EL ANTICRISTO

Juan Ruiz de Alarcón

Texto basado en la edición príncipe en PARTE SEGUNDA DE LAS COMEDIA DE DON JUAN RUIZ DE ALARCÓN (Barcelona, 1634). Fue preparado por Vern Williamsen y luego pasado a su forma electrónica en 1998.


Personas que hablan en ella:


ACTO PRIMERO

Tocan cajas, y salen ELÍAS FALSO, viejo, y JUDÍOS 1, y y otros, soldados y bandoleros
JUDÍO 1: Capitán, ¿dónde nos llevas por estos campos desiertos? Siendo robar nuestro oficio, ¿qué pretendes en un yermo, de peñas fuerte provincia, de fieras fecundo reino, tanto de tesoros pobre, cuanto avaro de sustento? ELÍAS FALSO: Misterios son celestiales, valerosos galileos, los que mis plantas conducen por estos incultos cerros. Esta noche, cuando al alba el matutino lucero anunciaba, cuando son más verdaderos los sueños, Fobétor, pálido hermano de Fantases y Morfeo, de córnea puerta a mis ojos visión, que es cierta, ha propuesto. Vi salir del mar hinchado una bestia, cuyo aspecto daba terror a la tierra, guerra amenazaba al cielo. Era admirable, de horrible, sin semejanza ni ejemplo en cuantas fieras y monstruos han dado nombre a los tiempos. Corvas uñas le formaba y agudos dientes el hierro, con que deshace coronas, pisa y despedaza centros. Su portentosa cabeza era armada de diez cuernos, cuyas puntas amenazan diez diferentes imperios. A la Asiría Babilonia llegó el Decacornu horrendo, y allí en medio de los diez otro germinó pequeño. Éste ilustraban dos ojos como de hombre, y en acento humano hablaba una boca en él horribles misterios. Luego le vi, transformado en un bello infante tierno, al terrenal paraíso trasladarse con secreto. Allí de espíritus puros fue educado, y le dio el leño de la vida inmortal vida, y profundas ciencias ellos. Súbitamente creció a hermoso y fuerte mancebo, y a su rostro, de los diez se ocultaron los tres cuernos, y los siete que restaban, a su grandeza sujetos, se humillaron a su nombre y a su voz se estremecieron. Postréme a la majestad de su venerable aspecto, y él, admitiéndome humano, así me dijo severo, "Yo soy el rey, yo el mesias prometido a los hebreos; reinaré en Jerusalén, reedificaré su templo; Betzaida y Corozaín, ciudades bellas un tiempo, y agora apenas humildes reliquias de lo que fueron, en sus desiertos me albergan. Elías, búscame en ellos al instante que a la vida te restituyas del sueño; y para que se acredite esta visión en tu pecho, te imprimo mi caracter en la diestra con mi sello." Dijo, y en obscura sombra se resolvió; y yo al momento desperté, y en esta palma hallé el caracter impreso. Miralde y veréis en él
Muestra en la palma de la mano derecha esta señal, "P"
de tan notables portentos las infalibles señales, los indicios verdaderos. Marchemos, pues, presurosos adonde ha querido el cielo dar efeto a sus promesas y cumplir sus juramentos, dando al suelo su mesías, libertad a los hebreos, su rey a Jerusalén, y redentor a su pueblo. JUDÍO 1: Capitán famoso, guía; no busques a esos portentos más crédito del que tú les has dado con creerlos. ELÍAS FALSO: Vamos, pues. JUDÍO 2: Allí un pastor de ovejas guarda un apero. ELÍAS FALSO: Será estrella que nos guíe en el mar de estos desiertos.
