ha alegado!
JUAN: ¡Fuertes son los argumentos!
GUILLÉN: Oyamos agora al Conde, 2780
que tiene divino ingenio.
CARLOS: Difícil empresa sigo,
pues lo imperfeto defiendo;
pero si el amor me ayuda,
la vitoria me prometo. 2785
Si el amor es quien conserva
el gusto del casamiento,
como propuso el Marqués,
con eso mismo lo pruebo;
que amor para la elección 2790
ha de ser el consejero,
pues del buen principio nace
el buen fin de los intentos.
Y no importa que el querido
padezca algunos defetos, 2795
pues nos advierte el refrán
castellano que lo feo,
amado, parece hermoso,
y es bastante parecello,
pues nunca amor se aconseja 2800
sino con su gusto mesmo.
Aristóteles lo afirma;
Séneca y Platón dijeron
que el amor no es racional
que halla en el daño provecho, 2805
y halla dulzura en lo amargo
San Agustín; según esto,
si en el matrimonio tiene
el Amor todo el imperio,
su locura es su razón, 2810
y es ley suya su deseo.
Lo que él quiere es lo acertado,
lo que él ama es lo perfeto,
lo hermoso, lo que él desea,
lo que él aprueba, lo bueno. 2815
El temor de que después
venga Inés a aborrecerlo,
no importa, que eso es dudoso,
y el amarle agora es cierto.
Para amor no hay medicina 2820
sino gozar de su objeto.
Dícelo en su carta Ovidio,
y en su epigrama Propercio.
Crece con la resistencia,
según Quintiliano; luego 2825
si Inés no elige al que adora,
no tendrá su mal remedio;
antes irá cada día
con la privación creciendo.
Pensar que el aborrecido 2830
vendrá a ser, por ser perfeto,
después amado, es engaño;
que no llega en ningún tiempo,
según Curcio, a amar de veras
quien comenzó aborreciendo. 2835
El amor dice Heliodoro
que no repara en defetos;
la antigüedad nos lo muestra
con portentosos ejemplos.
Pigmaleón, Rodio, Alcides, 2840
a unas estatuas quisieron;
Pasifé a un toro, y a un pez
el sabio orador Hortensio;
Semíramis a un caballo,
a un árbol Jerjes, y vemos 2845
al que dio nombre al ciprés,
de amor de una cierva, muerto.
Pues, ¿qué defetos mayores
que éstos, por quien los sujetos
son incapaces de amor, 2850
pues no puede hallarse en ellos
correspondencia, por ser
en especie tan diversos,
que el mismo amor que intentó
mostrar en estos portentos 2855
su poder, quedó corrido
más que glorioso de hacerlos?
Luego amando la Marquesa
al que padece defetos,
y más sabiéndolos ya, 2860
no se mudará por ellos.
Si ignorándolos le amara,
en tal caso fuera cierto
que el descubrirlos después
le obligara a aborrecerlo; 2865
y por esto mismo arguyo
que no sólo, aborreciendo
agora al perfeto Inés,
no podrá después quererlo,
mas antes, si lo quisiera 2870
agora, fuera muy cierto
aborrecerlo después;
y de esta suerte lo pruebo.
Ovidio dice que amor
se hiela y muda si aquello 2875
no halla en la posesión
que le prometió el deseo;
pues hombre perfeto en todo
no es posible hallarse.
Luego aunque Inés amase 2880
agora al que tiene por perfeto,
lo aborreciera después
que con el trato y el tiempo
sus defetos descubriera,
pues nadie vive sin ellos. 2885
Quien ama a un defetüoso,
ama también sus defetos
tanto, que aun le agradan
cuantos le semejan en tenerlos.
Luego es en vano temer 2890
que se mude Inés por ellos.
Que "amar lo imperfeto es
violento, y lo que es violento
no dura", el Marqués arguye.
Lo segundo le concedo, 2895
lo primero no; que sólo
es a amor violento aquello
que no quiere, y natural
lo que pide su deseo.
Que "el malo obra como malo, 2900
y obra el bueno como bueno,
y de las malas acciones
nace el aborrecimiento",
dice el Marqués. Es verdad;
pero como el amor ciego 2905
aprueba la causa injusta,
aprueba el injusto efeto.
Que las mujeres se estimen
por sus maridos, concedo;
pero en eso, por mi parte, 2910
fundo el mayor argumento;
que quien con mujer se casa
que confiesa amor ajeno,
estima en poco su honor.