Tocando cajas se van. Salen el ANTICRISTO, vestído de yerba, y su MADRE, de pieles
MADRE: Hijo de maldición, ya, ¿qué afrentoso título habrá que a tu maldad no cuadre? ¿No te bastó ser parto incestuoso del que, siendo tu abuelo, fue tu padre, sin que lascivo agora, en amoroso lazo te unieses a tu misma madre? Mas al tribu de Dan, que Dios maldijo, y a padre tal, correspondió tal hijo. ANTICRISTO: ¿Qué dices, madre? Vuelve a pronunciallo. ¿Yo del tribu de Dan? ¿Yo de mi abuelo hijo soy? MADRE: ¿Qué te admiras de escuchallo? Tu inclinación, opuesta al mismo cielo, ¿no te declara bien, si yo lo callo, que dio nefanda unión tal monstruo al suelo? Mas tu origen escucha, pues me obliga tu delito y mi pena a que lo diga. Manzer hebreo, dogmatista injusto en Babilonia, obscuro decendiente de Dan, movido de venéreo gusto en su hermana Sabá, de Horeb ausente virgen esposa, con rigor robusto logró violento su apetito ardiente, cometiendo en un acto deshonesto fuerza, adulterio, estupro y torpe incesto. Yo, desdichada, de este grave exceso concepto fui. ¡Pluguiera al cielo santo que el informe embrión fatal suceso al reino trasladara del espanto, antes que organizado el mortal peso, del alma se informara para tanto escándalo del mundo, pues naciendo di ocasión a delito más horrendo! Crecí, y el lustro apenas vio tercero la verde primavera de mis años, cuando el mismo Manzer, sensual y fiero, posponiendo los suyos y mis daños, en mi amor abrasado, contra el fuero de padre natural fabrica engaños, con que no pueda justa resistencia librarme de su bárbara violencia. Solo se encierra el agresor lascivo y dogmatista infiel conmigo un día; y cuando justamente yo concibo que a religiosa acción me prevenía, el que debiera serme ejemplo vivo de pura honestidad, la hipocresía desnudó, y las divinas leyes, junto con mi virginidad, violó en un punto. Tú fuiste de tu abuelo, padre y tío, abominable incestüoso efeto; en mi vientre creció el agravio mío a publicar por fuerza mi secreto; y en el parto infeliz el hecho impío le confesé a mi madre, a quien Aleto, Tisífone y Megera, ardientes furias, a vengar provocaron sus injurias. Del execrando insulto dio noticia tu abuela y tía al patriarca hebreo; admirase el delito, y la malicia misma se ofende de un error tan feo, no alcanza en sus arbitrios la justicia igual castigo a tan nefando reo, y queda al fin, muriendo apedreado, sediento de más pena su pecado. Yo, que en el parto peligroso y fuerte tuve opuesta a Lucina, previniendo por dicha, sabia astróloga, la suerte que daba a luz un monstruo tan horrendo, el golpe evité apenas de la muerte, del trance apenas escapé tremendo, cuando rendida al sueño, ¡que pluguiera al cielo santo que el eterno fuera! Soñé que en cambio de pequeño infante, breve centella al mundo producía, que dilatada en término distante, voraz incendio al cielo se atrevía; y en veloz precipicio, en un instante, Faetón segundo, al suelo decendía, llenando, si de llamas, de escarmientos cuanta ocupan región los elementos. Sacra deidad en esto me aparece, oculta en su luz misma, y "crece," dijo, "prodigioso, feliz infante, crece a dilatar al término prolijo del Aquilón el cetro que te ofrece, y tú, dichosa madre de tal hijo, de Babilonia sal, y en Galilea asilo de los dos el yermo sea." Aquí cesó, y la noche en su confuso silencio la escondió; y restituyendo a mis sentidos la razón el uso, escuché de mi padre el fin horrendo. Y así, obediente ya a lo que dispuso la deidad, de mi patria vine huyendo aquí, donde Betzaida un tiempo ha sido, donde Corozaín tuvo su nido. Aquí empecé a educarte, y aquí el hado te anticipó en un término sucinto en estación pueril cuerpo esforzado, y en tierna infancia racional instinto; pues apenas hubiste saludado en el trópico al sol el curso quinto, cuando tu brazo persiguió las fieras, cuando voló tu ingenio a las esferas. Yo, que advertí, curiosa a tus intentos, perversa inclinación en tus acciones, por excitarte honrosos pensamientos y por templarte locas presunciones, te propuse en historias escarmientos, te previne en engaños persuasiones, mintiéndote que clara decendía del tribu de Judá la sangre mía. Mas pues fue mi cuidado tan perdido en tu proterva y dura resistencia, que habiéndote en mil ciencias instruído no sé cuál soberana inteligencia, no sólo no te enmiendas, pero ha sido para que con más furia y más violencia corras a los delitos más atroces, y en torpe incesto de tu madre goces. ¡Plega al Dios de Israel, vestiglo fiero, que en tu ciega maldad te precipites, y dando efeto a mi soñado agüero, tanto los cielos en tu daño irrites, que pues soberbio imitas al lucero, despeñado Luzbel, también lo imites, dando en abismos de tormento eterno compasión y terror al mismo infierno! ANTICRISTO: Di más, repite, multiplica, aumenta odios, injurias, iras, maldiciones; que deleitosamente se apacienta mi obstinación en tus execraciones. Lo justo sólo aflige y atormenta mis pensamientos, mis inclinaciones; porque no sólo de pecar me agrado, mas me agrado también de haber pecado, Si tan malo nací, si tan nocivo genio asistió a mi concepción primera, a ti te culpa, culpa al hado esquivo, que me informó de condición tan fiera. De ti nací, por culpa tuya vivo. Acusa a tu descuido, que debiera a un hijo de tan torpe ayuntamiento fabricar en la cuna el monumento. Mas ya que la malicia de la suerte e indignación del cielo me ha estorbado para nefanda vida justa muerte, librando tu suplicio en mi pecado, la información postrera intento hacerte de la dura ocasión que me ha obligado al execrando exceso en que contigo ejecuté mi gusto y tu castigo. Esa oculta, divina inteligencia, que de mi infausto nacimiento el día te presentó en fantástica apariencia centella en mí que incendios producía, esa misma que en una y otra ciencia ha informado de suerte el alma mia, que excediendo los límites humanos, me atrevo a los secretos soberanos; ésa misma me ha dado tanto imperio en cuanto el padre de Faetón circunda del más alto de luces hemisferio, a la región de sombras más profunda, que, del poder de Dios en vituperio, produce Telus y Neptuno inunda, Vulcano da calor y aliento Eolo al albedrío de mi gusto solo. Lucifer o Plutón el cetro horrible ha renunciado en mí del hondo infierno, tanto que no hay espíritu invisible que al suyo no anteponga mi gobierno. No hay cosa a mis intentos imposible; émulo soy de aquel poder eterno que a conocer me obliga la justicia, si no a reconocerle la malicia. Con este, pues, de fuerzas más que humanas, y más que humanas ciencias fundamento, a obscurecer verdades soberanas se eleva mi obstinado pensamiento. En falsas leyes y opiniones vanas anegaré la tierra, el mar y el viento, intimando que yo soy el mesías que prometeron tantas profecías. Bien sé que no lo soy; bien que lo ha sido Jesús, que es hombre y Dios; mas yo, que al suelo por tipo, cifra, epílogo he nacido de la maldad mayor que ofendió al cielo, para serlo es forzoso haber sabido esta verdad pues si el confuso velo de la ignorancia me opusiese a ella, fuera yo menos malo en ofendella. Pues como a ejecutar tan alto intento, acreditar me importa que me ha dado de Judá el tribu claro nacimiento, según fue por Jacob profetizado, quiero matar contigo el argumento de la sangre de Dan que en ti he heredado, porque no deje mi rigor prescrito de cometer también este delito. Resuelto al parricidio detestable, por ser a Jesucristo en todo opuesto, te quise hacer del todo abominable, cometiendo contigo torpe incesto; que fue su madre virgen inviolable después y antes del parto, y yo con esto incestuosa madre vine a hacerte en la cuna, en el parto y en la muerte. Éste es mi fin, éste mi intento ha sido; y Elías ya, caudillo galileo, de soñadas visiones conducido, se acerca a dar principio a mi deseo; porque a su lengua por mi imperio asido un espíritu impuro del Leteo, dará a entender que es el profeta Elías, precursor destinado del Mesías. Y para acreditar que es mi venida del paraíso, en que mi engaño fundo, cual ves, de hierba me adorné tejida; que así al principio me ha de ver el mundo. La línea ya a tu edad estatuída llegó; parte a las ondas del profundo, de mis crueldades víctima primera. Quien tal hijo parió, a sus manos muera.