Luego, amando al imperfeto 2915
Inés, fuera infame el otro,
si quisiera ser su dueño;
luego ni él puede admitirlo,
ni la Marquesa escogerlo.
Que "quien por amores casa, 2920
vive siempre descontento",
según lo afirma el refrán,
dice el Marqués; y es muy cierto,
cuando por amor se hacen
desiguales casamientos; 2925
pero cuando son en todo
iguales los dos sujetos,
no hay, si el amor los conforma
más paraíso en el suelo.
Decir que no cumple así 2930
el paternal testamento
es engaño; que su padre
sólo le puso precepto
de que mire lo que hace.
Ya lo ha mirado, y con eso 2935
su voluntad ha cumplido.
Que no consigue el intento
del examen si no escoge
al de más merecimientos,
sin atender al amor, 2940
según Inés ha propuesto,
es verdad; pero se debe
entender del amor nuestro,
no del suyo; que con ella
es la parte de más precio 2945
ser de ella amado, y no ser
amado el mayor defeto.
Luego, si elige al que quiere,
ni dará nota en el pueblo,
ni qué decir a los malos, 2950
ni qué sentir a los buenos.
ALBERTO: ¡Vítor!
JUAN: ¡Vítor!
GUILLÉN: ¡Venció el Conde!
ALBERTO: Sus valientes argumentos
vencieron en agudeza,
en erudición y ejemplos. 2955
BELTRÁN: Todos declaran al Conde
por vencedor.
INÉS: Según eso,
ya es forzoso resolverme,
aunque me pese, a escogerlo.
Venciste, Conde; mi mano 2960
es vuestra.
BLANCA: ¡Qué escucho, cielos!
FERNANDO: ¿Esto hemos venido a ver,
Blanca?
CARLOS: (Agora, que ya puedo Aparte
ser su esposo, he de vengarme,
y ha de ser un acto mesmo 2965
fineza para el Marqués,
y para ella desprecio.)
Marquesa, engañada estáis;
porque vos habéis propuesto
que la parte que venciere 2970
ha de ser esposo vuestro.
Pues si mi parte ha vencido,
y es la parte que defiendo
la del imperfeto amado,
él ha de ser vuestro dueño. 2975
Yo sé bien que no soy yo
el querido, y sé que ha puesto
la invidia vil al Marqués
tres engañosos defetos.
Y porque os satisfagáis, 2980
escuchadme aparte.
Hablan en secreto
MARQUÉS: (¡Cielos! Aparte
No hay más tesoro en el mundo
que un amigo verdadero.)
BLANCA: (Yo soy perdida, si aquí Aparte
se declaran mis enredos.) 2985
Doña INÉS y el conde CARLOS hablan
aparte
INÉS: Ésas tres las faltas son
que me han dicho.
CARLOS: Pues mi ingenio
las inventó... (Esta fineza Aparte
deba el Marqués a mi pecho)
...por vencerle y por vengarme 2990
de vos; y ya que mi intento
conseguí, pues que la mano
me ofrecéis, y no la quiero,
como noble, restituyo
al Marqués lo que le debo. 2995
Y para que a mis palabras
deis crédito verdadero,
baste por señas deciros
las tres faltas que le han puesto
y que ha sido una mujer 3000
la que tales fingimientos
os dijo por orden mía.
INÉS: Es verdad. La vida os debo.
CARLOS: Pues dad al Marqués la mano.
Ya, Marqués, se ha satisfecho 3005
doña Inés de que la invidia
os puso falsos defetos.
Yo defendí vuestra parte,
y fui vencido venciendo.
Dalde la mano; que yo bien 3010
he mostrado que tengo
puesta en Blanca mi esperanza
con las colores y versos
y divisas de las cañas,
de la sortija y torneo. 3015
BLANCA: Yo me confieso dichosa.
MARQUÉS: Sois mi amigo verdadero,
y vos mi esposa querida.
INÉS: Cuando os miro sin defetos,
¿cómo, Marqués, os querré, 3020
si os adoraba con ellos?
OCHAVO: El examen de maridos
tiene, con tal casamiento,
dichoso fin, si el Senado
perdona al autor sus yerros. 3025
Texto electrónico por Vern G. Williamsen
y J T Abraham
Formateo adicional por Matthew D. Stroud
Actualización más reciente: 24 Jun 2002