Mátala y échala en una sima
MADRE: ¡Ay de mí y ay de ti! ANTICRISTO: Tú, sima obscura, en quien este cadáver deposito, guarda en tu investigable sepultura mi origen siempre oculto y mi delito; que simulada luz de virtud pura desde este punto ostento y acredito, porque dé la engañosa hipocresía principio a mi tirana monarquía.
Vase el ANTICRISTO. Salen ELÍAS FALSO y los demás JUDÍOS, y BALÁN
BALÁN: Ésta es, conforme las señas que me dais, la tierra, hebreos, que buscan vuestros deseos. Término son estas peñas que con el cielo compiten, de las dos ciudades bellas, a quien del tiempo las huellas aun reliquias no permiten. Esas aguas cristalinas que veis de la sierra al fin, bañan de Corozaín las ya invisibles ruínas; y ésas, que muestra el bermejo terreno hacia el Aquilón, llanto de Betzaida son, si otra edad fueron espejo. ELÍAS FALSO: Ésta es la misma región, éste el valle, el monte, el prado, que en el sueño me ha enseñado
Parece el ANTICRISTO en lo alto, los ojos en el cielo, y una bandera roja en la mano, con esta señal negra en ella, "P"
la soberana visión. Aquí el sagrado mesías ha de estar... Mas, galileos, ya el cielo a nuestros deseos les cumplió las profecías. Veis allí suspenso al viento el redentor prometido, el mismo joven que ha sido previsto en mi pensamiento. JUDÍO 1: Las mismas señales muestra de tu soñada visión. JUDÍO 2: Y el carácter que el guión enseña en la mano diestra, es el que en la tuya vemos. JUDÍO 3: El aire pisa eminente. Con milagro tan patente, ¿qué más probanza queremos?
Arrodíllanse
ELÍAS FALSO: ¡Salve, Josué divino, que del Jordán las aguas divididas das seguro camino a tantas libertades oprimidas! JUDÍO 1: ¡Salve, nuevo Josef... JUDÍO 2: Isac.. JUDÍO 3: Elías! ELÍAS FALSO: ¡Salve, David... JUDÍO 1: Profeta... JUDÍO 2: Rey... JUDÍO 3: Mesías!
Baja por tramoya
ANTICRISTO: Vuestras voces, que volaron, hebreos, a mis oídos, a revocar mis sentidos del seno de Dios bastaron. Absorto miraba en él los archivos del misterio con que por mí al cautiverio quiere dar fin de Israel. Yo soy la misma visión que dio a tu vista y oído libre y despierto sentido en somnolenta prisión. ¡Oh, capitán valeroso! Yo el mismo que te mandé buscarme; yo el que estampé el carácter misterioso, que en este guión demuestro, en tu mano; que has de ser de mi venida y poder voz, precursor y maestro. Tu nombre lo significa, que desde tu concepción la divina prevención a esta empresa te dedica. Parte a Babilonia, pues, y en ella intrépidamente publica de gente en gente estas verdades que ves; que allí le dispone el cielo la infancia a mi monarquía. De allí la potencia mía, propagada a todo el suelo, vencerá cuantos estima soberbios reyes el mundo, desde el centro más profundo al más elevado clima; que la bestia que has soñado que salió del hondo abismo, es símbolo, es iconismo de este siglo y de este estado. De miembros la variedad figura diversas leyes, y los diez cuernos, diez reyes que imperan en esta edad; y el que empezando a nacer tres de ellos aniquiló, soy yo, que a tres reyes yo he de quitar el poder siendo mi fama veloz tan espantosa a los siete, que a mi imperio los sujete sólo el eco de mi voz. ELÍAS FALSO: De maravilla tan alta soy testigo, y valor tengo con que a morir me prevengo; pero, ¿cómo, si me falta fuerza para defendella, ciencia para acreditarla, me envías a predicarla por precursor tuyo y della? ANTICRISTO: No temas, en mí confía; que para tan justa hazaña espíritu te acompaña, sabio paredro te guía, que de infusa enciclopedia te dotará, y elocuentes tus labios, los diferentes idiomas de Asiría y Media sabrán, y cuantos Babel vio en su ciega confusión.
Dale la bandera
Lleva este santo pendón, y a cuantos debajo de él se alisten, selle la diestra esta cifrada señal, que mi blasón celestial, que es Cristo, en sus notas muestra. Parte ya, sonante trompa de mi verdad y mi voz, y en virtud mía, veloz tu cuerpo los aires rompa. ELÍAS FALSO: Ya crecen las fuerzas mías, y ya en divinos alientos mi voz sonará en los vientos:
Baja una nube de campana, y cógelo dentro, y llévale a lo alto
hombres, ya vino el mesías.
Vase ELÍAS FALSO
BALÁN: ¿Quién hay que no se alborote con lo que está sucediendo? ¡Voto a mí, que va rompiendo el aire como un virote! JUDÍO 1: ¡Gracias a Dios, que este día vio ya el pueblo de Israel! BALÁN: Señor, en efeto, ¿es él el verdadero Mejía? ANTICRISTO: Sí, Balán. BALÁN: ¿Mi nombre sabe? El demonio se lo dijo. ANTICRISTO: ¿Dúdaslo? BALÁN: Ya lo colijo que en quien tanto poder cabe que endivina el pensamiento, y sin conocerme, el nombre me sabe, y arroja un hombre como bala por el viento, es el divino Mejía prometido al pueblo hebreo. ANTICRISTO: ¿Créeslo así? BALÁN: Asi lo creo. ANTICRISTO: Pues con esta empresa mía que en la mano te retrato, quedas por mío.
Pega la palma de la mano derecha con la de BALÁN, y él muestra en ella esta señal, "P"
BALÁN: ¿Qué es esto? ¡Voto a Moisén, que me ha puesto en la mano un garabato que borrarlo es por demás! ANTICRISTO: Pues tan constante ha de ser, como en ella el caracter, en ti la fe que me das. Parte, y entre los pastores de tu comarca pregona lo que has visto en mi persona; y si gozar mis favores pretendieres, me hallarás en Babilonia. BALÁN: ¿Un pastor haces tú predicador? Pero dime, ¿cómo estás, si de lejía te dan el nombre, de árbol vestido? Que a mí más me has parecido un figurón de arrayán de algún jardin. ANTICRISTO: Hasta aquí en el paraíso he estado, y el mismo traje he tomado del lugar en que viví. Vosotros, venid conmigo, y ya desde hoy renunciad el delito y la impiedad. Seguid la senda que sigo de lo justo, porque aquí para dar colmado empleo a cuanto os pida el deseo, os basta seguirme a mí. Daré al lascivo bellezas, manjares daré al glotón, al ambicioso, opinión, al cudicioso, riquezas. justicia haré al ofendido, al triste consolaré, al doliente sanaré, levantaré al abatido; que yo vengo a hacer dichosa la familia de Israel, y el cautiverio crüel en libertad deliciosa le cambiaré de tal suerte, que vuelto ya en cielo el suelo, sólo dé ventaja al cielo en la excepción de la muerte.
Vase el ANTICRISTO
BALÁN: ¿Manjares daré al glotón? Esta partida me toca. ¡Albricias!, tripas y boca; no me ha de quedar capón, si no canta, que el profundo no emboque por la garganta; porque un capón que no canta, ¿de qué sirve en este mundo?
Vase BALÁN. Sale SOFÍA, con manto, y su HERMANO
HERMANO: De prodigiosos portentos está turbada la tierra de Asiría, y agora al fin ese crinado cometa que acompañando al lucero en el oriente se muestra, y en su elevación mayor discurriendo las esferas, mira en opuesto cenit la Babilonia caldea, denota horribles sucesos. SOFÍA: Y es lo bueno que hacen fiesta de salir a verle al campo. HERMANO: No es costumbre al mundo nueva. Por esta puerta que al alba mira derramando perlas, a verle sale la gente; ya su concurso comienza. Alégrate, hermana mía, pues sólo porque diviertas tus tristezas te he traído; y el Éufrates en sus hierbas te ofrece alfombras, Sofía, porque descanses en ellas. SOFÍA: ¿Cómo podré descansar en medio de tantas penas, cuando tan graves prodigios amenazan a la iglesia? Poderoso sois, mi Dios; volved por vos; que la tierra otra vez os crucifica y os previene injurias nuevas.
Salen dos JUDÍOS
JUDÍO 1: Los astrólogos, ¿qué han dicho, Tobías, de este cometa? JUDÍO 2: Mudanzas de monarquías por él y por las estrellas pronostican; mas yo pienso que la venida nos muestra del mesías.
Sale un MORO
MORO: Enojado sin duda está con la tierra Mahoma, pues con portentos nos aflige y amedrenta.
Sale un GENTIL
GENTIL: ¡Ah, Júpiter soberano! Si te ofenden los que niegan tu deidad, en ellos solos muestren tus rayos sus fuerzas.
Alborótase SOFÍA
SOFÍA: ¡Ay de mí! HERMANO: ¿Qué es esto, hermana? SOFÍA: ¿No miráis una culebra en el camino? ¿No veis una ceraste en la senda, que el pie le muerde a un caballo, que un hombre en su espalda lleva, a quien ciñe una corona de diez puntas la cabeza? HERMANO: (Sin duda ha perdido el seso.) Aparte SOFÍA: Hombre, rey, monarca, césar, tente bien. HERMANO: ¡Qué gran desdicha! SOFÍA: ¡Qué miserable tragedia! Por las ancas del caballo de espaldas ha dado en tierra.
Sale ELÍAS FALSO en el aire, con el guíón en la mano
ELÍAS FALSO: Babilonia, Babilonia, cumplió el cielo sus promesas. Ya el soberano Mesías pisa la dichosa tierra. Ya del tribu del Judá la sagrada decendencia dio monarca redentor a la oprimida Judea. Ese que al oriente nace radiante y claro cometa, estrella pronosticada por la sibila Cumea, dice en su luz su verdad, y en sus rayos, que a diversas regiones del orbe miran, testifica su potencia. Yo soy el profeta Elías, que para lucero de ella en el paraíso ha tanto que Dios de morir reserva. Yo le vi con estos ojos, yo con estas manos mesmas le toqué; yo precursor de su inefable grandeza, de sus milagros os hago testimonio, pues no llega mi mayor admiración a su menor excelencia. Hombres, hombres, ¿qué aguardáis? Prevenid, que ya se acerca sobre las nubes del cielo el mesías a la tierra, los oídos a su voz, los pechos a su obediencia, los caminos a sus pies, la corona a su cabeza.
Desparece por el aire
SOFÍA: Mientes, infernal serpiente. JUDÍO 1: Divino aliento, profeta soberano, ¿adónde vas?
Vase
MORO: ¿Por qué huyes? ¡Vuelve, espera!
Vase
JUDÍO 2: Todo es horrores el cielo.
Vase
GENTIL: Toda es asombros la tierra.
Vase
SOFÍA: ¡Aguarda, espíritu falso, que del imperio de penas vienes a turbar el mundo con tan espantosas nuevas! ¡No huyas! ¡Vuelve, cobarde! ¡Ven; que una mujer te espera para probarte que mientes, y miente esa horrible bestia que del abismo profundo sale a contrastar la Iglesia! Mas yo, que soy el soldado más humilde que en defensa del crucífero estandarte ofrece el pecho a la guerra, he de vencerle y poner el pie sobre su cabeza. HERMANO: (Sagrado aliento la inspira, Aparte y mi fe con tales muestras, la que por loca lloraba, por profetisa venera.)
Vanse. Salen el PATRIARCA judío, viejo, y tres JUDÍOS
PATRIARCA: ¿Cómo es posible, si está escrito en las profecías que ha de venir el mesías de los reyes de Judá; y en Babilonia poseo yo, por derecho heredado de este tribu, el principado del pueblo de Dios hebreo; y hasta agora no he tenido más de una hija, que en flor fue despojo del rigor de la muerte, haber venido el prometido mesías? Ilusión ha sido, hebreos; que acreditan los deseos engañosas fantasías.
Sale ELÍAS FALSO
ELÍAS FALSO: Patriarca babilonio, ¿Por qué con dudas ofendes los misterios que no entiendes, si el más claro testimonio de la verdad que sustento es no ser comprehendida su soberana venida del humano entendimiento? ¿Ha de nacer el mesías según orden natural? Del redentor celestial, del hijo de Dios, ¿querías que los misterios arcanos que muestran su potestad, la corta capacidad de los discursos humanos comprehenda? Siendo todo milagro de su poder, pues lo es tan grande el nacer, ¿por qué no ha de serlo el modo? Si lo impugnas, porque en él ha de trasladar tu muerte el cetro judaico, advierte que en vano al Dios de Israel te opones... Mas ya los vientos en veloz cándida nube leve surca y fácil sube, y acordes los elementos, rompen las regiones mudas con sonorosas corcheas, porque en su obediencia veas lo que en tu ignorancia dudas.
Sale el ANTICRISTO. Baja en nube por tramoya el ANTICRISTO vestido como primero, y entre tanto cantan esta copla
MÚSICA: "¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz y amor, pues hoy desciende el Criador a redemír las criaturas!"
Sale de la nube y arrodillase delante del PATRIARCA
ANTICRISTO: ¡Salve, oh, tú, de Jesé estirpe dichosa, de cuya fértil generosa vara nació purpúrea flor, cándida rosa! ¡Salve, salve otra vez, progenie clara de Judá, que león produce al suelo a conquistar del orbe la tïara! ¡Salve mil veces, venturoso abuelo de este, si humilde, celestial mesías, de este, si hijo de Dios, en mortal velo! Conoce efetos ya las profecías, celebra ya mercedes las promesas que el cielo cumple en tus felices días. Dame la mano. PATRIARCA: ¿Mano mortal besas tú, de Dios hijo, y redentor del mundo? Negando estás lo mismo que confiesas. ANTICRISTO: En justa ley esta obediencia fundo; que eres mi abuelo, y rey del pueblo hebreo; y en tanto que mis sienes no circundo de la corona que en las tuyas veo, yo así, pues vengo a ser obedecido, lo mismo dogmatizo que deseo. Y porque ya tu edad del concedido término toca el límite postrero, aplica a mis acentos el oído, que el gran misterio declararte quiero, Joás, con que de Dios omnipotente, soy hijo, y por abuelo te venero. Tu hija Ester, que en lustro floreciente al túmulo lloraste trasladada, fue del que miras sol, cándido oriente. No muerta, no, mas viva transportada fue por mi padre a aquel fecundo suelo, habitación de Adán mal conservada. Allí, en admiración de tierra y cielo, sin obra de varón, le dio al mesias su claustro virginal humano velo, según por inspiradas profecías la sibila Sambete lo predijo, según los vaticinios de Isaías. "Concebirá una virgen clausa un hijo," cantó el profeta; que la mente hebrea inclusa en la dicción "clausura" dijo. ¿Quién, pues, será tan ciego que no vea la verdad del pronóstico en su efeto, que el pueblo de Israel tanto desea, pues a tu hija virgen el secreto sepulcro fue clausura, porque fuera, oculto en ella, yo de Dios conecto? Si no te vences, contumaz, pondera, que afirma lo que niegas, obediente solio a mis plantas, la más alta esfera; o pida tu protervia resistente el cuerpo de tu hija, que dormido diste a la tumba, que le llora ausente; y verás, Patriarca, convertido el precioso tesoro en sombra vana, y en cenotafio el que sepulcro ha sido; que ya dichosa Ester, en soberana mansión, por digna madre del mesías, al alma junta la porción humana. Mas ya el último instante de tus días, de mí preconocido, es testimonio que te acredita las verdades mías. PATRIARCA: Yo muero. Éste es--¡oh, pueblo babilonio!-- el triunfante David que ya venero, rey desde el indio suelo al macedonio. Éste es de Dios el hijo verdadero, por quien dan a Israel las profecías el libre estado que gozó primero. Agora ya, Señor, tu siervo envías en paz, conforme a la palabra tuya, pues que vieron mis ojos al Mesías.
Cae muerto
ELÍAS FALSO: Murió: ¿quién hay que tu poder no arguya? JUDÍO 1: ¡Viva el rey de Israel, y al pueblo hebreo la libertad preciosa restituya! ANTICRISTO: Hoy su línea tocó vuestro deseo, hoy pondrá en la cerviz más impaciente la vencedora planta el galileo; que hoy en solío real y en eminente trono ocupando el cetro y la corona, mi nombre volará de gente en gente. ELÍAS FALSO: El cielo mismo tu poder pregona.
Sale SOFÍA
SOFÍA: Torrente de Flegetón, que en llamas abrasadoras, opuesto al cielo, pretendes inundar las cinco zonas; símbolo de la maldad, en quien cifra y epiloga todo su imperio el infierno, Lucifer sus fuerzas todas, ¿qué nueva torre fabricas, qué nueva máquina formas contra el poder de los cielos en la región babilonia? ¿Con qué engaños te acreditas?, ¿Piensas tú que el mundo ignora que eres aquel Belial, que en proféticas historias con soberanos impulsos anunciaron tantas bocas de santos vaticinantes y de sibilas hariolas? ¿Piensas tú que ha de ocultarse que tus artes engañosas por nigrománticos pactos tan raros portentos obran? Y si la vecina muerte de tu Patriarca agora anunciaste, fue dictando el pronóstico a tu boca el demonio, cuya ciencia angélica es poderosa a colegir de la vida por los humores las horas. Pues apercibe tus fuerzas, y en tus conjuros invoca cuantos espíritus fueron ya luces, y ya son sombras. Cuantos ya precipitados, por soberbios, de la gloria, niegan arrepentimientos cuando escarmientos informan; que esta mujer flaca, humilde, a quien la verdad exhorta, contra ti publica guerras, y enemistades pregona. ELÍAS FALSO: ¡Loca mujer! ANTICRISTO: ¡Deteneos! ¡No la ofendáis, si está loca... (Aunque la defiendo más Aparte que por loca, por hermosa. Ya mis lascivos deseos ciegamente me provocan a gozar de su belleza; mas acreditarme importa con simulada piedad y mansedumbre engañosa hasta confirmar mi imperio; que después las riendas todas soltaré a mis apetitos.) Mujer, mi piedad perdona injurias a tu ignorancia. Vete en paz, que en breves horas darán luz a tus tinieblas mis hazañas milagrosas, pues de mi ciencia y poder no habrá centro que te esconda. JUDÍO 1: ¡Qué piedad! JUDIO 2: ¡Qué mansedumbre! ELÍAS FALSO: Bien en su misericordia se ve que es hijo de Dios. SOFÍA: En vano a la paz me exhortas, cuando el cielo me destina para oponerme a tu gloria. ANTICRISTO: En vano tú a mi poder, como al fuego árida estopa, como frágil barca al mar, como tierna flor al Bóreas, oposición solicitas. SOFIÁ: El cielo dará a mi boca tanta fuerza en las palabras, que me admires vencedora. ANTICRISTO: Quitaré a tu lengua yo, dándote pena piadosa, las articuladas voces, porque mi deidad conozcas, y porque desdigas muda lo que parlera pregonas. Desde aquí a tu entendimiento niegue obediencia la boca, hasta que rendida ofrezcas holocaustos a mi gloria.
Quiere SOFÍA responder, y hace señas de muda
ELÍAS FALSO: Su lengua has encarcelado. ¿Cómo agora no blasonas?
Hace SOFÍA la cruz con los dedos y pónesela en la boca, y vase
JUDÍO 1: Con la cruz sella los labios, y de vencida, furiosa se parte de tu presencia. JUDÍO 2: Testimonio dan tus obras de tu poder soberano. ANTICRISTO: (Si no me venciese hermosa Aparte o la que poderoso venzo.)
Tocan cajas
TODOS: ¡Viva el rey de Babilonia!

FIN DEL PRIMER ACTO

 

El Anticristo, Jornada II


Texto electrónico por Vern G. Williamsen y J T Abraham
Formateo adicional por Matthew D. Stroud
 

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Actualización más reciente: 24 Jun 2002